La primera vuelta de las elecciones regionales y departamentales de Francia dejó este domingo una abstención récord y la recuperación de la llamada derecha tradicional o republicana, según las proyecciones iniciales.
Encuestadoras como el Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP) e Ipsos/Sopra Steria proyectaron una ausencia a las urnas de alrededor del 66 por ciento de los 48 millones de ciudadanos convocados, para pulverizar el abstencionismo del 59 por ciento registrado en los comicios europeos de mayo de 2019.
Las reacciones en el sector político galo son muchas, entre ellas el 'llamado solemne' este lunes del primer ministro Jean Castex a acudir a votar el próximo domingo, porque no participar es 'hacer perder a la democracia'.
También se produjeron demandas de analizar lo ocurrido, tras considerar que en las elecciones municipales del año pasado el abstencionismo superó igualmente la mitad del padrón, aunque entonces las dudas sobre la incipiente pandemia de la Covid-19 representaban una cuestión a tener en cuenta.
Las regionales y las departamentales constituyen el último medidor de cara a las presidenciales de abril de 2022, en la que todos los sondeos y expertos apuntan a una reedición del duelo en el balotaje entre el presidente Emmanuel Macron y la líder de la extrema derecha Marine Le Pen, pese a que los propios estudios de opinión reflejan un rechazo popular mayoritario al mismo.
Si las votaciones de ayer fuesen en realidad un termómetro definitivo, muchos cuestionarían la repetición del Macron-Le Pen de 2017, ya que tanto el partido gobernante La República en Marcha (LREM) como Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés), quedaron bien por debajo de sus expectativas, con la peor parte para el oficialismo de centro-derecha.
Las proyecciones apuntan a un triunfo de Los Republicanos (LR) y de la derecha tradicional en general, y del Partido Socialista (PS) y sus aliados, fuerzas que habían salido mal paradas en las europeas y las municipales.
El presidente del grupo LR en la Asamblea Nacional, Damien Abad, celebró la 'victoria de la derecha republicana, primer partido francés', avalado por el apoyo global de un 27,2 por ciento de los que emitieron el sufragio, por delante de la extrema derecha de RN (19,3), el PS (17,6), los ecologistas y verdes de EELV (12,5), LREM (11,2) y La Francia Insumisa (4,2).
En total, la derecha habría salido delante en la primera vuelta en siete regiones, contando a LR y a diversas alianzas, la misma cantidad que los socialistas y los bloques de izquierda, escenario también destacado hoy por el primer secretario del PS, Olivier Faure.
Por su parte, el ministro del Interior Gérald Darmanin reconoció el fracaso de la oficialista LREM, el cual atribuyó a que en 'la democracia se pierden a veces elecciones, sin que sea algo grave'.
La fuerza gobernante no parece con opciones reales en ninguna de las 13 regiones de la Francia metropolitana, mientras que la extrema derecha de RN quedó lejos de las cuatro por las que aspiraba a pelear con posibilidades.
Solo Thierry Mariani puso en punta a la extrema derecha en una región, Provenza-Alpes-Costa Azul, pero los liderados por Le Pen son conscientes de que en la segunda vuelta tendrán que enfrentar las alianzas existentes o las que se crearán para impedir un triunfo inédito a los herederos del Frente Nacional fundado en 1972 por Jean-Marie Le Pen.
En las regiones más pobladas, la actual presidenta de Isla de Francia, Valérie Pécresse (derecha), dominó con holgura; al igual que Laurent Wauquiez (derecha) en Auvernia-Ródano-Alpes; Xavier Bertrand (derecha) en Alta Francia y Alain Rousset (PS) en Nueva Aquitania.
Ahora mismo, las elecciones de ayer pintan el mapa político francés del azul de la derecha tradicional y del rosado socialista, acompañado por diversas organizaciones de izquierda.
A nivel local, el azul dibujó en la primera vuelta de los comicios regionales y departamentales galos a 18 mil comunas, ocho mil más que en idéntica cita en las urnas de hace seis años, mientras la izquierda lo hizo mejor en 10 mil, tres mil más que en 2015.
Este escenario resulta sin dudas interesante, aunque expertos piden esperar a la segunda ronda, y sobre todo advierten que el mismo no conduce, necesariamente, a alterar el vaticinio de una reedición del Macron-Le Pen en las presidenciales de abril próximo, y el tiempo dirá si tienen razón o no.
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