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viernes, 15 de noviembre de 2024

Palestina entre bravatas y amenazas

La ONU choca con la eterna arrogancia de Tel Aviv y el ceño de Trump...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 28/12/2016
1 comentarios
Muro contra Palestina
Para el dictamen, el expansivo desarrollo de asentamientos judíos es, por tanto, un sabotaje abierto a toda solución equilibrada y justa del drama de Palestina.

Se hizo al fin justicia. Y es que históricamente ninguna declaración de la Organización de Naciones Unidas relativa al desmadre sionista contra el pueblo palestino encontró la aprobación del exclusivista Consejo de Seguridad, porque Washington, ya sea demócrata o republicano, se aseguró de vetar  por largos años la más mínima referencia al caso.

Sin embargo, en el cierre de este 2016 se produjo el “milagro” de la abstención de la Casa Blanca ante un documento que condena la añeja política israelí de construir asentamientos en los territorios ocupados de esa lacerada nación del Oriente Medio.

La declaración de marras se opone a semejante práctica expansiva contraria a los derechos de la población autóctona, desplazada a viva fuerza de sus lugares de origen, y reitera la vigencia del plan de establecer un Estado palestino independiente, con capital en Jerusalén, y cuyas fronteras deben remitirse a los mapas vigentes antes de la agresión armada que redujo los espacios árabes a la Franja de Gaza y Cisjordania.

Para el dictamen, el expansivo desarrollo de asentamientos judíos es, por tanto, un sabotaje abierto a toda solución equilibrada y justa del drama de Palestina.

Desde luego, en Tel Aviv la noticia ( y mucho más luego de la derrota de sus aliados terroristas en la ciudad siria de Aleppo) encendió de inmediato la soberbia y la ira del gobierno que encabeza Benjamín Netanyahu, quien no solo advirtió que no hará caso alguno al Consejo de Seguridad de la ONU y a las exigencias de la comunidad mundial, sino que además la emprendió contra la abstención asumida por el actual equipo norteamericano de gobierno, que por demás cesará en sus funciones en unos pocos días.

Por supuesto, era algo de esperar. Conocido es que el “niño díscolo” de Washington en Oriente Medio, poseedor incluso de un fuerte arsenal nuclear no declarado oficialmente, ha hecho hasta hoy lo que le ha  venido en ganas a cuenta del eterno apoyo de su socio mayor.

De hecho, Netanyahu ya dijo que Barack Obama “ha traicionado a Tel Aviv” en los últimos días de su gobierno, pero que ya está al habla con el presidente entrante, el republicano Donald Trump, y con el Congreso de mayoría conservadora, de manera de neutralizar cuanto se cueza  a escala global contra los intereses sionistas.

Lo llamativo es, además, que el berrinche sionista ha encontrado eco en el próximo mandatario estadounidense, quien se apresuró a advertir que a partir de su toma de posesión habrá que revisar el trabajo de la ONU, en lo que parecería una copia al calco del neurótico Plan de Santa Fe adoptado por la Casa Blanca en la década de los ochenta bajo la égida de Ronald Reagan, el entonces denominado “milagro del oeste” por lo más rancio de la ultraderecha local.

El Plan de marras certificaba entonces  que Naciones Unidas se había convertido en una neta entidad antinorteamericana, y por tanto, Washington debía proceder en consecuencia, desde recortar sus aportaciones monetarias al organismo internacional, hasta abandonar sus entidades especializadas. En pocas palabras, o me obedeces y sirves, o no cuentes conmigo.

Pero hay otras aristas preocupantes, porque Trump ha hablado más de una vez de “anteponer la negociación al enfrentamiento”, o de “cobrarles a sus socios la tarea de defenderlos mediante apoyo militar y bases radicadas en sus territorios” (desde luego, esta idea obvia que ese despliegue agresivo lo genera en realidad la cúpula hegemonista gringa para intentar satisfacer sus planes y apetencias, y no precisamente preocupada por la seguridad de ningún servil coaligado).

En consecuencia, vale preguntarle al próximo presidente si ahora tirará lo dicho al tacho, y mantendrá las remesas de más de tres mil millones de dólares anuales en asistencia bélica que desde hace decenios se le otorgan a Israel (el mayor receptor internacional de apoyo militar Made in USA), y si también seguirá esperando por el sionismo para que  dicte, como hasta hoy, las pautas claves de la política exterior norteamericana en la zona mesoriental, de lo cual mucho se jactan los líderes de Tel Aviv. 


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista

Se han publicado 1 comentarios


senelio ceballos
 3/1/17 8:02

Nestor...Como cuestion personal..Le puedo DECIR...NI los palestinos son TAN SANTOS...ni los ebreos TAN ASESINOS!!!!  [ ver discusion en cubadebate.cu y LJC-DEBATE... sobre el tema]

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