Los rumbos políticos en la región latinoamericana y caribeña se agitan de manera casi constante, en un sentido progresista o neoliberal, en el que los grandes capitales intentan apoderarse de cada una de las naciones integrantes de esta importantísima zona, rica en recursos naturales.
En medio de cambios originados por los planes globales del capitalismo, y su fase superior, el imperialismo, una vez parcialmente aniquilados los gobiernos de corte progresista en América Latina y El Caribe, iniciados por Cuba en 1959 y 30 años después con el triunfo del revolucionario venezolano Hugo Chávez, varias organizaciones integracionistas quedaron debilitadas o desaparecieron.
Entre aquel grupo de organismos destinados al fortalecimiento de la unidad latinoamericana y caribeña surgió, por iniciativa de Chávez y de Fidel Castro, ambos fallecidos, la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), en diciembre de 2004.
Este mecanismo integrador, con importantes éxitos políticos, económicos y sociales durante el auge del progresismo regional, mantiene su estructura y continúa la batalla contra las fuerzas de derecha en busca del mejoramiento de las poblaciones de manera inclusiva y solidaria.
El bloque mantiene un Consejo Político integrado por los cancilleres de los países miembros, cuya función principal es la de asesorar al Consejo Presidencial, al que pertenecen los mandatarios y que es la máxima instancia de deliberación, decisión y orientación a futuro.
El Consejo Económico, que busca la reactivación de una zona deprimida debido al bajón en el sector turístico, su principal fuente de ingresos, está conformado por ministros designados por cada país, en especial los de sectores de industrias, economía, finanzas, comercio, planificación y desarrollo.
Mientras en los convulsionados días que transcurren para América Latina y El Caribe debido, entre otras causas, a la ofensiva imperialista contra los gobiernos izquierdistas —como Nicaragua, Cuba, Venezuela— y realizan planes de distintas tipologías para evitar el triunfo de nuevos líderes en las urnas, el ALBA-TCP mantiene la búsqueda de mecanismos para continuar como un órgano de actividad permanente.
La zona geográfica donde opera esta organización está siendo brutalmente castigada por la inoperancia y malos gobiernos neoliberales que dejan a su suerte a millones de seres humanos afectados por la pandemia del COVID-19, desastres naturales, economías destruidas, y una pobreza con tendencia al endemismo.
En la actualidad pertenecen al ALBA-TCP Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Dominica, Antigua y Barbudas, Granada, San Vicente y las Granadinas, y San Cristóbal y Nieves. El retorno de Bolivia resulta un aliento para el ALBA-TCP y sus principios basados en la soberanía, cooperación, solidaridad e independencia.
La nación del altiplano vivió un año bajo el embate de una dictadura de facto presidida por la exsenadora Jeanine Áñez, quien sacó a su país de este organismo unitario, luego de la renuncia forzada del exmandatario Evo Morales en noviembre de 2019.
El nuevo mandatario del Estado Plurinacional, Luis Arce, en un videomensaje, expresó: “Volvimos al ALBA-TCP y ahora reafirmamos nuestro compromiso con sus principios”.
En su opinión, no son pocos los logros alcanzados en esta década y media ni fueron fáciles; sin embargo, añadió, “nuestro deber es seguir avanzando para alcanzar la unidad de nuestros países y continuar la obra de nuestros antecesores”.
Arce, exministro de economía de Morales, agregó que avanzar en la actualidad supone asumir medidas que incentiven el crecimiento y fortalecimiento de instrumentos soberanos y sostenibles que tengan a la humanidad como eje central
NUEVOS RETOS PARA EL ALBA
Al parecer, a pesar de las difíciles circunstancias actuales, las cuales también inciden en el desenvolvimiento de sus miembros, el ALBA-TCP encontró los mecanismos que le permiten continuar en plena actividad creativa.
Los logros alcanzados son un acicate y la organización está preparada para repetirlos. Se recuerda con especial satisfacción la preparación y puesta en práctica de la llamada Operación Milagro, que movilizó a miles de médicos cubanos, y después venezolanos, para devolverle la visión de manera gratuita a por lo menos cuatro millones de latinoamericanos y caribeños pobres. Primero viajaban a Cuba para ser intervenidos, la mayoría de cataratas, y luego Caracas creó centros especializados con igual propósito, que evitaban viajes y estadías en la isla.
Cientos de pacientes residentes en países fronterizos con Venezuela acudieron a los hospitales donde se encontraban los especialistas locales y extranjeros en busca de eliminar la enfermedad causante de ceguera.
Asimismo, más de 29 749 médicos de 115 países, integrantes de familias pobres, se han graduado como médicos en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), de Cuba, y después Venezuela fundó otra similar.
También las campañas de alfabetización celebradas bajo sus banderas, con la colaboración cubana, realizadas en Venezuela, Bolivia y Nicaragua.
MANTENERSE ACTIVO
El principal reto para el mecanismo regional es mantenerse activo en sus humanistas principios y la derrota de los planes derechistas organizados por Estados Unidos para desaparecerlo, como hizo con la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), otro ente unitario regional.
Además de la reincorporación boliviana, también los jefes de Estado y de Gobierno analizaron en su última reunión en marzo pasado la victoria del Gran Polo Patriótico en las elecciones legislativas de Venezuela, que permitió la instalación de una Asamblea Nacional plural; la reelección de Gonsalves como primer ministro sanvicentino, y la de Timothy Harris, en igual cargo en San Cristóbal y Nieves.
