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miércoles, 6 de noviembre de 2024

¿Ratones en la trastienda?

Parece, y con bastante certeza, que Washington ha promovido en gran medida el escándalo Papeles de Panamá en beneficio propio...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 11/04/2016
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Sin dudas, la notoria ausencia de personalidades, empresarios y bancos norteamericanos en la larga lista de implicados en el llamado escándalo de los Papeles de Panamá sobre los paraísos fiscales, ya constituía un indicativo de que algo no andaba claro en los orígenes de este desaguisado de alcance mundial.

Y es que la bulla inicial podía dejar pasar por alto tal detalle en los primeros momentos, pero era inevitable que a la postre emergieran serias sospechas e inquietudes, con más razón cuando se conoce de sobra que los medios financieros estadounidenses no son precisamente un coro de ángeles ni ejemplos edificantes de honestidad y pulcritud.

De hecho, según afirman expertos, estados de la Unión como Nevada, Dakota del Sur, Wyoming y Delaware se cuentan como espacios donde pululan abiertamente los negocios destinados a filtrar capitales, muchos de ellos extranjeros, mediante operaciones no pocas veces ligadas al lavado de dinero y la evasión del fisco, todo bajo el más absoluto y celoso “silencio bancario”.

En consecuencia, a apenas horas de la debacle que afecta a la empresa panameña de abogados Mossack Fonseca, cuyos folders íntimos hoy son de manejo absolutamente público, la conocida red social WikiLeaks, precisó que el titulado escándalo de los paraísos fiscales fue promovido y pagado por la controvertida Agencia de los Estados Unidos  para el Desarrollo Internacional, USAID, junto al llamado Organized Crime and Corruption Reporting Project, dedicado al estudio de casos delictivos de alto vuelo.

WikiLeaks precisa en su análisis que los once millones de papeles filtrados a la publicidad pretenden, entre otras cosas, agredir la imagen de figuras que resultan incómodas a los planes hegemónicos de Washington, como es el caso del presidente ruso Vladímir Putin o del máximo dirigente chino, Xi Jinping, a los que festinadamente se mezcla con personajes como el actual mandatario neoliberal argentino Mauricio Macri, o el ex primer ministro de Islandia, Sigmundur David Gunnlaugsson, quien debió renunciar a pocas horas de conocerse el contenido de los Papeles de Panamá.

Eso en cuanto a ataques contra  imágenes ajenas, porque además, según revelaciones del periodista y experto financiero alemán Ernst Wolff, el dislate responde al interés norteamericano de desbancar a los actuales paraísos fiscales vigentes en otras partes del mundo, y que los suyos propios (ya mencionados en párrafo anterior) asuman los negocios y clientes desgajados de los competidores en quiebra.

En entrevista concedida a la publicación rusa Sputnik, el analista germano subrayó que "lo que está sucediendo ahora es que los Estados Unidos está tratando de 'secar' ciertos paraísos fiscales para presentarse a sí mismo como el nuevo y mayor garante financiero del mundo".

Hay que recordar, precisó la fuente, que Washington ya logró socavar el principio del secreto fiscal en Suiza, que actualmente está obligada a proporcionar a entidades norteamericanas los datos de ciudadanos estadounidenses que operan en los bancos helvéticos.

De concretarse la jugada, el actual negocio sería fabuloso, porque se trata de montos de entre 30 y 40 billones de dólares que se redirigirían a las entidades bancarias norteamericanas, intencionalmente excluidas de los Papeles de Panamá.

Y en este pasaje, vuelve a ponerse de manifiesto que para lograr sus propósitos los Estados Unidos no reparan en pretendidos socios. Porque si bien intenta desacreditar con el escándalo a políticos y países que considera hostiles e indeseados, de paso ha colocado en la picota a no pocos de sus aliados globales.

De manera que en el entramado en marcha, un presidente argentino de nombre Mauricio Macri, o un primer ministro británico como David Cameron, no cuentan demasiado si de engordar los intereses gringos se trata.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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