No hay descanso para los motores del enorme avión presidencial “U.S. 1”. El presidente Obama estará de gira por Asia a finales de mayo. Asistirá a la reunión del G – 7 en Japón y allí sostendrá además una reunión con su homólogo Shinzo Abe, pieza clave en la recomposición de las alianzas estratégicas de Estados Unidos en la región Asia Pacifico en el siglo XXI.
La región asiática está designada por los estrategas de Obama como prioridad de su política actual y de las proyecciones futuras de EUA. Asia Pacifico en su sentido más amplio se considera como el centro de gravitación del nuevo orden – o desorden—en las relaciones internacionales, aunque cada vez más se pugne mediante sistemas, instituciones y alianzas difusas, donde aparecen superpuestos y entrelazados conflicto y cooperación.
Obama asistirá, según los titulares de prensa, a Hiroshima, la ciudad japonesa objeto del primer ataque nuclear el 6 de agosto de 1945, donde murieron 140,000 personas, sin contar los que sufrieron penosas enfermedades hasta el fin de sus vidas. Será la primera vez que un presidente estadounidense vaya a Hiroshima, dará un discurso en el que plasmará su compromiso por la seguridad y la paz en la región. Pero ya se sabe que no habrá disculpas por las bombas lanzadas por los estadounidenses.
La visita se produce en el colofón del mandato del primer presidente negro en la historia de EUA y también en medio de una “extraña” campaña electoral por la presidencia del país más poderoso del mundo. Donald Trump, considerado externo al stablishment, de insólita trayectoria política, vociferante, agresivo, ha llegado hasta el final y contrario a los pronósticos, podría incluso llegar a ser el próximo mandatario.
POLÍTICA DE EUA EN ASIA Y LOS CANDIDATOS PRESIDENCIALES
Trump supone un riesgo para la política exterior de EUA. Si el vaticinio se hace real, puede que ésta se torne menos diplomática y más agresiva, y rompa puntos clave del curso estratégico que ha trazado la Administración Obama.
En una intervención sobre política exterior, el candidato Trump dijo:"Después que sea electo Presidente,voy a convocar una cumbre con nuestroas aliados de la OTAN y otra separada con nuestros aliados de Asia. En esas cumbres nosotros no sólo vamos a debatir un rebalance de comprmisos financieros, sino una mirada fresca a cómo podemos enfrentar los desafíos compartidos, incluyendo migración y terrorismo islámico"Por ello, el actual Presidente norteamericano se apresura con esta visita.
Busca minimizar la posibilidad de un cambio radical del curso trazado y que se ha manifestado en el discurso político de Trump y, por increíble que parezca, ha encontrado apoyo en la sociedad. SI se tomara la retórica de campaña como una referencia cierta de lo que puede ocurrir, cabría pensar que el próximo gobierno de Estados Unidos podría estar más inclinado a soluciones unilaterales, o un “desganado multilateralismo” y mano suelta a nuevas intervenciones militares.
Mientras Obama hace su labor a favor de líneas estratégicas que ha defendido y trata de hacerlas perdurables, preocupan también expresiones entre los candidatos principales de un cierto aislacionismo y proteccionismo, que de hacerse efectivo, haría más difícil la extensión y profundización de los acuerdos de libre comercio de segunda generación, también conocidos como megarregionales, con Asia – Pacifico y la Unión Europea (TPP y TTIP). No es solo Trump, la Clinton también toma cierta distancia de estos acuerdos en medio del polémico escenario.
En un artículo publicado en The Telegraph, 3 de abril, 2016, se dice que Hillary Clinton, siendo Primera dama, apoyaba el TLCAN (NAFTA), pero cuando lucho por la candidatura demócrata en 2008 trato de eludir la “responsabilidad” del acuerdo, diciendo que “ las dificultades fueron causadas por la implementación del acuerdo, en lugar de por el propio TLCAN”
Como Secretaria de Estado apoyó otro tratado commercial, el Tratado Transpacífico, antes de volverse crítica al decidirse a competir por la presidencia. “Hoy, yo no estoy a favor de acuerdo a lo que aprendido acerca de eso” refiriendose al TTP, pero de forma resvalosa y poco clara. Dándole vueltas al asunto para ocultar su propia contradicción.
Aunque, como se sabe, una cosa es la retórica política y otra la realidad, se encienden alarmas en los sectores del gran capital transnacional económico y financiero, que se vería afectado si estas ideas proliferan. Tratándose de un país tan grande y poderoso, pequeños cambios en su rumbo tienen un enorme impacto en los acontecimientos en sectores y países a miles de millas de sus costas.
Por solo citar algunos ejemplos, impactarían sobre los mecanismos de transmisión económica, el valor del dólar, los precios de los productos en el mercado mundial, el tipo de cambio de las monedas, la demanda mundial y el ritmo de crecimiento del comercio. Todo ello y las reglas del juego del comercio y los flujos mundiales de capitales, desde las normas de embalaje de una fruta hasta la alta tecnología y los contratos gubernamentales están negociados en esos acuerdos de libre comercio megarregionales, base de la estrategia de reposicionar el papel de gran potencia de Estados Unidos en las próximas décadas del siglo XXI
El Tratado Transpacífico (TTP), que incluye a 12 países, entre ellos Japón y Vietnam, puede sufrir los embates de este proceso político interno y al menos dilatarse su aprobación por el Congreso norteamericano. Para Vietnam el TPP es muy importante, porque atraviesa por una situación de más lento crecimiento económico, causado por sequía, salinización de suelos y caída de los precios del petróleo.
¿QUÉ DEJA OBAMA A LA SALIDA DE LA CASA BLANCA?
Obama en su último año ha decidido dejar su marca en la política exterior – donde tiene mayor capacidad de maniobra y puede dejar una huella. Lo ha mostrado con su visita a Cuba y Argentina en marzo pasado para remodelar su proyección hacia América Latina y el Caribe. Su reciente viaje a Europa tuvo la intención de evitar el fraccionamiento de la Unión Europea y sobre todo el desgajamiento de Gran Bretaña, sin duda su más cercano aliado en esa región y donde descansa una parte significativa de sus relaciones económicas y sobre todo financieras.
En el caso europeo se agregaba como asunto estratégico la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversiones (por sus siglas en ingles TTIP) – tratado de libre comercio de segunda generación--, que también es cuestionado por algunos gobiernos y organizaciones sociales y sindicales de países miembros de la Unión Europea. Ahora, marcha hacia Asia para influir en la sociedad estadounidense sobre la significación del TPP y evitar que cualquiera sea el candidato elegido en noviembre, descarrile esta propuesta.
Habrá de esperarse el desenlace de su visita por esos lares. Pero el propósito es claro para Estados Unidos, mantener su preeminencia regional, si bien los resultados finales concretos están plagados por la incertidumbre.
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