Pero este 2021 es un año particularmente complejo para los miembros del bloque regional ante la gravedad de la pandemia del nuevo coronavirus y su repercusión en el desplome de las economías nacionales.
Los meses transcurridos desde que se anunció la aparición de la primera vacuna contra el virus demostraron que el antígeno estaría disponible para los países ricos, creadores de monopolios enriquecedores, mientras los de economías subdesarrolladas debían ver morir a sus habitantes.
La situación cambió cuando en diciembre último, en la XVIII Cumbre, el ALBA-TCP anunció un proyecto que paliaría la situación de injusticia y desigualdad ejercido por un reducido grupo de gobiernos que acaparan la mayoría de las dosis de vacunas para atender la emergencia sanitaria en sus países.
Al cierre del pasado día 12, desde los primeros casos conocidos en el 2020, en América Latina y el Caribe habían fallecido 832 423 individuos y contagiados 26 253 240, según datos oficiales de la Organización Mundial de la Salud.
En fecha reciente, el secretario ejecutivo del bloque regional, el diplomático boliviano Sacha Llorenti, informó que el Consejo Social del organismo y la directiva del Banco del ALBA, con sede en Caracas, coordinarán el acceso a los tratamientos para la enfermedad por coronavirus.
Durante una reunión del Consejo Social del ALBA-TCP, los ministros de esa área determinaron centrar los esfuerzos en la constitución de un banco de vacunas, medicamentos e insumos bajo los principios del intercambio justo, la complementariedad, la integración y la solidaridad.
La ALBA-TCP decidió asegurar mecanismos de financiamiento y asignación de recursos para llevar a cabo los planes y proyectos relacionados con la situación pandémica y pospandémica.
En tal sentido, el secretario ejecutivo del ALBA-TCP anunció la disposición de un fondo a través del Banco del Alba, por dos millones de dólares, destinado a los Estados insulares del Caribe oriental Antigua y Barbuda, Dominica, San Vicente y Las Granadinas, Granada y San Cristóbal y Nieves.
A mediano plazo, el organismo financiero prevé tributar recursos a la creación del fondo de vacunas y tratamientos, además de contribuir a la activación de un puente aéreo, en colaboración con la aerolínea estatal venezolana Conviasa, para el traslado de medicamentos y antídotos destinados a atender la emergencia sanitaria.
Cuba, el único país de América Latina y el Caribe en crear vacunas propias, mostró su disposición a compartir el antígeno con sus hermanos pobres de la región, en especial El Caribe. Las cinco vacunas cubanas, varias en fase de ensayo clínico, se producirán de forma masiva hasta alcanzar, en principio, las 100 000 000 de dosis. La población cubana es de algo más de 11 000 000 de personas.
El Consejo Social acordó además avanzar en la cobertura universal e integral de servicios de atención a los casos de COVID-19, mediante el fortalecimiento y rehabilitación de la capacidad hospitalaria de los países miembros.
Asimismo, el ALBA-TCP convino afianzar la coordinación entre los sectores de la salud y la educación superior, con vistas a impulsar programas de formación, así como promover la transferencia de tecnología y la difusión de información científica y técnica, y potenciar el intercambio de buenas prácticas para el combate a la pandemia.
DINAMISMO Y FUERZA
En uno de los artículos de su fundación, además de convertirse en una alternativa antineoliberal, a futuro sus principales retos están en articular la cooperación y el desarrollo sobre la base de la reactivación económica.
En ese sentido, el presidente venezolano Nicolás Maduro indicó que las cancillerías estuvieron trabajando en un conjunto de propuestas y documentos para asumir con fuerza y dinamismo este complejo 2021.
Destacó en marzo pasado, que el ALBA “es campeón mundial en la defensa de las causas justas, de la dignidad y del derecho de la humanidad a la vida, a la paz, al desarrollo”.
Otros presidentes, que de manera virtual participaron en la reunión de alto nivel, agradecieron el apoyo brindado por Cuba a los países de la región y del mundo en la lucha contra la COVID-19, y resaltaron la importancia del ALBA como vanguardia política y foro para coordinar las posiciones valientes y revolucionarias en el área.
La fortaleza de la Alianza está a prueba otra vez. San Vicente y las Granadinas (un archipiélago de 32 ínsulas) enfrenta un fenómeno natural de grandes proporciones con la erupción del volcán La Soufrière, que afecta con caída de cenizas y flujos piroclásticos una amplia zona del país de 110 000 habitantes.
Hasta este martes había más de 15 000 residentes evacuados de San Vicente, la llamada isla grande, con pueblos enteros cubiertos de cenizas y afectaciones de viviendas y otras instalaciones. Venezuela ya se hizo presente con cargas de insumos alimentarios, médicos y agua potable.
También Cuba mostró su solidaridad con la isla y requirió al premier Gonsalves las necesidades perentorias para aliviar los daños ocasionados por el volcán que desde el pasado día 9 lanza columnas de humo de hasta ocho kilómetros de altura, según reportes oficiales.
Varias islas colindantes, miembros del ALBA-TCP, también se han ofrecido para ayudar a San Vicente y las Granadinas en su batalla contra la montaña que no explotaba desde 1979. El mecanismo regional está activado. Será capaz de demostrar, una vez más, sus humanitarios principios de solidaridad.
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