Tras duros combates, se anunció finalmente que las tropas del Ejército Nacional de Siria, apoyadas por milicias populares y los precisos bombardeos de la aviación rusa, tomaron por completo la ciudad de Palmira, en la provincia de Homs, no solo un importantísimo centro arqueológico, sino también antesala de la zona de Raqa, el principal bastión yihadista en territorio sirio.
Los combatientes leales a Damasco se entregaron de inmediato, junto a especialistas rusos, al desminado de la urbe, ubicada en un oasis y declarada por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, como Patrimonio de la Humanidad,
Palmira fue ocupada por los terroristas en mayo del pasado año. Durante su permanencia el El destruyó numerosos monumentos del siglo uno después de Cristo, como el templo de Bel, el Arco de Triunfo y el templete de Bel Shamín, entre otras reliquias arquitectónicas. Además, en esas ruinas fueron cometidas numerosas ejecuciones sumarias, como el asesinato de veinticinco militares sirios a manos de sicarios extremistas.
Con la conquista de Palmira, logra Damasco una trascendente victoria que debilita sensiblemente el poder del EI, hostilizado, además, por el vecino Iraq en sus posiciones originarias de Mosul, en la provincia de Nínive.
Asimismo, se reduce significativamente el territorio sirio en manos de los terroristas, y Damasco fortalece su posición de cara a los posibles arreglos políticos abiertos días atrás bajo dirección de la ONU en Ginebra, y que se reiniciarán el próximo 9 de abril.
Por otra parte, y como un mentís para aquellos que vieron como un signo de debilidad o abandono la reciente decisión del Kremlin de reducir sus efectivos militares en Siria, se considera decisiva la acción de la aviación rusa en la toma de Palmira.
Los aparatos de guerra tuvieron a su cargo la destrucción de numerosos emplazamientos artilleros, campos de entrenamiento, puestos de mando y comunicaciones, así como medios de transporte.
Como ya apuntamos, recién llegados zapadores rusos con tecnología robótica trabajan junto a sus pares sirios en la desactivación de minas y trampas explosivas dejadas por los yihadistas en su masiva retirada, a la vez que ayuda humanitaria y para la recuperación de obras arquitectónicas antiguas también ha sido enviada por Moscú a la zona. Ello confirma no solo la persistencia del apoyo ruso a las legítimas autoridades de Siria, sino además su probada eficacia.
Por si fuera poco, vale recordar a aquellos que hacen malsano hincapié en que Moscú “prosigue la guerra” en medio de un cese del fuego en vigencia en Siria por iniciativa de la propia Rusia y los Estados Unidos, que en las bases de esa iniciativa tanto el Estado Islámico como Al Nusra, la versión siria de Al Qaeda, quedaron totalmente excluidos por su carácter terrorista y por tanto, susceptibles de los ataques militares como el que permitió la liberación de Palmira.
Rusia, por ende, ratifica con este apoyo su compromiso con las autoridades legítimas de Siria, con su pueblo y con la lucha internacional contra el terrorismo, y fortalece su papel como uno de los principales y decisorios interlocutores en un conflicto donde también están en juego esenciales claves relacionadas con su propia seguridad.
No puede olvidarse que en Siria posee Moscú al menos dos importantes instalaciones militares que le permiten disuadir la pretendida “marcha al Este” que pretenden los intereses hegemonistas globales como vía para ubicar sus fuerzas bélicas sobre las propias divisorias rusas y chinas.
Por demás, la toma de Palmira y la ya anunciada preparación de una ofensiva militar sobre el feudo terrorista de Raqa, podría presagiar un acercamiento al final del objetivo yidahista de establecer parte de su pretendido “califato” en territorio sirio, y daría al gobierno de Bashar el Assad un renovado prestigio capaz de hacer aún más inviable toda nueva tentativa de Occidente y sus aliados en la zona de pretender establecer en Damasco una administración que excluya a las actuales autoridades nacionales.
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