El estadio a cielo abierto Maracaná, el más grande de Suramérica, volvió a ganar notoriedad este mes cuando acogió la inauguración y acogerá la clausura de los 31 Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y, en otro de sus momentos memorables, acogió una rechifla dirigida al presidente interino Michel Temer, usurpador del cargo mediante un taimado proceso parlamentario.
Situado en una céntrica zona de Río de Janeiro, por lo que la población puede trasladarse al lugar sin contratiempos en ómnibus, metro y hasta en tranvía, el Maracaná es una de las joyas de esta ciudad que se mueve al compás de la samba y el fútbol.
Allí se habla de que los niños brasileños no nacen con un pan debajo del brazo, sino con una pelota de fútbol. Y la meca de los futbolistas locales y extranjeros es, por supuesto, el coloso de las instalaciones deportivas brasileñas, inaugurado el 24 de junio de 1950. Sitio de topes emblemáticos y momentos de grandes vergüenzas.
Aunque su nombre es Estadio Periodista Mario Filho, en honor al fundador del primer periódico de deportes del país, el mundo entero lo conoce por Maracaná, que es el nombre de un ave autóctona de la zona donde fue construido bajo la mirada de los arquitectos Miguel Feldman, Raphael Galvão, Waldir Ramos, Oscar Valdetaro, Pedro Paulo Bernardes Bastos, Antônio Dias Carneiro y Orlando Azevedo.
Una de las vergüenzas más grandes sufridas por el pueblo brasileño ocurrió durante el Mundial de Fútbol del 1950, cuando en la ronda grupal final, se enfrentaban los eternos rivales Brasil y Uruguay. En uno de los momentos cruciales, y ante más de 200 mil personas –récord de público en partidos oficiales- los blanquiazules ganaron por dos goles a uno. Desde entonces, aquella partida sería conocida como el Maracanazo, dolorosamente recordada hasta hoy por los hinchas de la bandera verde-amarilla.
Otro momento de gran desagrado popular se produjo cuando durante un partido entre Brasil y Chile, el portero visitante, Roberto Rojas, se cortó a propósito la ceja izquierda con un bisturí escondido en su guante para acusar a los contrarios de una agresión. Comprobada la mentira, el equipo chileno, repudiado por la afición, fue sancionado a no participar en las eliminatorias para Italia 90 y el portero castigado de por vida.
Grandes ídolos del mundo futbolístico pisaron su grama, entre ellos Ronaldo, Pelé, Rivelino, Garrincha, Ademir, Zico, Tostão, Gérson, Jair, Obdulio Varela, Schiaffino, Maradona, Eusébio, Messi, Cristiano Ronaldo.
Artistas internacionales famosos también realizaron recitales multitudinarios, como Madonna, Frank Sinatra, Tina Turner, Queen, Paul McCartney, Cyndi Lauper, Kiss, Megadeth, Aerosmith, Guns N' Roses, Foo Fighters, U2, además de los del patio Roberto Carlos e Ivete Sangalo.
Sede de grandes eventos futbolísticos, como el Mundial del 2014, el primer Mundial de Clubes de la FIFA en el 2000, los Panamericanos de Río 2007, y ahora los Juegos Olímpicos 2016 esta obra monumental de forma ovalada sufrió varias transformaciones para cumplir con las normas de la organización mundial del más universal de los deportes.
Su capacidad ahora es de 80 mil personas sentadas, aunque casi siempre está repleto de personas de pie.
El Maracaná está contenido en un área de 200 mil metros cuadrados bordeada por un perímetro de 800 metros, una altura de 32 metros y una elipse sin aparentes apoyos en la parte interior con 300 metros en su eje mayor y 260 metros en el menor.
Cuando cumplió sus primeros 50 años en el 2000, en el estadio se habilitó el Paseo de la Fama, destinada a personalidades del fútbol local y seis extranjeros que allí dejan marcadas las huellas de sus manos o de sus pies.
En el 2014, y como anfitrión de la Copa Mundial de Fútbol, el coloso carioca tuvo una nueva modernización a un costo de 300 millones de dólares.
De acuerdo con los profesionales que hicieron la renovación, la comodidad es palabra de orden en el actual Maracaná. Las tribunas, en relación al campo, son ahora más acentuadas, lo que brinda mayor visibilidad al espectador. Los asientos son anatómicos, articulados, lo que genera más espacio.
El Maracaná cuenta con una cocina industrial y varios restaurantes, un parqueo para albergar entre 10 mil y 16 mil vehículos, un nuevo túnel de entrada, escaleras mecánicas, nuevas rampas de acceso, vestuarios, baños. En su cubierta existe una instalación de mil 500 módulos solares que producen 380 kilovatios de energía solar fotovoltaica, suficientes para abastecer su demanda de electricidad, y entregando a la ciudad lo sobrante.
Con su imagen tradicional, pero con aires de modernidad, –solo para los medios de comunicación tiene dispuestos tres mil plazas-, esta imponente mole en medio de una bella ciudad, es orgullo de los cariocas que sueñan, lloran, sufren y gozan allí por su pasión nacional: el fútbol.
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