En las páginas de un viejo mito griego, se dice que Zeus lanzó su venganza sobre Prometeo quien entregó, a espalda de los dioses, el fuego a los hombres: le regaló a Pandora, esposa de Epimeteo, una caja, o más bien una tinaja, que no debía abrir; pero ella tenía sembrado el mal de la curiosidad y terminó por abrir el raro obsequio; fue entonces que todos los males se regaron por la humanidad, quedando en el fondo solo Elpis, la esperanza.
Parece que Zeus lanza un guiño desde el Olimpo; y es que Pandora Paper es otra caja destapada, pero no para regar los males sino para verlos mejor. Se trata de una filtración de casi 12 millones de documentos y archivos que exponen la riqueza y tratos secretos de líderes mundiales, políticos y multimillonarios. Se dice que 600 periodistas de 117 países analizaron las fortunas ocultas de personas poderosas, los modos de evasión de impuestos, lavado de dinero y otras acciones ilícitas.
En declaraciones públicas muchos de los implicados, niegan sus responsabilidades y aseguran que todo está en orden. Se vuelve en un acontecimiento mediático y no siempre quedan claros los propósitos de tales revelaciones. Un dicho africano dice que “lo que se sabe no se pregunta” ¿Cuáles son las reales consecuencias de tales revelaciones de Pandora Paper?
El periodista Julián Assange, hizo importantes revelaciones con otros papeles más tenebrosos que confirman los métodos de vigilancia, dominación y crímenes cometidos por Estados Unidos. Los poderosos lo reclaman para que pase el resto de su vida en prisión por atreverse a tanto. Entre un hecho y otro, viene a la memoria el título de una vieja película: Los malos duermen bien.
El asunto de las nuevas revelaciones sigue ocultando un mal de fondo: La sociedad capitalista exacerba el egoísmo y estimula la ética de Maquiavelo: el fin justifica los medios. La mayor aspiración es multiplicar las finanzas; para ello vale tanto la especulación como el engaño.
Una de las definiciones de Marx sobre el Capital nos dice que es “valor que se valoriza”, el dinero crece desde sí mismo, esta vez escapando a los controles del impuesto para impedir entre los otros la redistribución de la riqueza. En las Islas Vírgenes, por ejemplo, donde viven 36 mil personas y hay 400 mil empresas, hay espacio para paraísos terrenales y fiscales; allí la fiesta de los ricos, engorda los bolsillos de ganancias espurias.
Es preciso volver a las páginas de Karl Polanyi, en aquel texto que lleva por título: “La gran transformación. Los Orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo” Desde la década del 40 del pasado siglo, Polanyi enfatizó en un defecto particular de la economía autorregulada, se trata de la relación entre economía y sociedad, ¿Cómo se relacionan unos individuos con otros desde el plano social? ¿Cómo los más ricos, hombres o países pueden ayudar a los marginados del mercado y del consumo? Este es el problema de fondo que el capitalismo no puede resolver. Ahora hablamos de capital social, y se comprende que la persistencia de la inequidad y pobreza en América Latina, por ejemplo, ha tenido efectos desastrosos sobre la cohesión social estimulando la violencia.
Mientras unos evaden impuestos y realizan manejos turbios, otros Estados no tienen dinero para pagar las pensiones y los pobres mal viven con un dólar al día; es que aumentar las ganancias puede convertirse en un camino que no deje lugar para repartir mejor los panes y los peces.
El Diablo Cojuelo de Luis Vélez de Guevara, solía levantar los techos para mostrar, los vicios, la doble moral, lacras de Madrid del siglo XVII. Ahora, es preciso levantar los techos de una sociedad donde el dinero domina a la verdad y la decencia; hay paraísos fiscales donde se alzan riquezas amasadas con manejos turbios. Hay también un infierno terrenal en hombres, mujeres y niños que se muerden las uñas para comer con sus manos untadas de tierra; esa es una dura verdad en el techo destapado de la historia. Es preciso ver que detrás de Pandora Paper hay relaciones invisibles de poder, escondidas en los discursos, las promesas políticas, los intereses egoístas que no dejan en el fondo de la vida, ni la esperanza.
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