Hay pocas cosas más directas, precisas, puntuales, breves, y en muchas ocasiones poéticas, que un aforismo chino.
Es el producto de una cultura milenaria que ha hecho de la meditación, la observación y el cultivo del espíritu, el contexto capaz de brindar una muy especial sensibilidad para intuir y desentrañar la medida de la realidad…y los hay muy antiguos, y los hay plenamente ajustados al presente.
Y en estos días me viene a la mente, dentro del segundo grupo, aquel enunciado chino que, en torno a la primera potencia capitalista, asegura que “el peor enemigo de los Estados Unidos es los Estados Unidos”…y el peor enemigo de sus aduladores también…agregamos nosotros.
Y como vista hace fe, Washington y los restantes miembros del “selecto equipo” del G-7, reunido por estos días en la ciudad británica de Carbis Bay, acaban de mostrarnos en la práctica que ambas cosas son reales, tangibles y tristemente fatales.
Así Joe Biden, que con esta cita inició su primer viaje como presidente gringo al Viejo Continente, fue el encargado de presionar a sus pares del Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Italia y Japón, para sumarlos a su acariciada “ofensiva general” contra el gigante asiático, al que considera, junto a Rusia, los principales obstáculos en su peregrina idea de reimponer al planeta el hegemonismo de factura Made in USA.
Lo hizo echando mano a factores “morales y éticos” como “la violación por Beijing de los derechos humanos, las libertades individuales, y los preceptos del libre mercado” en busca de una total e inadmisible preeminencia global.
- Consulte además: Un cascarón de nombre G-7
Por demás, parece haber sumado adeptos al titulado plan “Build back better for the world”, o “Reconstruir mejor al mundo”, por el cual los “poderes aliados” prometen villas y castillas económicas, financieras y sociales a los históricamente expoliados países del Sur, de manera de contrarrestar las prácticas mutuamente ventajosas que caracterizan los lazos chinos con esa parte del mundo.
Además, se apuntó directamente contra el mega acuerdo que para la activación de la añeja Ruta de la Seda viene promoviendo Beijing desde 2013.
Iniciativa del presidente Xi Jinpig y expresión de la política multilateral y de colaboración de China, el gigantesco proyecto incluye la reconstrucción de aquella vía comercial terrestre y la creación de una marítima paralela. Sumaría a unos de 60 países, el 75 por ciento de las reservas energéticas conocidas, el setenta por ciento de la población mundial, y generaría la mitad del Producto Interno Bruto (PIB) del paneta.
Recordar que en esa cuerda se mueve además la intención de Biden de inyectar montos billonarios a la maltrecha economía estadounidense para intentar “competir” con un gigante asiático en pleno despliegue.
Según la CNN, algunos de los líderes presentes en la cita de Carbis Bay, como los de Gran Bretaña, Francia y Canadá, se mostraron inclinados a suscribir una política común con Washington con respecto a Beijing, en tanto Alemania, Italia y representantes de la Unión Europea “alentaron buscar áreas de cooperación con China”.
Hay que recordar que hace poco más de un año, en marzo de 2019, el presidente Xi Jinpig realizó una exitosa gira por el Viejo Continente, en la cual estadistas de varias naciones manifestaron su apoyo al proyecto de la nueva Ruta de la Seda, e incluso el presidente francés, la canciller germana, y directivos de la UE, confirmaron al presidente chino que Europa y el gigante asiático “son importantes participantes y constructores del proceso de globalización económica, y tienen amplios intereses en común”, y que “como socios pueden hacer grandes cosas por el mundo.”
¿Acaso será que ahora lo que cuenta es complacer a la Casa Blanca por encima de todo lo dicho?
De hecho China recordó de inmediato al G-7 que “los días en que las decisiones globales eran dictadas por un grupo pequeño de países han quedado definitivamente atrás”.
“Los asuntos mundiales –enfatizó la nota de Beijing- deben ser gestionados mediante consultas por todas las naciones”.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.