Luego de dos semanas en el cargo, hasta este 23 de febrero el presidente interino de Haití, Jacolerme Privert sigue sin nombrar un Primer Ministro que sea capaz de conciliar los intereses políticos de ese empobrecido país caribeño y organice las elecciones que nombrarán un nuevo Mandatario en sustitución del saliente Michel Martelly, que entregó su cargo sin sustituto.
Privert, expresidente del Senado, ocupó el cargo luego de que Martelly terminara su mandato en medio de una confrontación popular y de los partidos opositores con su gobierno por presunto fraude en los comicios electorales del pasado 25 de octubre, a lo que siguió la renuncia de varios miembros del Consejo Electoral y la imposibilidad de cumplir con el cronograma comicial en dos ocasiones posteriores.
Para evitar un vacío político en Haití, y en las últimas horas de su gestión, el saliente Mandatario concilió con el Congreso Nacional y otras fuerzas políticas el nombramiento de un sustituto interino, encargado de formar el hasta ahora inexistente gobierno de transición.
Analistas consideran que Privert debe poner al máximo sus gestiones puesto que en la nación existe una contenida inconformidad de los ocho partidos opositores - autodenominado G-8- y la población, que espera y desea la celebración de elecciones transparentes y no la imposición de un gobierno, en evidente rechazo a la injerencia de Estados Unidos que siempre ronda ese país del Caribe.
El primer paso que se espera del sustituto provisional de Martelly es el nombramiento de un Primer Ministro que sea capaz de garantizar un proceso comicial sin la intromisión de factores externos, en este caso Estados Unidos, que desde 1915, cuando invadió la parte que ocupa Haití en la isla La Española (el resto pertenece a Santo Domingo), habitúa a entrometerse en los asuntos internos de esa nación de 10 572 029 habitantes, más de tres millones de ellos en la pobreza y un millón y medio en la miseria.
El día que Martelly pasó el cargo al expresidente del Senado, la calma volvió de momento a las calles de las principales ciudades haitianas, ya que movimientos sociales y partidos decidieron esperar por las gestiones de este político de 63 años que, según el politólogo James Petras, es un representante de la oligarquía. Pero la espera, advirtieron, no durará mucho.
La situación, en aparente calma, pero con una crisis latente, puede empeorar si se considera que Estados Unidos podría intervenir militarmente en Haití, como lo ha hecho antes, si no hay soluciones rápidas, y que ya se encuentra allí un contingente de Cascos Azules, de Naciones Unidas (ONU), uno de cuyos miembros fue el que introdujo la epidemia de ébola en aquellas tierras.
En la primera vuelta presidencial de octubre, el candidato oficialista Jovenel Moïse ganó el primer lugar, pero con un porcentaje insuficiente para formar gobierno en solitario con un 32,76 por ciento de los votos, frente a 25,29 por ciento del opositor Jude Célestin, quien calificó los resultados de "farsa ridícula", y renunció de inmediato a seguir en la lid.
Sin reponerse todavía de las heridas dejadas por el enorme terremoto que en enero de 2010 arrasó con 300 mil vidas, y dejó un saldo de un número aún mayor de heridos y discapacitados y un millón de personas sin hogar, la economía nacional está, igualmente, en el suelo y la gran mayoría del pueblo vive de un mercado informal, muchos aún en la calle, sin vivienda.
Según el presidente interino, mantiene reuniones casi permanentes con distintos sectores sociales, políticos y religiosos para tratar de encontrar la persona idónea que asuma el Premierato y solucione el conflicto interno. Se valora la posibilidad de que si el escogido no goza del favor popular vuelvan las manifestaciones callejeras.
Son seis los candidatos potenciales registrados: Myrlande Manigat, de la Agrupación de Demócratas Nacionales Progresistas (RDNP), presentada por la plataforma Jistis (Justicia), los exsenadores Simon Desras Dieusseul y Edgard Leblanc, de Organización del Pueblo en Lucha (OPL), oponente de Privert en la elección ocurrida en el Parlamento el pasado día 1, Fritz Jean-Louis, Jacques Sampeur y Joanas Gue .
Privert tiene varias preocupaciones en estos días, una de ellas la conformación del nuevo Consejo Electoral, cuyos miembros renunciaron en medio de la debacle de los comicios supuestamente fraudulentos. Sin esta institución es imposible volver a las urnas.
Otro motivo de inquietud es la situación de la economía nacional, que describió como “difícil”, criterio que comparten empresarios y especialistas.
El mandatario interino, que antes presidió el Comité de Finanzas del Senado, conversó en estos días con el gobernador del Banco Central, y el titular de Finanzas, Wilson Laleau, para estudiar las medidas que deben adoptarse ante la devaluación de la moneda local, el gourde, que pasó de 43 a 60 unidades por un dólar estadounidense en pocos días.
Haití depende de la agricultura y pesca, tradicionalmente organizadas en pequeñas explotaciones de subsistencia, fragilizadas por la carencia y empobrecimiento del suelo disponible, así como un agravamiento de la sequía con la consiguiente ruina de los sembradíos, y también, de la ayuda exterior.
En las últimas semanas, según economistas, el conflicto político instalado y la posibilidad de nuevas acciones de protesta hicieron que inversiones importantes abandonaran el país antillano.
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