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lunes, 18 de noviembre de 2024

Un “lejano” Oriente lejano

Donald Trump no impresionó en Asia...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 16/11/2017
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Donald Trump-Recorrido por Asia
En China, sus pasos, parecieron más comedidos, ya que de alguna manera “ha aprendido a vérselas” con un coloso que supera a los Estados Unidos en muchos aspectos.

Y confirma nuestro sumario la evaluación aparecida en un reciente despacho de prensa que vale la pena citar textualmente: “una visita a cinco países y muchos apretones de manos que concluyen sin que Trump haya logrado convencer sobre el nuevo papel de Washington en la zona.”

De manera que la variopinta mezcla de mensajes digitales, poses calculadas, irreverencias, fotos, sonrisas, turbaciones, desatinos, altanerías y chabacanerías, todas en el entorno de la gira presidencial por Asia, no apuntan ni mucho menos a un éxito diplomático ni político del hombre que se dice determinado a siempre colocar a “Estados Unidos por delante.”

Porque ciertamente, ni entrevistas personales ni participación en dos reuniones claves como las nuevas ediciones del Foro de Cooperación Asia Pacífico, APEC, y de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, ASEAN, con sedes en Viet Nam y Filipinas, respectivamente, dieron los “lustres” deseados  a la gira del nuevo jefe de la Casa Blanca.

Según el rotativo The Washington Post, primaban “cuatro razones por las cuales este viaje era tan importante: clarificar la política norteamericana; reafirmar los vínculos Estados Unidos-Asia; forjar un consenso más fuerte sobre la denominada amenaza nuclear de Corea del Norte; y aprovechar la oportunidad para negociar más fuerte los intereses económicos de la primera potencia capitalista”.

De hecho, a esa lista respondieron esencialmente los encuentros de Trump con las máximas autoridades de Japón y Corea del Sur. Con ellas se explayó sobre la grave amenaza que representa el naciente poderío nuclear y misilístico de Corea del Norte, y a partir de ese presupuesto concretó importantes ventas y ajustes militares con ambas naciones, muy provechosos para los grandes consorcios armamentistas norteamericanos.

Por demás, y como plato adicional logró, al menos formalmente, que sus dos primeros anfitriones admitiesen “mejorar” sus relaciones comerciales con la gran potencia hegemónica, prestando oídos a sus reclamos de  mayor apertura a las mercaderías Made in USA como forma de paliar los elevados adeudos comerciales estadounidenses. De paso, hizo burlas de la “eficacia” de la economía nipona, violentó protocolos ancestrales, algunos de ellos tradicionalmente sensibles, y dejó claro que un cowboy  no tiene que reparar demasiado en quienes le rodean.

En China, sus pasos, sin embargo, parecieron más comedidos, primero por la talla y el talante de su interlocutor, y el interés de mostrar que de alguna manera “ha aprendido a vérselas” con un coloso que ya supera a los Estados Unidos en muchos aspectos.

La firma de cientos de actas de intención comercial bilaterales resonó como un pretendido triunfo de su gestión económica ante el mayor acreedor de Washington, pero lo cierto es que justo se trata de “posibilidades”, de “opciones”, de “perspectivas”, y eso no abulta ningún saco.

Por demás, China, en el peliagudo tema norcoreano, persistió en su llamado a la calma, la reflexión y el diálogo, por encima de los ruidos de guerra.

Lo insulso seguiría en lo adelante al Air Force One a su arribo a Viet Nam y luego, a Filipinas.

Por cierto, tal vez alguien debió recordarle a Trump (que evadió -influencias mediante- el ser enviado como militar a la guerra de agresión  gringa en Indochina) que en la ciudad vietnamita de Da Nang, sede de la cumbre de la APEC, radicó la mayor base bélica de los Estados Unidos durante aquel conflicto, barrida cientos de veces por los morteros del Viet Cong y finalmente ocupada definitivamente por las guerrillas.

Y justo en Da Nang, como posteriormente en Manila, si bien Trump volvió a clamar por el fin de las concertaciones económicas globales y su sustitución por las tratativas de tú a tú (donde la ventaja es mayor para el más fuerte), el multilateralismo económico llenó todos los espacios, dejando en solitario, una vez más, el individualismo y el chovinismo que hoy agita la Casa Blanca.

En pocas palabras, hablamos de un periplo que no por largo, variado, controvertido e intenso, movió pilares claves en Asia…por el contrario, se quedó enredado en ellos.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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