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viernes, 22 de noviembre de 2024

Argentina carga de nuevo en lucha por recuperar las Malvinas

La reciente comparecencia de la presidenta argentina Cristina Fernández en la Asamblea de Descolonización de la ONU reiteró el interés de la nación suramericana en reestablecer un diálogo con el Reino Unido para recuperar las usurpadas Islas Malvinas

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 19/06/2012
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Malvinas Islas
Argentina en la lucha por Las Malvinas.

En una actitud sin precedentes por parte de un Jefe de Gobierno, la presidenta argentina Cristina Fernández reclamó personalmente en el Comité de Descolonización de Naciones Unidas el justo derecho de su país de recuperar las islas Malvinas, usurpadas por el Reino Unido, país que en una actitud de absoluta prepotencia, efectuará un referendo para que sean los pobladores de esos territorios quienes decidan sobre su futuro.

El referendo propuesto por el primer ministro derechista David Cameron para principios del próximo año pregunta a los tres mil 400 malvinenses de origen británico, entre otros asuntos, si desean continuar bajo la bandera del Reino Unido o integrarse a la República Argentina.

Los resultados por supuesto que beneficiarán a la Corona Británica, la que de manera violenta se adueñó de las islas en 1832 gracias a su superioridad militar en la época, sacando del territorio a los colonos argentinos, y poblándolas de inmediato con sus ciudadanos. Aunque Argentina nunca cesó de reclamar la devolución de las ínsulas situadas en el Atlántico Sur, causa que tomó más auge aún el pasado siglo, el Reino Unido jamás abandonó su austral colonia de ultramar, protegida por centenares de militares y modernos equipos bélicos, y donde el pasado año fueron descubiertos grandes bolsones de petróleo.

La consulta popular propuesta por Cameron es un golpe bajo —de los muchos que en política exterior han dado los británicos- a la nación suramericana, ya que las últimas generaciones residentes en el Archipiélago han nacido y vivido bajo la soberanía del Reino europeo.

Sin embargo, para el gobierno de Buenos Aires, los residentes en las islas del Atlántico Sur carecen del derecho de decidir, de manera unilateral, la soberanía de la colonia ultramarina.

En 1985, la Corona concedió a los malvineses un remedo de Constitución propia, que les permite la administración de las ínsulas por un gobernador británico y un Consejo de 10 miembros, ocho de ellos elegidos por la población, y dos: el director y el Secretario financiero, que carecen de derecho al voto. También poseen su bandera y el idioma oficial es el inglés.

Según esa Carta Magna, redactada de manera unilateral por el Gobierno de Londres, las islas Georgias del Sur y el grupo de las islas Sandwich del Sur —que también pertenecen geográficamente a la provincia argentina de Tierra del Fuego— constituyen un protectorado británico, independiente de las Malvinas.

La denominación de Malvinas comprende dos islas principales, y más de 200 menores. Entre las mayores están Soledad (seis mil 353 km²) Gran Malvina (cuatro mil 377 km²), San José (doscientos 65 mil, 800 km²), Trinidad (131,6 km²), Borbón (88 km²). La capital de estos territorios fue bautizado como Puerto Argentino, por la nación suramericana, y Stanley, por los británicos.

FERNÁNDEZ EN EL COMITÉ DE DESCOLONIZACIÓN

El antiquísimo diferendo por las Malvinas, a pesar de la terquedad de los británicos para devolvérsela a sus legítimos dueños, y no precisamente por patriotismo sino por intereses económicos, ha subido de tono en los últimos meses, a partir de que el gobierno de Fernández volvió a retomar el tema en foros internacionales.

En la última de sus intervenciones, esta vez en el Comité de Descolonización de la ONU el pasado jueves, la Mandataria replanteó que la devolución de las Malvinas constituye para su país un tema de soberanía nacional, que va más allá de eventuales diferencias políticas internas.

Puso como ejemplo que viajó acompañada de más de 60 personas, entre ellas varios de sus Ministros, líderes del Congreso Nacional, excombatientes, y representantes de otras fuerzas nacionales, que coinciden en la necesidad de retomar el diálogo con Londres. Sin embargo, hasta ahora el Ejecutivo europeo se niega a reestablecer conversaciones.

Fernández recordó que desde 1965 la ONU trata anualmente el tema y ha emitido más de 25 Resoluciones exigiendo la descolonización de las islas, sin que el Reino Unido haya aceptado su derrota en la organización internacional.

En cambio, al cumplirse este mes el 30 aniversario del fin de la guerra de 1982 entre los dos Estados —que fue en realidad una locura de la dictadura militar para intentar el apoyo popular del que siempre careció— el Premier británico colocó la bandera de las Malvinas en su residencia, en el número 10 de Downing Street, lo cual, dijo Fernández, “me hizo sentir vergüenza ajena, porque las guerras no se festejan ni se conmemoran”.

En su alocución, que resultó una petición razonable al Reino Unido, la Presidenta destacó que “no queremos más muertes, más guerras, porque las hemos sufrido”, en tanto solicitó al país europeo que reanude conversaciones con Buenos Aires, que, recordó, es lo que pide el Comité de Descolonización de Naciones Unidas a través de la aprobación de resoluciones apoyadas por la gran mayoría de las naciones allí representadas.

Recordó que en junio de 1974, los dos países sostuvieron un diálogo bajo el gobierno de Juan Domingo Perón, en el que se analizaron una serie de propuestas conjuntas, como la doble nacionalidad para los insulares, el uso oficial de los idiomas inglés y español, entre otros asuntos.

Pero las negociaciones se detuvieron tras la muerte de Perón en julio de ese mismo año, la convulsión que siguió a su fallecimiento, y el golpe de Estado de 1976, que instauró en Argentina una de las más sangrientas dictaduras de Suramérica hasta mediados de los años 80.

“¿Qué culpa tenemos los argentinos de lo que nos pasó el 24 de marzo 1976 (con el golpe de Estado)?”, preguntó Fernández a los británicos presentes en la sala (dos miembros de la Asamblea Legislativa Malvina, quienes incluso antes del discurso de la Mandataria se opusieron públicamente a cualquier tipo de negociación.

Roger Edwards, uno de los malvinenses allí presentes, refirió de manera tajante: “Déjenme ser claro: Si el Reino Unido fuera a negociar la soberanía con la República de Argentina contra los deseos de la gente de las Islas Malvinas, esto nos negaría nuestro derecho a la autodeterminación”.

Mike Summers, el otro miembro de la Asamblea Legislativa de las islas, brindó a Fernández la posibilidad de un diálogo bilateral para “buscar maneras de cooperación en materias de mutuo interés”, oferta rechazada por el gobierno de Buenos Aires.

Para la cancillería argentina, las dos intervenciones son nulas, pues se trata de un diferendo de más de dos siglos y que responde a un derecho de soberanía propia.

En esta ocasión, como ha ocurrido siempre que se analiza el tema de la descolonización de las Malvinas en la ONU, la delegación argentina recibió numerosas muestras de respaldo, entre ellos el del secretario general de a ONU, Ban Ki-moon, y el de las delegaciones de Venezuela, Cuba, Bolivia, Chile, Ecuador, Nicaragua y otros países latinoamericanos, ya que la causa de la nación suramericana, como reiteró su Presidenta, es nacional, regional y global.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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