Nicaragua, tierra de ríos y de volcanes, cuyo nombre es de origen náhuatl, celebra este domingo una democrática fiesta en la escogerá en comicios generales a su presidente, vice, 20 diputados nacionales, 70 regionales y departamentales y 20 al Parlamento Centroamericano. Chapa
En un ambiente de tranquilidad, observaron periodistas, transcurrieron las últimas horas antes de la apertura de los colegios electorales en los que casi cuatro millones de ciudadanos depositarán sus votos para darle la confianza de la continuidad al actual mandatario Daniel Ortega o escoger su sustituto, lo que parece poco probable.
Ortega, 70 años —quien lleva como candidata a la vicepresidencia a su esposa, la actual coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, Rosario Murillo, 65 años, una de las figuras políticas más populares de la política local— aspira a su tercer mandato consecutivo en una etapa en que Nicaragua, una empobrecida nación hace una década, muestra un próspero desarrollo socioeconómico.
Desde que asumió la primera magistratura en el 2006, el comandante del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) dio un impulso sin precedentes al desarrollo sostenible, como miembro de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA) en la tierra de los antiguos náhuatl, y definió estrategias socioeconómicas para un despegue insólito en esa nación. Durante su jefatura ha sido acompañado por una amplia base social, identificada con un proyecto que se define como cristiano, socialista y solidario.
Con la ayuda del ALBA desapareció el analfabetismo de la tierra sandinista, donde la salud y la educación son gratuitas y universales. Surgieron programas sociales de ayuda a la ciudadanía más pobre, entre ellos Hambre Cero, Usura Cero, Merienda Escolar, Plan Techo, y Casas para el Pueblo; los cuales garantizan un ambiente político y social saludable. También el gobierno sandinista aplicó una fuerte inversión pública en obras de infraestructura, como carreteras, escuelas y hospitales.
Uno de los últimos logros del gobierno del Frente es la construcción de la moderna planta latinoamericana de biotecnología Mechnikov, inversión de 21 millones de dólares en colaboración con Rusia, la que convierte al país en el primer productor de vacunas en el área centroamericana. Con su puesta en marcha desaparecerán muchas de las enfermedades que afectan a la población de esa región.
Dado el nivel de popularidad de la dupla oficialista —con casi un 70 % de las intenciones de voto, según últimas encuestas— algunos grupos minoritarios consideran una farsa el proceso eleccionario, con el fin de denigrar los resultados de la última década de presencia sandinista, que como prioridad también reafirmó la identidad pluricultural del nicaragüense.
Analistas políticos indican que ninguno de los otros cinco aspirantes a la presidencia cuentan con programas de gobierno atractivos, incluyentes, que superen los del FSLN o siquiera se acerquen a sus principios solidarios y humanistas.
Están en la pugna por la presidencia el candidato del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), Maximino Rodríguez, un político, ganadero y militar que comandó la contrarrevolución en el primer período del FSLN, y es considerado hombre de confianza por Estados Unidos, quien apenas tiene un 8 % de seguidores.
Otros aspirantes son Saturnino Cerrato, evangélico del partido Alianza Liberal Nicaraguense (ALN), con un 2,3 %; José del Carmen Alvarado, del Partido Liberal Independiente (PLI) odontólogo de profesión y nunca había optado por un cargo de elección popular, un 2 %; Erick Cabezas, del Partido Conservador, 1,6 %; y Carlos Canales, del Alianza por la República (APRE), ingeniero y empresario, con 0,8 %.
Este viernes, el expresidente paraguayo Fernando Lugo destacó el carácter ejemplarizante de la democracia en Nicaragua. Lugo, quien fuera destituido por el Congreso corrupto de su país en 2009, afirmó que la nación centroamericana se erige como un referente del progreso.
“Por lo menos en la región del cono sur, cuando dicen que los Gobiernos progresistas están pasando por una crisis, creemos que mucho podemos aprender hoy de Nicaragua, donde el proceso nicaragüense es un proceso que se ha consolidado”, declaró
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