Para quienes conocen la historia latinoamericana y el amor de Simón Bolívar por Colombia resulta chocante la actitud del presidente Juan Manuel Santos —aunque es claro que el nuevo caudillo derechista cumple órdenes superiores de Washington— con su intromisión en los asuntos internos de su vecina nación, a la que en estos días amenaza con tropas blindadas en la zona fronteriza.
En una nueva fase injerencista, ya que siempre estuvo su país detrás de los planes de desestabilización contra el pueblo venezolano, durante sus recientes conversaciones con Donald Trump en visita oficial, quedó claro que Santos tomó partido en una situación en la que no debía inmiscuirse, por tratarse de asuntos internos de una nación que siempre la consideró hermana.
Sin mucha delicadeza, acostumbrado al poder del dinero y la reacción, el nueve jefe del imperialismo mundial patentizó que al hemisferio le interesa “…una Venezuela libre, estable y en paz”, en absoluto desconocimiento del proceso revolucionario que vive ese país, aún a sabiendas, eso sí, de que su país financia y organiza el plan de derrocamiento del presidente Nicolás Maduro mediante aliados como Colombia y varios de sus títeres latinoamericanos.
Es Estados Unidos el que, desde la Organización de Estados Americanos (OEA) mueve los hilos desde hace meses para lograr la aplicación de la Carta Democrática en Venezuela, una nación que lucha desde hace 18 años por la construcción de una sociedad justa. Sin embargo, el petróleo venezolano es demasiado tentador como para escaparse de las ambiciones imperiales.
Con el argumento, repetido una y otra vez por la derecha, que daría pie a una intervención extranjera en la nación suramericana, Trump asumió que “…lo de Venezuela es un problema humanitario, no hemos visto nada así durante mucho tiempo”, ya con el camino preparado para intervenir en suelo venezolano, mediante las siete bases que tiene asentadas en Colombia, más los soldados de ese país y la IV Flota ya preparada para el ataque.
Aun con la histórica amistad entre las dos naciones de por medio, y el hecho de que Venezuela fuera uno de los actores principales para el inicio y desarrollo del proceso de paz en Colombia, el presidente Santos enfiló sus cañones contra el legítimo gobierno del presidente Nicolás Maduro, en las últimas semanas.
Luego de que Caracas denunciara la pasada semana la ubicación de tropas blindadas en la zona fronteriza que demarca las dos naciones, el mandatario colombiano aseguró en un Twitter de una sola línea que “la revolución bolivariana había fracasado”, en consonancia con sus continuas criticas hacia el presidente Maduro y su gobierno.
No hay dudas. Los sueños de la Gran Colombia de Bolívar no pesan en la conciencia de este millonario presidente que no dudó en mandar a asesinar al canciller de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), Raúl Reyes, cuando pernoctaba en un improvisado campamento en la zona fronteriza que comparte con Ecuador. Para ello utilizó las fuerzas de una base militar norteamericana de rápida movilización y tropas del Ejército Nacional.
En su estancia en Washington, el suramericano aceptó como válidas las declaraciones de su anfitrión: “El Presidente Santos y yo discutimos sobre la situación en Venezuela, seguiremos trabajando con Colombia y otros países sobre Venezuela”.
Trump, sin ser interrumpido, expresó que “la situación política y económica en Venezuela es una vergüenza para la humanidad y constituye una situación que la región no había visto en décadas”.
“Uno ve la riqueza de ese país y se pregunta ¿Porqué está ocurriendo esto? Pero es que el país ha sido administrado increíblemente mal durante varios años”, señaló el improvisado jefe de la mayor potencia militar del mundo.
No bastaron las declaraciones del mandatario contra Caracas. Cuatro senadores estadounidenses le confirmaron al periódico El Tiempo que le ofrecieron al presidente colombiano “ayuda militar para contrarrestar cualquier provocación o un posible conflicto con Venezuela”. El senador republicano Lindsey Graham le preguntó al presidente Santos, argumentó el rotativo, qué tipo de armamento creía necesario para disuadir una provocación por parte de Caracas, en lo que se vislumbra como una confrontación directa provocada por Bogotá.
