El color rojo asalta la Galería Villa Manuela

Aunque el título de este artículo pudiera parecerle algo insólito, es totalmente cierto. El color rojo asaltó la Galería Villa Manuela desde el 16 de marzo. La culpable de este incidente es la joven artista de la plástica Mabel Poblet con su más reciente exposición personal “Hoy mi voz tiene sonido”.

La muestra forma parte de su tesis de graduación del Instituto Superior de Arte (ISA). Está compuesta por 3 instalaciones y 6 fotografías con impresión digital en cajas de luces donde el punto mediador de cada pieza es la sangre y el color rojo.

La representación y el manejo del color rojo y de la sangre artificial resultan alternativas de comunicación para todas las personas que asistan a ver esta expo. En ella se pueden apreciar sentimientos, realidades —trágicas o no— del ser humano.

A través de un discurso atrevido, grandioso, novedoso… podemos observar técnicas que pudieran resultar innovadoras dentro del panorama actual de las Artes Plásticas en Cuba. De hecho, en estas obras se puede apreciar el crecimiento artístico de Mabel Poblet; a partir del dominio de varias técnicas en cuadros e instalaciones colosales como “Libación”, “Fluido”, “Háblame” y “Ana”.

Para algunos, espectadores o críticos, estas imágenes auto-referenciales por su color rojo llevan implícitas mucha violencia. Pienso que todo recae en la interpretación que le de cada cual. Sin embargo, la artista ha declarado que utiliza la sangre como un líquido comunicador, símbolo de la vida y de la muerte. Incluso, en algunos momentos, subyacen en estas obras grandes sentimientos como el amor, la amistad y la solidaridad. Tal es el caso de “Ana”, un singular retrato que representa una muchacha con leucemia, conformada por frascos de medicamentos que contienen sangre; a quién la artista intenta dar un mensaje de amor, de esperanza, un aliento a su vida.

“Hoy mi voz tiene sonido” encarna un cúmulo de expresiones desde la suspicacia y el talento creador de su autora. Un ejemplo fehaciente se muestra en la instalación de grandes dimensiones “Fluido”, conformada por delgadas mangueras transparentes con sangre artificial que son bombeadas por un motor, denotan la gran maestría de la joven cienfueguera.

Sin embargo, estas piezas pudieran resultar pequeñas ante “Libación”; que realmente es una obra que sobrepasa la imaginación y la credibilidad de muchos. Desde una cabina de baño, de tamaño real, sale constantemente de la ducha un líquido rojo, en lugar de agua, sobre una proyección transversal de una persona, en movimiento, que se baña con una espuma muy blanca. Es importante destacar, que cada líquido recircula, de manera independiente, por el tragante de la poceta. Sin lugar a dudas, este es un trabajo que destila preciosismo por doquier, que deja boquiabierto hasta al más exigente de los espectadores.

Indiscutiblemente, esta exposición pudiera resultar una nueva ruta en el proceso de significación de la artista, ya que demuestra la madurez artística que ha alcanzado a pesar de su juventud. En estas inquietudes artísticas se manifiesta una unión integral de todos los elementos que utiliza, desde su experiencia vital, en este ambiente reflexivo tan bien logrado.

La obra de Mabel ha sabido articular, a partir de la creatividad y la inteligencia, gran cantidad de elementos de la cotidianeidad. Desde la particularidad, la alusión a sí misma, aborda la generalidad de la esencia humana con fuerte referente psicológico. A partir de la representación simbólica del color rojo y de la sangre.

Indiscutiblemente, sería iluso no pensar en esta joven artista como una figura prometedora dentro del movimiento plástico contemporáneo cubano.