Aunque el diálogo entre el gobierno venezolano y una dividida oposición continuará el próximo 6 de diciembre, en coincidencia con la victoria de la derecha ganadora de mayoría en la Asamblea Nacional, su fragilidad hace temer, en especial a los escépticos, que pueda resolver la crisis política existente en esa nación suramericana.
Razones existen para creer que, en algún momento, los líderes de línea dura de los conservadores obligarán a un grupo de dirigentes de la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) a abandonar las conversaciones, como han hecho en otras oportunidades.
Antes lo hizo el fallecido presidente Hugo Chávez, y luego su sucesor por voto popular, Nicolás Maduro, también mantiene una pública postura de acercamiento con la oposición, pero hasta ahora chocó con la incomprensión de sus adversarios que, a cualquier costo, están dispuestos a sacarlo del Palacio de Miraflores.
En esta oportunidad, una vez más Maduro accedió a sentarse en una mesa de negociaciones con la parte, al parecer, menos furibunda de la oposición, pues sus enemigos más iracundos no están en el diálogo, entre ellos el gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles, y Henry Ramos Allup, el controvertido político que preside la Asamblea Nacional.
Para unir las dos fuerzas políticas, llegaron a Venezuela varios representantes internacionales, entre ellos el enviado especial del Papa Francisco, Monseñor Claudio María Celli, el secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Ernesto Samper, y los ex presidentes de España, José Luis Rodríguez Zapatero, República Dominicana, Leonel González, y Panamá, Martín Torrijos.
La primera ronda del diálogo nacional, luego de meses de preparación, tuvo lugar el 30 de octubre pasado en el Museo Alejandro Otero, mientras que la segunda reunión plenaria, en el mismo lugar, terminó el pasado día 12, con cinco acuerdos considerados fundamentales para aliviar la tensión en que vive la sociedad venezolana.
Aunque algunos analistas coinciden en que este compromiso es un paso importante en una posible conciliación sobre temas urgentes e impostergables, otros estiman en que los días lo convertirán en documento muerto, dada las diferencias existentes en las filas opositoras, a las que no le interesa la paz ni el entendimiento conjunto, dada las reacciones establecidas pocas horas después de conocido el pacto bilateral.
Para que el diálogo no fallezca, incluso fue leído un mensaje personal del Papa Francisco a la Mesa –importante para una nación eminentemente católica- en el que una vez más invita a mantenerse y preservar en el camino de las negociaciones, el que catalogó como el único posible para resolver las legítimas diferencias entre los venezolanos, según el Monseñor Celli.
Una llamada Hoja de Ruta también fue trazada sobre los compromisos adoptados en las cuatro mesas temáticas instaladas en la primera reunión, la cual permitiría normalizar la relación constitucional entre los poderes del Estado, el respeto recíproco entre los mismos y explorar medidas de acompañamiento económico en el marco legal, constitucional y de respeto a la soberanía nacional, que contribuyan a mejorar las condiciones de abastecimiento a la población, según indicó un comunicado difundido por Unasur al término del encuentro.
Los cinco puntos, que algunos sectores opositores consideran una cesión de derechos constitucionales, pretenden, ante todo, la búsqueda de soluciones rápidas a los acuciantes problemas económicos, agravados por los bajos precios del crudo, principal renglón exportador del país.
El Monseñor Celli informó que se decidió un trabajo conjunto en medidas para resolver en el corto plazo el desabastecimiento de medicinas y productos de primera necesidad. A este punto se suma el diseño y aplicación de políticas de cooperación entre los sectores públicos y privados.
En el aspecto político “se acordó instar a los poderes públicos competentes a actuar en la resolución de la situación del caso Amazonas en términos perentorios. La Asamblea Nacional está considerada en desacato luego de juramentar a tres diputados del estado de Amazonas acusados de fraude, e impedidos de acceder a sus escaños.
Otro acuerdo indica que se nombrarán dos de los cinco rectores del Consejo Nacional Electoral que culminan su mandato este año, lo que, en opinión de los opositores, deben ser independientes pues acusan al actual de ser colaborador del gobierno.
Respecto a la soberanía, hubo unanimidad en la defensa del reclamo de la zona de la Guayana Esequiba, reclamada por los venezolanos a Guyana desde hace más de un siglo.
Los otros dos puntos son también importantes: la incorporación a la Mesa de los gobernadores y distintos segmentos sociales, el establecimiento de una comisión de seguimiento para evitar la paralización del proceso, y la Declaración Conjunta de convivencia en paz, dada la violencia impulsada por algunos sectores opositores.
