El diálogo nacional entre el gobierno bolivariano y un sector de la derecha representada por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) es arropado con sumo cuidado hasta por el Papa Francisco, en un intento por estabilizar de manera permanente a una nación criminalizada por Estados Unidos y sus aliados locales y regionales, pero con el cual tampoco hay que hacerse demasiadas ilusiones.
Hasta Caracas, con la disposición de sentar en una mesa para discutir las diferencias –que no los principios- a los dos polos políticos opuestos y con fuerzas internas de poder- llegó el enviado especial del Vaticano, monseñor Claudio María Celli, el secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas, Ernesto Samper, y los expresidentes que impulsaron el proceso, José Luis Rodríguez Zapatero, España, Leonel Fernández, República Dominicana, y Martín Torrijos, Panamá.
Esta no es la primera vez que el presidente constitucional Nicolás Maduro, a quien la derecha intenta de manera casi desesperada de sacar del gobierno, busca un acercamiento con sus opositores, -como lo hizo antes su antecesor Hugo Chávez- en aras de evitar la cadena de violencia que desataron en 2014, amén de las distintas formulaciones de guerra interna –económica, mediática, psicológica- que mantienen de forma permanente para irritar al pueblo y detener el desarrollo de la nación.
Y, hasta ahora, y ojalá ocurra para evitar el derramamiento de sangre que busca la derecha radical, los diálogos se disuelven por ausencia de los opositores.
La situación política de Venezuela posee matices críticos, dado el enfrentamiento anticonstitucional de la Asamblea Nacional (AN), de mayoría de derecha, contra los otros cuatro poderes instalados en la República Bolivariana: el ejecutivo, el judicial, el Popular y el Consejo Electoral Nacional.
Comandados por el veterano politiquero Henry Ramos Allup, el opositor Parlamento ha infringido las leyes constitucionales en una carrera demente para eliminar a Maduro y colocar en su lugar a algún desvelado impuesto por Washington, pues no hay, ni se vislumbra, un líder ni de la MUD ni independiente que pueda suplantar al Mandatario.
Primero intentaron derrumbarlo, desde el 6 de diciembre, cuando se alzaron con la mayoría con un referendo revocatorio, que a estas alturas ya ni fecha tiene marcada dadas las irregularidades en la presentación de solicitud, la recogida de firmas y las decisiones adoptadas por el CNE, a lo que se une la condición de desacatado dictada en su contra por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) por juramentar diputados fraudulentos del estado Amazonas.
Luego, en una burda maniobra destinada al fracaso, intentaron darle un golpe de Estado Parlamentario al Presidente la semana pasada con la arrebatada idea de abandono de funciones y la celebración de un juicio político, cuando en realidad realizaba una gira por naciones petroleras en busca de equilibrio para la venta mundial del crudo.
La falta de ética, de seriedad, y de conciencia de la oposición, ha dado al traste con sus planes transgresores y puede decirse que en estos momentos la AN pasa a un segundo plano, luego de que dirigentes de la MUD aceptaron reunirse con el gobierno y los acompañantes del gran diálogo nacional, en el que no participan ni Allup ni Henrique Capriles, el gobernador del estado Miranda, presidenciable y derrotado en dos oportunidades por Chávez, primero, y Maduro, después.
DIFÍCIL, PERO NO IMPOSIBLE
Los pasos necesarios para comenzar a dialogar sobre las diferencias políticas entre el gobierno y la oposición ya fueron dados el pasado domingo, cuando se realizó la primera reunión entre las partes y los acompañantes internacionales, la cual continuará el próximo día 11.
Maduro anunció a la población que se instalarán cuatro mesas temáticas que adoptarán como base de su trabajo las propuestas hechas por los líderes extranjeros sobre los ejes de las discusiones, la metodología y el cronograma de las conversaciones.
Cada una de ellas, según se acordó en la primera cita que culminó en la madrugada del pasado lunes, será coordinada por uno de los acompañantes, junto a un representante gubernamental y uno de la oposición, y sus respectivos asesores técnicos.
Estos espacios de análisis quedaron conformados de la siguiente manera: 1. Paz, Respeto al Estado de Derecho y a la Soberanía Nacional, coordinada por José Luis Rodríguez Zapatero; 2. Verdad, Justicia, Derechos Humanos, Reparación de Víctimas y Reconciliación, por el Vaticano, 3. Económico-Social, Leonel Fernández; y 4. Generación de Confianza y Cronograma Electoral, Martín Torrijos.
Al primer encuentro asistieron por el gobierno, además de Maduro, la canciller Delcy Rodríguez, el alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez, el diputado del Bloque de la Patria, Elías Jaua, y Roy Chaderton, ex canciller bolivariano y diplomático de vasta experiencia.
Por la oposición, el secretario general de la MUD, José Torrealba; Carlos Ocariz, de Primero Justicia, Henry Falcón, de Avanzada Progresista, Luis Alquiles Moreno, de Acción Democrática y Timoteo Zambrano, de Un nuevo Tiempo.
Los ocho temas de discusión previstos constituyen el centro de las desavenencias entre las fuerzas revolucionarias y las opositoras. Si se alcanzan los acuerdos pertinentes, Venezuela pudiera resolver la mayoría de los grandes problemas causados por la derecha virulenta –como el desabastecimiento de productos básicos y la violencia callejera-, entre otros.
Entre los puntos a analizar están Establecimiento de un compromiso conjunto para el mantenimiento de la paz y el entendimiento entre los venezolanos; Revisión de la situación de personas privadas de libertad; Caso de los Diputados del estado Amazonas; Cronograma e institucionalidad electoral y respeto a los procesos electorales previstos en la Constitución; Funcionamiento y Autonomía de los Poderes Públicos y respeto de sus respectivas competencias constitucionales; Compromiso conjunto para mejorar las condiciones de abastecimiento de alimentos y medicinas.
El diálogo nacional podría terminar en un fracaso si la totalidad de la dirección derechista no acepta los resultados, pues como indicó el periodista y analista político venezolano José Vicente Rangel en su último programa dominical, “en la MUD impera la política de cúpulas, las luchas internas y las acciones irresponsables, realidad que la ha conducido a sucesivos fracasos, luchas internas y acciones irresponsables”.
Para la geopolítica latinoamericana, el éxito de estas conversaciones resulta de suma importancia, si se considera que Venezuela es uno de los cinco principales productores de petróleo a nivel mundial, y pionera del gran movimiento integracionista de la región a partir de la asunción del fallecido Chávez en 1999.
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