Con su reciente intervención en las redes, Santos se acabó de quitar la careta con el gobierno progresista vecino, que ha dado muestras de paciencia enorme ante la entrada de centenares de paramilitares y mafiosos a través de las fronteras, quienes participaron en las manifestaciones violentas anteriores, como la del 2014, y en las actuales, con saldo de decenas de muertos y heridos.
En otra amenaza al proceso bolivariano, el mandatario pidió a su canciller, María Ángela Holguín, que solicitara a la Secretaría de Naciones Unidas su atención sobre un eventual anuncio del gobierno venezolano de armar medio millón de personas para detener el golpe de Estado derechista en curso. Tal decisión podría ser válida dado el hostigamiento violento de que es víctima la ciudadanía en varios Estados, ya que la derecha sigue un plan de desgaste para obligar a la renuncia del presidente legítimo del país y derrocar a la Revolución Bolivariana.
Cumplida la misión de Holguín, en ese momento en Nueva York, observadores de las diferencias bilaterales consideran que Santos, si por casualidad dudara, no tendrá reparos en sumarse al plan de atentados convencionales o directos contra el gobierno de Caracas con sus tropas y brindarle logística a los cónclaves militares de Estados Unidos.
En Venezuela residen actualmente 5 600 000 de colombianos que emigraron en busca de ayuda solidaria dada la situación imperante en su país. En el 2016 llegaron 100 000 y en lo que va de año otros 35 000. Todos reciben los beneficios adquiridos por los ciudadanos venezolanos.
Para Maduro, la postura de Santos, no por esperada y menos aún luego de su conversación con el presidente Trump, es dolorosa, dado el grado de compromiso que primó por la paz durante más de siete años, encabezado primero por el fallecido Hugo Chávez, y continuado por él.
Colombia es una de las naciones conservadoras que, a contrapelo de la historia, reclamó desde la Organización de Estados Americanos (OEA) la convocatoria a elecciones presidenciales en Venezuela —pautadas para el próximo año—, la liberación de los presos por delitos contra el Estado y otras demandas del sector regional más recalcitrante.
Al igual que hizo su antecesor Uribe con otros dirigentes opositores, el mandatario recibió la pasada semana en la Casa de Nariño al opositor venezolano Luis Florida, para que no queden dudas de su postura contra la Revolución Bolivariana en este ataque conjunto de las fuerzas retrógradas.
Este miércoles, el semanario Voz denunció que desde las bases militares de Estados Unidos en Colombia, situadas en Larandia, Tres Esquinas, Arauca, Puerto Leguízamo, Leticia y Florencia; trabajan en la formación de un “arco estratégico” enfocado a una potencial intervención en territorio venezolano.
La publicación añade que el anillo militar estaría integrado además por tropas de asalto norteamericanas acantonadas en las bases de “control y monitoreo” Reina Sofía, de Aruba, y Hato Rey, de Curazao; y el centro de operaciones tendría asiento en la base de Palmerola, en Honduras, la mayor instalación extrajera de esa naturaleza en territorio latinoamericano.
En noviembre próximo habrá maniobras conjuntas de las Fuerzas Armadas de Argentina, Brasil, Colombia y Estados Unidos, en la llamada Triple Frontera suramericana, que apuntan directamente al soberano Estado venezolano.
orlando
30/5/17 5:14
Es increible que el Pais mayor productor de drogas,con una estructura para su comercializacion,el Pais que tiene institucionalizado a los para-militares,el Pais donde mas activistas sociales mueren extrajudicialmente, se ponga a cuestionar a la revolucion bolivariana,que tiene una hoja de servicio tan limpia. Quien promovio de verdad la Paz en Colombia, una revolucion no muere por los deseos de un burocrata
jade
29/5/17 16:05
Hace rato todo el mundo conoce la posición del Diablo Santos, ya basta de tanta palabreria si no quieren ver una venezuela ardiendo, armese toda Latinoamerica y ya veremos como salen las cosas.
ANGEL
29/5/17 15:15
SANTOS TODA LA VIDA FUE UN FASCISTA SOLAPADO. LA SOLUCION PARA DISUADIR AL IMPERIO DE UNA AGRESION ESTA EN ARMAR AL PUEBLO AL IGUAL QUE SE HIZO EN CUBA.
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