//

miércoles, 30 de octubre de 2024

La renuncia de lo inalcanzado o un posmoderno Espejo de Paciencia

Trato de hallarle explicación a las numerosas contradicciones de una entrevista donde la represión no parece represión, ni la censura, censura, pero quizá todo cobre sentido echando mano a otra paradoja...

Antonio Rodríguez Salvador en Cubasí 09/03/2022
0 comentarios
Blah, blah, blah
“El secreto del éxito se encuentra en la sinceridad y la honestidad. Si eres capaz de simular eso, lo tienes hecho”.Foto: www.redbubble.com

Cuando leí el titular, pensé que alucinaba. Creía recordar que la ganadora del premio Ítalo Calvino 2021—convocado por la Uneac y la embajada de Italia en Cuba— era la escritora habanera Dazra Novak; mas, para mi sorpresa, de pronto leía en 14 y medio (ese medio-medio de Yoani Sánchez) que la ganadora no era Dazra, sino el joven escritor villaclareño Xavier Carbonell, pero que este había renunciado al premio por ganar otro certamen en España.

Hice lo recomendado en esos casos: buscar en Google. Coloqué en la barra la expresión Dazra Novak, premio Ítalo Calvino, y aparecieron hasta 95 entradas dando fe del suceso. La noticia aparecía tanto en medios nacionales como extranjeros: brindaban fotos de la premiación en la sala Villena de la Uneac, comentarios sobre vida y obra de la autora; el acta del jurado hacía constar que se trataba de una decisión única e inapelable.

Luego de esto, intercambié el nombre de Dazra por el de Xavier, y aparte de los titulares con el supuesto renunciamiento, ningún medio informaba que dicho autor hubiese obtenido el premio Ítalo Calvino. Estupefacto me pregunté: ¿Cómo alguien puede renunciar a algo que nunca tuvo? ¿Por qué a la entrevistadora de 14 y medio no se le ocurrió hacer lo mismo que yo: verificar en Google? Pero bueno, como ya picaba la curiosidad, me puse a leer la entrevista.

Cuenta Xavier que prefirió el premio Ciudad de Salamanca porque esto le permitía escapar de Cuba y radicarse en España. Según explica, las razones de semejante escapatoria están en ciertas referencias autobiográficas que desliza en su novela. Comenta que allí aparecen episodios críticos que abiertamente dicen: “me vigilan”, “me censuran”, “me botan del trabajo”. Caramba, qué le hicieron a este joven en Cuba, casi me indigno. Imaginé persecuciones, micrófonos ocultos, alguien sin empleo viviendo de la caridad pública; pero, de repente, un detalle no encajaba en la historia.

Debo apuntar que la consistencia es elemento importante en cualquier discurso narrativo. No deben aparecer contradicciones en la construcción de los personajes, la exposición de los hechos, el tejido dramático… De modo que me pregunté: ¿Cómo es posible que una organización “oficialista” como es la Uneac, le otorgue un premio tan prestigioso a una persona censurada por el gobierno cubano?

No parecía ser esta una buena manera de reprimir o censurar a alguien, pero bueno, su novela es de detectives, me dije, y ya nos ha explicado que la usa como referencia autobiográfica. Como sabemos, en las llamadas novelas negras la intriga, el suspense y las aparentes contradicciones juegan un papel fundamental.

Además, no era este el único detalle que permitía justificar el aparente desliz. Explicaba Xavier que quizá la literatura cubana de hoy debería explotar los caminos del Espejo de paciencia. En esa obra, según argumenta, Silvestre de Balboa “no resiste la tentación de exagerar todo hasta el punto de poner criaturas mitológicas o frutas exuberantes en un lugar donde no tienen que estar”.

Bueno, quizá simplemente usó un recurso balboano y las cosas no están donde deberían estar. Para el lector no avisado tal vez sea necesario aclarar que el Espejo de paciencia es obra deudora del Orlando furioso, de Ariosto: un poema épico, fabuloso e inverosímil. Prepárate entonces para las fabulaciones y la inverosimilitud como soporte de la verdad, me dije.

Total, que proseguí leyendo. Sin embargo, de las referencias autobiográfico-literarias, de pronto realiza un tránsito hacia las vivencias más tangibles, y, de ahí, pasa a explicarnos que él debe su formación a la Iglesia. Es una institución que manejó la enseñanza en la República, dice, y luego asevera: “empezando por Fidel, que tenía la disciplina del colegio religioso y sabía que la Iglesia podía emular a la Revolución en el intento mesiánico. Si permites que la Iglesia eduque o informe o influya, existe el peligro de la crítica. Es lo que está pasando. Ahora hay una generación de sacerdotes, de religiosas y algunos obispos, que son voces críticas y voces influyentes. Cuando ese cura habla en su parroquia, la Policía tiembla”.

