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martes, 19 de noviembre de 2024

Lawfare a la argentina

Cristina Fernández debe asumir su cargo como senadora en los próximos días, no obstante, un juez la acusó de traición a la patria con el objetivo de impedir que ocupe asiento en el legislativo...

Cristina Escobar Domínguez en Exclusivo 19/12/2017
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Cristina Fernández, pronunciamientos
Cristina Fernández de Kirchner, ex mandataria y elegida como senadora.

Dos buenas amigas de hace mucho tiempo se reunieron en Argentina. Pero el encuentro trascendió el café y la conversación amena. Los medios lo contaron de inmediato: Dilma Rousseff, ex presidenta de Brasil, y la última elegida por los brasileños, visitó a la también ex mandataria y elegida como senadora Cristina Fernández de Kirchner. Dilma fue a expresar su solidaridad, y es que estas dos mujeres tienen más en común de lo que pudieron haber sospechado en el pasado.

Rousseff fue expulsada del poder por un congreso corrupto y resuelto a no tener una presidenta que gobernara para los que la eligieron. Con un ardid legislativo, usando excusas que en cualquier otro caso hubiesen pasado inadvertidas, la desterraron de Planalto, donde ahora vive Michel Temer, el cómodo para la derecha, el que quiere a Brasil con una economía galopante, el eufemismo para una economía que profundice a límites inhumanos la desigualdad: mucho pobre en el campo y la favela, y mucho rico de novela de O′ Globo.

Cristina no fue expulsada del poder, pero ahora en Argentina, donde también repartieron parece el manual de cómo hacer trampas para desterrar del poder a la alternativa, le aplican a la esposa de Néstor el mismo procedimiento que a Dilma.  La derecha en América Latina es la que más habla de la importancia de la democracia y la oposición, mientras ellos están en la oposición, cuando están en el poder no quieren oposición y hacen cualquier cosa para restarle prestigio frente a la opinión pública.

Resulta que ahora, Cristina Fernández, decidida a volver al ruedo político porque —lo ha dicho— “soy la que puede hacer la oposición más fuerte”, se postuló para senadora, un trabajo que ya tuvo antes.Ganó su asiento en el Senado y la primera tarea sería ponerle zancadillas a un Macri autoritario y arrellanado en su asiento. Pero ya desempolvaron un caso para que Cristina no pueda ejercer como senadora.

El juez Claudio Bonadio la acusó de traición a la patria, basado en el caso AMIA, la investigación de un ataque terrorista con coche bomba sucedido el 18 de julio 1994 frente a la Asociación Mutual Israelita Argentina. Ochenta y cinco personas murieron en lo que se considera el mayor ataque sufrido por judíos desde la Segunda Guerra Mundial.

¿Por qué es tan importante este caso? Aparentemente desde 1994, algunos poderes dentro de Argentina han intentado pasar página, o no investigarlo muy a fondo, y es que ese país tiene tradición en ocultar crímenes, es duro decirlo pero es así, si no preguntemos dónde están los 20 000 desaparecidos.

Néstor Kirchner, determinado a transparentar la tragedia, nombró a un juez que se dedicaría solamente a eso, Alberto Nisman, quien se pasó años revisando la poca evidencia hasta determinar que el gobierno iraní e Hizbulá eran los responsables. La Interpol ordenó capturar a varios funcionarios iraníes. Cristina Fernández heredó la causa, la investigación y la oscuridad detrás de todo esto, y firmó un Memorándum de Entendimiento Argentina-Irán con el gobierno de Mahmud Ahmadineyad, que implicaba la creación de una Comisión de la Verdad con el objetivo de ”avanzar en la investigación del atentado“. El acuerdo contemplaba la creación de una comisión integrada por siete personas que no debían ser ni argentinas ni iraníes, en un claro ejercicio de desconfianza a los poderes locales para resolver el misterio, y dar respuesta a las familias que dentro de Argentina ejercían y ejercen presión para encontrar culpables.

La firma del Memorándum fue utilizada por la oposición desde entonces para cuestionar los motivos de Cristina. Se enreda aún más la historia porque el juez Alberto Nisman murió dos años después en una situación aún no clara, algunos dicen que por suicidio, otros que lo asesinaron, pero el trágico incidente sucedió horas antes de que Nisman presentara frente a la justicia nuevas pruebas tras sus investigaciones. El juez Claudio Bonadio decide sacar de la gaveta una acusación contra Cristina Fernández por traición a la patria, con la excusa de que firmó el Memorándum para limpiar de culpa a los iraníes, algo que no es cierto, pues el acuerdo era para investigar, y la Interpol seguía actuando por su cuenta mientras tanto.

El momento es preciso, justo antes de que la oposición más firme que tiene Macri asumiera su banca en el Senado. Y eso no fue lo único: detuvieron en el medio de la noche a Héctor Timerman, canciller durante los años de Cristina. La expresidenta no se hizo esperar, inmediatamente después de la acusación salió a hablar con la prensa: “Es una causa inventada sobre hechos que no sucedieron, no hay hechos, no hay delito, esto es despropósito que viola el Estado de derecho y busca provocar daño personal y político a los opositores. No tiene nada que ver con la justicia ni con la democracia”, y agregó: “Mauricio Macri es el director de la orquesta y el juez Bonadio ejecuta la partitura”.

El objetivo es impedir que Cristina asuma un cargo político, y fíjense si el manual es similar, que quieren hacer lo mismo con Lula, pero Bonadio en Argentina, en Brasil es Sergio Moro, el juez que quiere de todas formas y a toda costa acusar a Lula en el caso de corrupción Lava Jato, aunque no tiene pruebas. Ambos tienen la misma tarea: imposibilitar que líderes de izquierda con legitimidad, con capacidad de convocatoria, que ponen la situación difícil para los más ricos, los Lula, los Dilma, Cristina… lleguen al ruedo político.

La fórmula es fuerte,  hacen un cuento, los medios de comunicación lo legitiman, y luego es muy difícil sacarse de arriba esas versiones. De eso hablaron, ayer, a solas, Dilma y Cristina, dicen que les quieren hacer el lawfare, una palabra en inglés que significa más o menos, la guerra usando las leyes. Ciento ochenta días tiene el legislativo argentino para decidir si elimina la inmunidad parlamentaria a la ya elegida senadora. Habrá que esperar para ver si este intento de criminalizar a otro líder de izquierda fructifica.


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Cristina Escobar Domínguez

Analista política. Periodista de la Televisión Cubana. Especialista en relaciones Cuba-EEUU.


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