Aunque el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, asegure que su injerencia en los asuntos internos de Venezuela no está en la agenda de la 46 Asamblea General de esa institución, que comienza este lunes en República Dominicana, hay certeza generalizada de que el punto será de los más candentes de la cita.
Fuentes cercanas a la reunión, que de celebrarña hasta el próximo miércoles, afirman que al menos 20 cancilleres estarñan presentes y sacarán el tema a flote, aunque sea de manera extraoficial, luego de que Almagro solicitara el pasado día 1, a petición de la Asamblea Nacional opositora de Venezuela, la aplicación a ese país de la Carta Democrática de la OEA por presuntas violaciones a los derechos humanos y la supuesta promoción de la guerra por parte del Ejecutivo.
La Carta es un mecanismo que se aplica en caso de que haya una ruptura del proceso político institucional democrático o del legítimo ejercicio del poder por un Gobierno electo en las urnas, lo cual no es referente en la nación suramericana.
Almagro tampoco está facultado a solicitar tal diligencia, pues ello le corresponde al gobierno afectado. O sea, que violó los estatutos de la entidad bajo su tutela.
En respuesta a la servil actitud del Secretario General, el embajador venezolano ante la OEA, Bernardo Álvarez, afirmó en la ocasión que su actitud a favor de los intereses de la derecha devino un intento de usurpar la autoridad y soberanía del Estado y en el desconocimiento de su Gobierno.
Lo único que consiguió el Secretario pro-imperialista fue que los Embajadores apoyaran el diálogo solicitado con la oposición por el presidente Nicolás Maduro e impulsado por la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), para encontrar fórmulas que suavicen la tensa situación nacional debido a las maniobras contrarrevolucionarias.
LA OEA DETRÁS SIEMPRE DE LA HISTORIA
Con excepción de Cuba, cuyo presidente Raúl Castro aseguró en fecha reciente que jamás ese país volverá al seno de la OEA, de donde fue expulsada en 1962, los 34 miembros de esa entidad con sede en Washington, y que Estados Unidos manejó históricamente de acuerdo con sus intereses imperialistas, analizarán oficialmente el tema “Fortalecimiento institucional para el desarrollo sostenible en las Américas”.
Al colocarlo en pauta, los tecnócratas del ente olvidaron que el desarrollo sostenible, en tanto fundamental para las naciones subdesarrolladas, es motivo de análisis y de programas concretos de los mecanismos integracionistas, progresistas y populares de América Latina y El Caribe, surgidos hace unos 15 años.
Algunos analistas estiman que Almagro jugó con fuego al entrometerse en los asuntos internos venezolanos y programó para República Dominicana una cita sin asuntos contradictorios, pero olvidó el descontento existente en su contra y la tensión que su actitud generó en la organización regional.
Este cónclave ocurre también apenas unos días después de que La Habana acogiera la VII Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), en la que el desarrollo próspero y sostenible de la subregión -25 naciones miembros y siete asociados, casi la totalidad de los de la OEA- debatieron este asunto y otros que permitirán una revitalización económica de la zona.
También la semana pasada, en Caracas, se reunieron los 11 Ministros de Relaciones Exteriores integrantes del Consejo Político de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), o sea, una tercera parte de los miembros de la OEA, para determinar una postura unitaria en torno a la intromisión de Almagro.
La 46 Asamblea General, que es la cita anual de máximo nivel de la organización, se celebra en uno de sus momentos internos más convulsos de los últimos años, pues, hasta ahora, solo Paraguay se pronunció a favor de la propuesta de Almagro.
Otro asunto no programado, pero que puede surgir es la situación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la cual está al borde de la quiebra económica. La CIDH, servil a los intereses norteamericanos, debe recibir antes de este miércoles dos millones de dólares para cumplir sus funciones claves –entre ellas las de acusar a gobiernos progresistas de incumplir los derechos humanos-.
Para tratar de frenar la avalancha que se le avecina, Almagro anunció a su llegada a Santo Domingo que el próximo día 23 en Washington –bien cerca de la Casa Blanca- habría una sesión especial del Consejo Permanente de la organización para determinar las medidas contra Venezuela, según sus previsiones y la de sus jefes.
Se supone –según los planes de la derecha- que ese día los Embajadores permanentes ante la OEA votarán por mayoría (18), si prosiguen con el proceso gradual de la Carta, -en este caso gestiones diplomáticas-, si convocarán una reunión urgente de los cancilleres (24 votos), o, como última instancia, suspenderán a Venezuela de la OEA, con las consecuencias que ello entraña, entre ellas facilitar la intervención militar norteamericana.
Precisamente el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, encabezará junto al presidente Danilo Medina y Almagro la inauguración de la 46 Asamblea, en el Teatro Nacional, a las 19:00 hora local.
Fuentes oficiales indicaron que personal de seguridad de la embajada de Estados Unidos en el país, y del Buró Federal de Investigaciones (FBI) trabajan junto a la Seguridad del Estado dominicano en labores de vigilancia y protección de Kerry.
El ex canciller uruguayo, que se decía de izquierda –y ahora políticos y medios catalogan de traidor y de vendido a los intereses imperialistas- pretende obligar al presidente Maduro a soltar a los dirigentes opositores que quebraron la constitucionalidad del país con acciones violentas en el 2014. También que acepte un referendo revocatorio orquestado por la derecha para destituirlo este año. Demasiado, Almagro, para lo que piensa el pueblo venezolano.
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