Más que mesiánico, lo anterior sonaba un tanto apocalíptico —quién sabe si propio de las Cruzadas—; pero volví a recomendarme la paciencia de un espejo. Quiero decir, así también suena La Araucana, de Ercilla, uno de los referentes del Espejo de paciencia. Y no me equivoqué, porque de inmediato llegó la aparente contradicción. Resulta que Carbonell no solo debía su formación a la Iglesia, según antes aseveró, sino también a sus profesores de la carrera de Filología, en la Universidad de Santa Clara. De estos nos dice: “Nos enseñaron un mundo que tenía mucho que ver con lo que yo había visto en la iglesia, con una cultura que yo pensé que no se estudiaba, con ideas que eran muy frescas, muy buenas, y que no estaban vigiladas”.

Seguía sin entender dónde estaba la censura o la represión, pero ante cada impaciencia mía, volvía yo al referente de su discurso. Recordé entonces que en el Espejo de paciencia también hay pasajes contradictorios o inexplicables. Por ejemplo, aquel en que la tropa de Gregorio Ramos le cae detrás a un bote de piratas que rema a la desesperada, y, a pura brazada, nadando más rápido que cualquier actual campeón olímpico, finalmente le dan caza.

Prosigue Xavier: “En Cuba estábamos muy mal, muy asfixiados. Me descubrí a mí mismo con 26 años graduado, habiendo pasado por revistas, una editorial, habiendo dado clases, trabajado en bibliotecas, diciéndome: no tengo razones ningunas para sentirme pleno”.

¿Que no se sentía pleno? ¿Quiere esto decir que no estaba colmado por el Espíritu Santo? En la Epístola a los efesios, San Pablo reflexiona sobre el concepto de plenitud, el cual no relaciona con derechos, sino con la expansión de la capacidad de una persona para disfrutar. En el Portal religioso sobre catolicismo de la web, leo: En la plenitud de gozo no hay dolor, preocupación, duda o miedo. En la plenitud de la alegría hay vida abundante, paz, libertad y amor. El Salmo 43:4 dice: “Llegaré entonces al altar de Dios, del Dios de mi alegría y mi deleite”.

Pues sí, parece que la Gracia Divina no conseguía llenar a ese joven presidente del Signis, la asociación de comunicadores católicos. Desde luego, ya conocemos la parábola bíblica de Jesús y la moneda, y quizá no se refería a dar a Dios lo de Dios, sino al César lo del César; si fuera este el caso, deberíamos darle la razón. Nadie imagina lo dura que puede ser la vida para un escritor censurado, a quien en contra su voluntad se le obliga a no serlo. Vean cómo alevosamente lo forzaron a trabajar en revistas y una editorial donde con facilidad podía ser víctima de la tentación, y caer en la falta venial de publicar sus textos.

La prudencia de un artículo impide glosar toda su larga entrevista, así que solo me detengo en otros dos puntos. Dice Carbonell que se fue a España porque, cito: “cualquier escritor cubano decente, que no le paguen por escribir lo que escribe, se enfrenta al dilema “¿alguna vez me van a publicar esto?”. Coincido con él: no saber si publicarás o no es un dilema para el autor. En cualquier caso, su lógica parece ser: si en España eres un escritor decente, podrás vivir de la literatura.

¡Y eso es espectacular! Imagínense, yo soy un escritor decente: no robo, me llevo bien con los vecinos… De modo que en España seguramente podría vivir de mi literatura. Busco información entonces, y  leo que, según el Libro Blanco de Escritor elaborado por la Asociación Colegial de Escritores de España (ACE), el 77,2 % de los autores de ese país se encuentra en una situación “desoladora”, con ingresos inferiores a 1000 euros al año por derechos de autor. Solo el 6 % tiene ingresos superiores a los 10 mil euros, una cifra que tampoco es como para alardear de prosperidad. Caramba, nunca imaginé que hubiera tantos escritores indecentes en España.

Por último, comento algo que no me parece ajustado a los tiempos de Balboa. Dice Carbonell que el papa Francisco ha cometido algunos traspiés respecto de la situación en Cuba. Explica que su actitud contrasta con los mensajes fuertes emitidos por la organización católica que él preside en la Isla.

Pero, ¿en aquel año de gracia de 1608, cuando se publicó el Espejo de paciencia, España no estaba sumida en los complejos tiempos de la llamada Contrarreforma? ¿Qué hubiera dicho la Santa Inquisición de semejante apostasía antipapa, sumada a una declarada carencia de plenitud? Por menos que eso, lo hubieran conducido en auto de fe, y luego quemado vivo en la Plaza Mayor de Salamanca.

En fin, trato de hallarle explicación a las numerosas contradicciones de una entrevista donde la represión no parece represión, ni la censura, censura, pero quizá todo cobre sentido echando mano a otra paradoja. Puede que para este autor sea menos rentable publicar sus obras en Cuba, que mostrarse como censurado del régimen. Como diría Groucho Marx: “El secreto del éxito se encuentra en la sinceridad y la honestidad. Si eres capaz de simular eso, lo tienes hecho”.


Compartir

Antonio Rodríguez Salvador

Poeta, narrador, dramaturgo y ensayista cubano. Taguasco, Sancti Spíritus, 1960


Deja tu comentario

Condición de protección de datos