No hay conjeturas. Lo ha dicho y hecho él.
Joe Biden, quien en unos días se embarcará hacia el Viejo Continente para encontrarse con sus aliados en las reuniones del G-7, la Unión Europea y la OTAN, y luego vérselas cara a cara con Vladímir Putin, acaba de manifestar previo a su periplo, y a modo de textual “recordatorio y advertencia”, que los Estados Unidos debe "liderar el mundo desde una posición de fuerza".
Y esa bravuconería y prepotencia debe estar presente, según el inquilino de la Casa Blanca, desde “el enfrentamiento a una pandemia”, las “exigencias de una crisis del cambio climático”, o el “hacer frente a las actividades perjudiciales de los gobiernos de Rusia y China.”
- Consulte además: De presencia y voluntades
Y para todo ello, el llamado al involucramiento de Europa en favor de su “compadre mayor” volvió a surgir desde el mismo Washington que, en tiempos de la Guerra Fría, llenó de misiles gringos a sus aliados otanistas para transformarlos en el primer blanco de una respuesta nuclear soviética; en tiempos de Trump los saturó de improperios, órdenes, exigencias airadas, insultos y desprecios; y ahora les dora la píldora de segundones para que suscriban planes absolutistas ajenos, aún en contra de sus propios intereses y su propia seguridad.
Para algunos, con semejante rigidez política a escala pública, tal vez Biden persiga no aparecer tan débil y senil como lo pintaba Donald Trump en la pasada campaña electoral, pero lo cierto es que tales declaraciones suenan bien irresponsables, carentes de objetividad, y altamente desbordadas para quien en breve tendrá un encuentro de elevada importancia con su par ruso Vladímir Putin, y presume de líder del país ejemplo global de “democracia”.
A ello se suma una desubicación absoluta con relación a la correlación internacional de fuerzas y el cerrar los ojos ante el hecho incontrastable de que la tendencia multilateral a escala planetaria no tiene vuelta atrás, a diferencia de los esquemas supremacistas en franco deterioro.
Y no porque se diga y repita en estudios, discursos, artículos o seminarios especializados. Por el contrario, resulta un hecho palpable resumido en el avance incontenible de China hacia los escalones que antes usurpó los Estados Unidos en materias claves, y al creciente poderío multifacético de una Rusia donde los planes destructivos del capitalismo salvaje fueron conjurados a tiempo.
- Consulte además: Donde dije digo, dije…
Poderes mundiales además, con capacidad para rechazar y devolver con creces todo intento militar agresivo proveniente de patios ajenos.
Un apartado este último donde, por cierto, Washington no cesa de incursionar con el despliegue de tropas ante las fronteras rusas y los mares cercanos a China; el envío por estos días de cientos de expertos bélicos al conflictivo Donbás para “apoyar a Ucrania contra los rebeldes “pro Moscú”, y con la ejecución de maniobras en Estonia y el Mar Negro.
Razón no le falta al experto canciller ruso, Serguei Lavrov, cuando en días recientes manifestó que no espera mucho del próximo encuentro Biden-Putin a realizarse este 16 de junio en Ginebra, a partir de la falta de cordura, responsabilidad y trato honesto que caracteriza a Washington.
No creo que se alcancen “decisiones históricas y cruciales”, concluyó Labrov, y no será precisamente porque el Kremlin se niegue a conversar en serio y sobre bases sanas e igualitarias, añadimos nosotros.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.