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jueves, 7 de noviembre de 2024

Francia: Más que fútbol… trabajo

El proyecto de ley de reforma laboral en la nación gala fue aprobado en medio de protestas de los sindicatos y movimientos sociales...

Linet Perera Negrín en Exclusivo 10/07/2016
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Hoy Francia ocupa titulares por la Eurocopa 2016. Sin embargo, existen otras noticias —no tan agradables— en la nación gala. Desde hace meses, los sindicatos y organizaciones francesas han organizado fuertes protestas y huelgas de diversos sectores a nivel nacional contra un proyecto de ley de reforma laboral.
Precisamente, esta semana se aprobó por decreto en la Asamblea Nacional francesa este polémico proyecto que aumenta la inestabilidad de los trabajadores y supone un retroceso histórico de los derechos laborales, afirman los sindicatos. En su defensa, el gobierno del Partido Socialista argumenta que pretende flexibilizar el mercado laboral.
El proyecto de la ley El Khomri, denominada así por el nombre de la ministra de Empleo, Myriam El Khomri, se aprobó en su segunda lectura después de que los opositores no presentaran una moción de censura contra el Ejecutivo socialista para revocarlo, detalló El País.
Al no existir ninguna moción, el texto irá ahora al Senado para una segunda lectura y, si hay discrepancias en esa cámara, pasará de nuevo a la Asamblea para su votación definitiva, prevista para el 20 de julio, y en la que el Ejecutivo podría servirse por tercera vez de ese artículo, añade el diario español.
¿En qué consiste el proyecto de ley de reforma laboral? Sobre la jornada laboral, las 35 horas semanales —aprobadas en el 2000— se pueden superar para mantener el empleo por acuerdo con cada empresa.
Según datos, la jornada laboral media de los franceses está por debajo de la media de la eurozona (40,9 horas semanales), pero se sitúa en las 39,4 horas. Las reformas legales de los últimos 15 años han flexibilizado tanto la ley que su aplicación registra miles de excepciones en miles de empresas.
Luego de la aprobación de la reforma se podrá trabajar hasta 46 horas por semana. En cuanto al pago de las horas extras se reducen de un 25 % a un 10 %.
Al referirse a los despedidos, el documento facilita este por causas económicas. Por ejemplo, podría ocurrir por “descenso de pedidos o cifra de negocios”, “cambios tecnológicos” o “reorganizaciones para mantener la competitividad”.
En este sentido, la indemnización fue rebajada. Si la antigüedad es inferior a 2 años será de cuatro a tres meses de salario y de 27 a 15 si supera los 20 años.
Aunque, los tribunales laborales dispondrán de un baremo indicativo (lista) —un aspecto negociado anteriormente— para determinar el nivel de indemnizaciones que el empleador tiene que pagar a los trabajadores despedidos. A esto se le suma que si es un despido por causas económicas, los jueces podrán establecer si ha habido voluntad de falsear las cuentas para reducir la plantilla.
Otro problema denunciado por los sindicatos es que los convenios de empresa primen sobre los acuerdos sectoriales. Los convenios son legítimos entre las organizaciones sindicales representativas de los trabajadores y las organizaciones de empresarios o empresarios individuales. La negociación de un convenio o acuerdo colectivo de empresa permite adaptar las disposiciones del código de trabajo a las necesidades específicas de las empresas.
Medios de prensa destacan que antes de la reforma los salarios y las condiciones de trabajo se determinaban principalmente en acuerdos colectivos entre el empleador y sindicatos negociados en cada uno de los más de 200 sectores que componen la economía francesa. Una vez concluidos, los acuerdos sectoriales se extendían a todas las empresas del sector mediante un decreto ministerial.
Ahora tendría lugar un mayor espacio para establecer acuerdos en las empresas, que pueden sustituir a los convenios colectivos fijados a escala nacional.
En los debates también se expone que las empresas pueden modificar el contrato de trabajo con acuerdo del trabajador, pero sin alterar la remuneración. Es decir, un empleado trabajaría más tiempo sin ganar por ello más dinero.
Desde la perspectiva del gobierno, la reforma beneficiará a la competitividad de las empresas ante el estancamiento de la economía y disminuirá el desempleo, que alcanza el 10,5 %. Según el mandatario galo, François Hollande, esta nueva ley flexibilizará la contratación y reforzará la seguridad de los empleados. Una posición apoyada también por la derecha.
Para la ministra de Empleo, “la economía de servicios lo arrastra todo, la digitalización del trabajo se generaliza, los trabajadores desplazados se extienden” y “nuestro derecho laboral ya no cumple suficientemente su papel”, añadió.
Sin embargo, para los sindicatos la reforma a la ley laboral supone un retroceso en las conquistas sociales y laborales alcanzadas por trabajadores. Una idea bien clara para las principales organizaciones que por primera vez en muchos años, se pusieron de acuerdo para exigir cambios radicales en el proyecto y efectuar movilizaciones, iniciadas meses atrás.
Dos de las mayores centrales sindicales, la Confederación General del Trabajo (CGT) y Fuerza Obrera (FO) exigen la retirada del texto. El dirigente de la CGT, Philippe Martinez, defiende que “la modernidad es el progreso social, es más derechos y más seguridad para los ciudadanos, no un regreso al siglo XIX”.
Las críticas no solo emergen del sector sindical. Algunos parlamentarios, figuras políticas y el ala crítica de los socialistas, acusa al Ejecutivo de hacer concesiones a los empresarios.
En un manifiesto suscrito por 18 personalidades, entre ellas diez diputados socialistas, se asegura que la propuesta no es “ni verdadera reforma ni social” y que provoca “no solo decepción, sino también cólera”.
Por otra parte, la alcaldesa de Lille, Martine Aubry, autora de la ley de 35 horas cuando fue ministra de Trabajo, junto a otros, sugirieron la posibilidad de abandonar al Partido Socialista.
Mientras, otros muestran su desconcierto ante un Gobierno socialista por plantear medidas que ni el conservador Nicolas Sarkozy efectuó en la anterior legislatura.
El primer ministro galo admitió la posibilidad de “cambios” o “mejoras” en el proyecto de ley, pero afirma que el presidente respalda su determinación de ir “hasta el final” con la reforma laboral.
Según los últimos sondeos publicados por medios locales, el 70 % de los ciudadanos franceses está en contra de la reforma laboral.
Desde principios de marzo, cientos de miles de personas han participado en movilizaciones, la undécima jornada tuvo lugar recientemente. Las protestas han ocupado París, la capital, Nantes, Rouen y otras 200 ciudades. En algunos casos se han producidos incidentes con la policía e incluso la detención de algunas personas.
Mientras continúa la Eurocopa 2016 de fútbol y miles de seguidores siguen atentos a la competición —próxima ya a su final este domingo— la ciudadanía francesa continúa apostando por las protestas ante la convocatoria de los sindicatos como una forma de legitimar sus reclamos contra este proyecto de ley.

 


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Linet Perera Negrín


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