No es una serpiente verdadera, está claro. Es lo sinuoso de la calle Aguilera y la evolución del pasacalle inaugural del Festival del Caribe, la causa de que cientos de personas juntas semejen un reptil gigante, todo música, sabor, colorido y energía; que avanza por la céntrica calle santiaguera para celebrar otra edición ininterrumpida de la Fiesta del Fuego, tradición que hace que del tres al nueve de julio todos los años la región caribeña ponga los ojos en Santiago de Cuba.
Dos horas y media, pero nada de cansancio. El Desfile de la Serpiente es uno de los momentos más esperados de esta celebración, que trajo este 2014 a poco más de dos mil participantes de 31 países a esta capital oriental.
El Parque Céspedes como escenario, la Catedral primada de telón de fondo, al costado el hotel Casagranda y el antiguo hogar de Diego Velásquez —dicen que el más antiguo aún en pie en la Isla—; todo un regalo para la vista, que en lugar de restarle atención al Desfile, armonizaba, situaba en Santiago —como si pudiera ser en otro sitio— la acción de un espectáculo que tiene a la ciudad como protagonista.
Artistas populares de provincias cubanas como Ciego de Ávila, Las Tunas, Cienfuegos y Pinar del Río, junto a representantes de Brasil, República Dominicana, Curazao, Bonaire, México y aún de las lejanas Argentina, Perú y Uruguay, se unieron al pasacalle, primer contacto verdaderamente popular de esta Fiesta; estos últimos para demostrar que la identidad caribe no está encorsetada en la definición geográfica, sino en la actitud, en la forma de sentir, el espíritu con que se vive.
Suriname, País Invitado de Honor a esta edición 34, fue uno de los platos fuertes de la tarde. A todos impactó la variedad de las culturas que conforman la nacionalidad surinamesa, tan rica por lo diversa.
Descendientes de javaneses, hindúes, chinos, aborígenes y esclavos africanos cimarrones que una vez desafiaron al colono holandés, fueron aplaudidos por los santiagueros, maravillados ante lo exótico de su cultura y conmovidos por La Guantanamera que una banda surinamesa interpretó en su estilo peculiar.
Las Bahamas, en un pequeño adelanto de lo que será la 35 edición, quiso dar sólo una probadita de lo que traerá el año próximo, cuando comparta con esta ciudad y sus cinco siglos la dedicatoria de este Festival. Para probarlo, se llevó a casa la Mpaka, símbolo de la Fiesta.
Para terminar, cómo no, conga y de la buena. La corneta china y el tambor santiaguero llegaron para mover a la multitud y hacerla volver a casa a regañadientes, en espera del otro desfile, el de La quema del Diablo, que despide al Festival, o mejor dicho, lo deja en suspenso hasta el próximo julio, cuando esta Serpiente musical, hecha de hombres y mujeres que respetan y preservan sus raíces, vuelva a reptar por las calles de Santiago.
Abril G.
13/7/14 15:50
Hola buen día, soy parte del grupo Estampas de México que asistió a la edición 2014 de este festival. Soy administradora de la página de facebook y me gustaría saber si hay manera de conseguir algunas fotos y videos de la prensa, esto para poder ponerlo en la página, como evidencia de nuestra participación y para de la misma manera darle difusión a su Festival.
Quedo en espera de su respuesta. Gracias!
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