España sigue acéfala

Pedro Sánchez, líder del Partido Socialista Obrero Español, PSOE, se convirtió este viernes en el primer aspirante a la jefatura del gobierno rechazado en su segundo intento por lograr la aprobación de las Cortes Generales.

Por lo tanto, esta inédita situación mantiene el vacio de poder en España desde las elec-ciones generales del pasado diciembre, situación que puede prolongarse hasta el próximo dos de mayo, fecha en la cual, de no establecerse gobierno, habría que convocar a nue-vos comicios.
Desde ahora y hasta inicios del quinto mes del año, la corona española puede intentar proponer que otra figura política o el mismo Sánchez trabajen en la búsqueda de consen-so para la integración de un gabinete estable.

En realidad, lo sucedido este cuatro de marzo fue algo así como la concreción de una “muerte anunciada”, toda vez que el jefe del PSOE acudió a la primera vuelta con una franca minoría parlamentaria y una fuerte oposición, tanto de la derecha, como de los restantes grupos de izquierda, situación que definitivamente no pudo revertir.

El más serio obstáculo fue el pacto suscrito por Sánchez con el movimiento Ciudadanos para establecer una administración definida como “reformista y de progreso”, empeñada en instrumentar cambios constitucionales no bien vistos por varios de los partidos repre-sentados en las Cortes Generales, amén de abogar por la indivisibilidad de la nación frente a las tendencias independentistas regionales, entre otros asuntos de corte muy polémico.

En consecuencia, la jornada de este viernes apenas resultó diferente a la de inicios de la semana, en la que el aspirante del PSOE quedó muy por debajo de la cifra de votos fa-vorables que requería para convertirse en Jefe de Gobierno.

Así, Pedro Sánchez tuvo de nuevo en contra a los representantes del derechista Partido Popular, PP, a la agrupación Podemos, a Izquierda Unida y al movimiento Compromis.
En el caso de estas tres últimas, sus delegados instaron al líder del PSOE a atreverse a romper amarras con la derecha y trabajar en lo adelante por lograr una verdadera coali-ción de corte progresista que enfrente decididamente los planes continuistas de la oli-garquía nacional.

Lo cierto es que el resultado de la votación parlamentaria de este viernes cuatro de mar-zo, no solo prolonga la ausencia de gobierno en España, sino que abre además la posibi-lidad para que la derecha, a pesar de su notorio desgaste en el ejercicio del poder, reavi-ve sus aspiraciones de ser convocada por la monarquía para pretender prolongarse por más tiempo al frente de la administración nacional.

Por otro lado, la disputa con otras agrupaciones de izquierda no deja bien parado al PSOE, ya de por si marcado por una controvertida historia en sus anteriores períodos de ejercicio oficial, al tiempo que da trigo a la campaña derechista que intenta imponer la visión de que sus oponentes son incapaces de entenderse y garantizar un seguro proceso de estabilidad y gobernabilidad internas.

De manera que, aún sin un indispensable aparato de conducción nacional, España pro-yecta hoy por hoy la viva estampa de un descabezado.