Con el pre estreno, en la tarde, del largometraje de Jorge Luis Sánchez, Irremediablemente Juntos, aún en proceso de terminación, y el estreno, en la noche, del corto Camionero de Sebastián Miló comenzó este martes la XI Muestra Joven ICAIC, un espacio donde se vislumbran los caminos e inquietudes del audiovisual que emerge en manos de nuevos realizadores.
Más de 80 obras en ficción, documental y animados serán evaluadas por el jurado que preside el director Miguel Coyula, ganador en la edición anterior con su película Memorias del Desarrollo.
La Muestra Joven también albergará exposiciones fotográficas y de carteles, una clase magistral del director teatral Carlos Díaz, y la presentación del filme Juan de los Muertos de Alejandro Brugués y el documental Los bolos en Cuba y Una terna amistad de Enrique Colina.
Palabras de Fernando Pérez en el Catálogo de la Muestra
LA PARTÍCULA DE HIGGS
Mientras científicos europeos proclamaban que estaban a un paso de descubrir la partícula de Higgs (ese mínimo eslabón perdido que nos permitirá, algún día, conocer el origen del universo), nosotros aquí en La Habana tratábamos de desentrañar los designios de esta Muestra que comienza. "Nosotros" éramos el Comité de Selección (compuesto por dos especialistas, una joven realizadora, un joven guionista y una joven crítico) y Marisol y yo como organizadores del evento.
La primera inquietud surgió cuando ya habíamos visto más de la mitad de las obras presentadas y nos enfrentábamos a numerosos documentales con temas bien investigados, clásicamente estructurados, adecuadamente documentados. Todo muy correcto, pero faltaba lo más importante: la audacia cinematográfica, el sentido del lenguaje, el espíritu del cine.
¿Sería ésta una Muestra artísticamente apagada en el género documental?
No tardamos mucho tiempo en atribuir la medianía de estos trabajos a una evidencia creciente y no a la falta de talento (porque se trata de obras bien resueltas). Es evidente que con la tecnología digital, la expresión fílmica se ha ampliado y muchos trabajos periodísticos que no encuentran su espacio en la prensa escrita o radial o televisiva, confluyen como meandros cinematográficos. Sin haber hecho una investigación rigurosa, apuesto porque varias de estas realizaciones tengan su origen en estudiantes de Comunicación Social, de ahí que en ellos se privilegie la inmediatez testimonial del reportaje y no la permanencia artística del genuino documental cinematográfico.
Más adelante pudimos ir avizorando otras características que podrían ser distintivas de esta oncena edición:
- la presencia de un destacadísimo grupo de jóvenes directoras de fotografía con uno o más trabajos, en mi opinión, espléndidos ( recuerdo que encontrar, en mi generación, una asistente de cámara femenina era ya una admirable rareza!);
- vuelos de flecha muy sugestivos en varias propuestas de ficción que, finalmente, no impactaban en el blanco por distorsiones dramatúrgicas
- múltiples finales, salidas de tono, desequilibrio dramático y, en reiterados casos, extravío actoral (no tanto por los actores como por la misma dramaturgia);
- una sorprendentemente exigua (en comparación con años anteriores) muestra de obras de animación que, con ciertas excepciones, navegan por las protegidas aguas del diseño más tradicional.
La discusión se puso al rojo vivo cuando el Comité de Selección tuvo que dar su veredicto final enfrentado al eterno sendero que se bifurca: ¿hacer una Muestra selectiva o una Muestra inclusiva? Como defendí a capa y espada la segunda variante, me extiendo un poco más en este punto para explicarles mis argumentos a todos los que juzgarán la programación de este año.
Siempre he considerado que la Muestra no debe ser un molde al que se adapte la realidad: es la realidad (cambiante, sinuosa y creciente) la que determinará el perfil de cada edición. No necesariamente habrá que ser siempre selectivos o inclusivos: la vida dirá. De todas formas, mi instinto se inclinará siempre -como en otras esferas de la vida-- hacia el sendero de la participación, porque vislumbro que para la mayoría de los jóvenes cineastas exhibir sus obras en las pantallas de este evento es un objetivo sonado y crucial. Y estoy convencido de que no es porque la Muestra sea la Meca de la consagración artística, sino porque es el espacio propicio (a falta de otros espacios) para discutir, analizar, confrontar la obra con un público idóneo. Además de que pueden ser discutidas activamente en la sección "Moviendo ideas", en el Bisiesto y, lo más importante, en las salas de cine. Participar en estas confrontaciones durante el evento será siempre mucho más enriquecedor para cualquier joven cineasta que recibir una exclusión y ya.
Como esta vez no he tenido en cuenta las normas protocolares con que se escriben habitualmente las palabras de presentación, quiero seguir quebrando (o colgando) los hábitos y decirles que "El evangelio según Ramiro" de Juan Carlos Calahorra; "Cuerda al aire" y "Memoria del abuelo" de Marcel Beltrán; "Delirio" de Alejandro E. Alonso y Lázaro O. Lemus; "De agua dulce" de Damián Saínz y "Adentro" de Alejandro Fernández me impactaron (entre otras) por la riqueza de su lenguaje y lo inquietante de su mirada, así como me interesaron "La piscina" de Carlos Machado y "Pizza de jamón" de Carlos Melián por ser arriesgadísímas propuestas que surgieron con el apoyo de nuestra sección Haciendo Cine.
En las palabras del catálogo de la edición pasada, escribí que trataba de dirigir la Muestra como si fuera una película. Pero un evento no es una película en la que el director es el máximo autor y responsable. Una vez armada la programación del presente año, se iniciaron discusiones con instancias del ICAIC en las que me planteaban la no exhibición de uno de los documentales seleccionados. Considero que esa obra, como algunas otras, no está lograda artísticamente, pero justamente por eso resultaba interesante su inclusión para el debate. Al no poder demostrar en la práctica la coherencia inclusiva que he planteado para la Muestra, he tomado la decisión personal de no continuar al frente de la misma. Reitero: no es más que una decisión personal porque mi apoyo al evento como espacio de incuestionable valor para los jóvenes seguirá siendo el mismo.
Preguntado sobre el concepto de la verdad, un filósofo (de cuyo nombre no puedo acordarme) confirmó que existen tres verdades: la tuya, la mía y la Verdad. Estas ideas que aquí he escrito son sólo la verdad mía. A partir del martes 3 de abril, ustedes conformarán la suya, negando o confirmando mis impresiones personales o descubriendo otras. Y si algún día todos coincidimos en que encontramos la partícula de Higgs del audiovisual joven cubano, estoy convencido de que ese descubrimiento servirá para plantearnos nuevos y contrarios enfoques e interrogantes, porque el cine -como la vida- únicamente se genera y expresa y fructifica en la diversidad.
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