En una Plaza Roja que sigue evocando la tradición combativa y de resistencia heredada de la Unión Soviética, el pueblo ruso celebró este 9 de mayo el setenta y seis aniversario de la victoria sobre la Alemania Nazi.
Más de doce mil militares de todas las armas, ciento noventa y un equipos de combate de novísima generación, así como más de siete decenas de modernas naves aéreas, desfilaron por la añeja explanada, encabezados por una dotación de tanques T-34, los míticos blindados que jugaron un papel decisivo en el avance soviético sobre Berlín concluido el 9 de mayo de 1945 como tronante victoria sobre el fascismo germano.
El pueblo ruso y de otras ex repúblicas soviéticas, junto a toda la gente honesta del planeta, rindió así renovado tributo este mayo al sacrificio de no menos de 26 000 000 de soviéticos, que a cuenta de sus vidas determinaron en decisiva medida que el futuro de la humanidad no fuese coartado por el salvajismo y prepotencia del régimen nazi.
Un aporte crucial que, a estas alturas de la historia, se encuentra bajo la mira distorsionadora y manipuladora de los nuevos poderes hegemonistas, que vuelven a percibir en el gigante euroasiático una poderosa barrera frente a sus planes de expansión y dominio globales.
Así, una burda y sistemática propaganda que se sirve de pretendidos analistas y estudiosos, presuntos archivos secretos, filmes, videos, y las consabidas redes sociales de signo tóxico, insiste en borrar la epopeya nacional e internacional del Ejército Rojo, exaltar los episodios bélicos que a regañadientes debió asumir el Occidente capitalista cuando un taimado Adolfo Hitler se les “fue de las manos”, y remarcar y actualizar la demonización de Moscú, tal como lo hicieron los nazis en su época de mayor lustre para justificar la campaña bélica hacia el Oriente.
Lo indicaba así el presidente Vladímir Putin en su alocución de este domingo ante veteranos de la Gran Guerra Patria y las nuevas hornadas de militares presentes en el desfile.
Rusia, precisó el jefe de Estado, no permitirá ninguna distorsión histórica de lo acontecido en aquellos amargos y a la vez gloriosos días, como “defenderá firmemente sus intereses nacionales frente a los que tratan de gestar nuevos planes belicosos”.
Y recalcó: “Seguiremos protegiendo constantemente el derecho internacional y nuestros intereses nacionales, a fin de garantizar la seguridad territorial y de nuestra ciudadanía. De ahí que no habrá cabida ni tolerancia hacia quienes aspiran a repetir acciones combativas en nuestra contra”.
Una singular y precisa advertencia con una sólida apoyatura en medios defensivos capaces de hacer pensar dos veces a un posible oponente antes de iniciar cualquier aventura agresiva a fondo.
Por demás, puesta sobre la mesa en instantes en que desde Washington se alebresta la fobia contra el Kremlin entre aliados débiles de carácter y oportunistas de toda laya, con el único fin de contar con trincheras adelantadas y perfectamente sacrificables ante las fronteras rusas, como parte de la vana táctica de ganar tiempo para “posibles golpes contundentes” mientras los socios se convierten en irremediables cenizas en las primeras escaramuzas.
Y, es que, lamentablemente, no son otras las “perspectivas” predominantes entre ciertos círculos gringos de poder, ya se caractericen por irreverentes pronunciamientos en medio de tormentas gestuales, o por cara de “abuelo benevolente”, pero con revólver bajo la levita.
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