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sábado, 16 de noviembre de 2024

Sed global(+Thinglink)

El agua puede convertirse en lo mediato en un grave problema mundial...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 22/03/2017
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Sed-Día mundial del agua
Según estudiosos, “el requerimiento global de agua supera ya los cuatro billones de litros al año”.

Es bueno declarar e instrumentar fechas para recordarle a la gente hechos relevantes, eventos trascendentes, y peligros de consecuencias imprevisibles.

Y este 22 de marzo, Día Mundial del Agua, de seguro no habrá festejos entre aquellos que le dediquen al tema una jornada de pensamiento honesto, porque ciertamente estaremos urgando en un asunto que tiene todas las probabilidades de desembocar en un enorme drama para la propia existencia del planeta y de todas las manifestaciones de vida.

Y toca precisamente a los “seres pensantes” hacer algo efectivo para intentar frenar el desastre, cuando es evidente la mezcla de culpabilidad e indiferencia que se impone entre aquellos que no quieren ver las realidades y parecen imbuidos de la loca idea de que, a tono con sus riquezas y poderes, quedarían exentos de la irremediable explosión del medio ambiente y el fin de los recursos que hasta ahora se rifan y usurpan con total irracionalidad y mezquindad.

Vale un recordario fundamental: en algún momento de la década del setenta del pasado siglo, la Tierra perdió la capacidad de regeneración frente a las masivas agresiones al entorno, de manera que desde entonces las pérdidas se vienen acumulando y la cuenta regresiva hacia la debacle ecológica sigue su inexorable marcha.

La primera Cumbre ambiental, con sede en Rio de Janeiro a inicios de los años noventa, fue advertida de que nuestra propia especie marchaba al suicidio ante el envenamiento de los suelos, el aire y las aguas, y paradógicamente, en ese escenario, George Bush padre, entonces presidente de los Estados Unidos, se negó a rubricar el acuerdo mundial para limitar la emisiones a la atmósfera de gaces de efecto invernadero.

 Y a más de cuatro decenios del quiebre de las defensas naturales del planeta y a un cuarto de siglo de aquel primer encuentro en la capital brasileña, el poderoso grupo G-20, reunido en Alemania este mes de marzo, ni siquiera incluyó el cambio climático en su agenda. Mientras, la degradación sigue adelante con cifras que espantan.

En el caso del agua potable, unos dos millones de toneladas de desechos contaminantes son vertidos a diario en ríos, lagos y mares, procedentes de industrias, del uso de productos químicos, de producciones altamente nocivas, de la explotación minera y petrolera legal o ilegal, de los laboratorios cladestinos para la producción de drogas, o de los residuales del consumo humano siempre en crecimiento a la par  con  el incremento demográfico planetario.

Si un litro de tales residuos corrompe ocho litros de agua limpia, no es difìcil entonces imaginar hacia donde vamos. Con más razón cuando solo el 2,53 por ciento del agua existente en esta deteriorada y agredida casa mundial es apta para el uso de nuestra especie y de buena parte de las plantas y los animales. El resto, es decir, poco menos del 98 por ciento del preciado líquido, corresponde a los extendidos océanos salados.

Según estudios sobre el tema, “el ser humano extrae un ocho por ciento del total anual de agua dulce renovable, y se apropia del veintisés por ciento de la evapotranspiración anual y de más de la mitad las aguas corrientes.”

Así, indican los expertos “el hombre desempeña actualmente un papel importante en el ciclo hidrológico.” Y si esa notabilísima influencia tiene un enorme componente de irresponsabilidad, egoísmo e inconsciencia, bien arreglados estaremos en pocos años.

 De hecho, anotan otros estudiosos, “el requerimiento global de agua supera ya los cuatro billones de litros al año, y las fuentes naturales del precioso líquido no dan abasto a semejante demanda”, al punto de que “no es difícil imaginarse que si no se encuentra una pronta solución, es muy alta la posibilidad de que estallen guerras por el control sobre el agua dulce, con más razón cuando “se calcula que para el año 2030 habrá una demanda cuarenta por ciento superior, la cual el planeta no podrá satisfacer.”

Hoy unos 800 millones de seres humanos no tienen acceso a fuentes seguras de suministro de agua, dos millones mueren cada doce meses por falta del vital líquido y las consecuencias que de ello se derivan, y  es muy probable que en quince años más la mitad de la población mundial deba intentar subsistir en áreas en las que no habrá suficiente agua para todos.

Y todos…escuchen los de mente obtusa y miras egoístas…es todos sin excepción.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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