REACCIONES DEL DIÁLOGO
Sin embargo, este martes, la opositora Asamblea Nacional, apenas 48 horas después del acuerdo nacional, rechazó la prórroga del Decreto de Emergencia Económica resuelto por Maduro la semana pasada para ejercer sus planes de gobierno sin la anuencia del órgano parlamentario, cuyas resoluciones son nulas ante la Carta Magna.
Luego de un fuerte debate entre diputados oficialistas y diputados, el Parlamento decidió dar este paso que crea nuevas fisuras entre los poderes venezolanos.
También ese día, Jesús Torrealba, secretario general de la MUD y participante en las dos reuniones, acusó al gobierno de “estar metiendo dinero” en las filas opositoras para crear malentendidos y con ello la división interna, lo cual contrasta con su supuesta defensa de la conciliación nacional.
Horas después del cierre de la reunión del diálogo, la vicepresidenta del partido Proyecto Venezuela, Vestalia Sampedro, cuestionó el pacto alcanzado, y a la MUD por permitir una nueva elecciones en Amazonas, que según ella, no constituyó un fraude, ni hay pruebas para demostrarlo.
La exdiputada opositora María Corina Machado, de Vente Venezuela, cuestionó también las nuevas elecciones de los diputados de Amazonas, pues, en su opinión, ello no permitirá por si mismo suprimir el desacato parlamentario, y dijo sentirse “decepcionada” de los acuerdos.
Para el alcalde del municipio Sucre, en Caracas, Carlos Ocariz, “los cinco puntos fueron acordados con el gobierno”, y criticó que no se hizo alusión a lo que el llamó “presos políticos”, como el cabecilla Leopoldo López, instigador y organizador de las acciones violentas en 2014, que dejaron más de 40 muertos.
Este lunes, una marcha de opositores, en su mayoría del opositor partido Voluntad Popular, llegó hasta la cárcel de Ramo Verde, en el estado Miranda, para exigir al gobierno la liberación de López, condenado a casi 14 años de cárcel.
También el dos veces candidato presidencial y perdedor ante el fallecido Comandante Hugo Chávez y luego Maduro, el gobernador de Miranda Henrique Capriles, de Primero Justicia, llamó “a retornar de inmediato a la agenda de movilización popular, bajo el alegato de que “la crisis está cada vez peor”.
Las reacciones de la línea dura de la oposición es reflejo de la división existente en ese sector político, pues la MUD está integrada por unas 15 agrupaciones, de las cuales solo cuatro o cinco son partidos verdaderamente representantes de la derecha tradicional, enemiga acérrimos de la Revolución Bolivariana.
La actitud beligerante del grupo más reaccionario tiene sus antecedentes en su fracasada política antigubernamental.
Poco ha logrado la reacción venezolana este año, ya que el CNE suspendió por irregularidades de ese grupo el pretendido referendo revocatorio presidencial; la llamada Toma de Caracas resultó un fracaso a ojos vista; también el intento de un golpe de estado parlamentario que terminó en agua pasada gracias a la rápida movilización de los revolucionarios en las calles. A pesar de estos contratiempos, realizaron acciones violentas en octubre pasado que dejaron una persona fallecida y varias heridas.
La presencia del pueblo en las calles, en respaldo al Presidente y el proceso político, hicieron también que navegaran en penas las maniobras realizadas por la contrarrevolución en el exterior, entre ellas las efectuadas por el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, a quien nadie siguió en su afán de un enjuiciamiento político al gobierno bolivariano; la campaña mediática que informaba sobre la caída “de la dictadura de Maduro”; , en tanto tampoco adelantó el plan de la triple alianza neoliberal de Argentina, Brasil y Paraguay, para impedir la asunción de Venezuela en la presidencia temporal del Mercado Común del Sur (Mercosur).
Otro detonante que obligó en cierta medida a los opositores a sentarse a dialogar fue la digna actitud del ministro de Defensa, Vladimir Padrino, quien rodeado de los altos mandos uniformados, reafirmó su lealtad a la Constitución Nacional, uno de los postulados de Chávez, surgido de las filas militares contrarios a la política déspota y neoliberal que gobernaba Venezuela.
Aunque es evidente la fragilidad del diálogo, también lo es que la Revolución Bolivariana se anotó un tanto importante en la lucha interna ante enemigos hasta ahora con los cuales se hacía –y hace- difícil entablar un debate político, dada sus irreconciliables posiciones y tozudez.
Un pueblo revolucionario movilizado, unas Fuerzas Armadas leales al presidente Maduro, y el interés gubernamental de convivir y trabajar en paz, le cierra el paso, al menos por el momento, a los oscuros planes que la línea dura opositora y Estados Unidos tratan de imponer en Venezuela.
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