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jueves, 31 de octubre de 2024

De los secretos de convertir la palabra en imagen

Luego de dos años de haberse interrumpido los talleres de narración oral escénica, debido a la Covid-19, en el próximo mes de febrero la tropa de Teatro de la Palabra regresa a su espacio habitual en el Centro Cultural Bertolt Brecht…

Laura Mercedes Giraldez Collera en Exclusivo 24/01/2022
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“Ir contando la verdad por ahí cuesta”, bien lo sabe Osvaldo Manuel Pérez Peñalver, director de Teatro de la Palabra y de los talleres de narración oral que ese grupo imparte anualmente en La Habana.

Ese reconocido conjunto de narración oral ha llevado a las tablas —como actores que son— la palabra viva, su manera de hacer arte y también otras formas de contar. “La palabra y la escena son las premisas de nuestra compañía, y es ahí justamente donde marcamos la diferencia, pues aunque todos en la vida hemos contado un cuento, hay quienes quieren presentarlo para un público y debemos definir bien quién es un conversador escénico, quién un cuentero popular, quién un stand cómic y quién un narrador oral escénico. Ahí entra a jugar un papel fundamental la enseñanza. No digo que Teatro de la Palabra tenga la verdad, solo intentamos investigar, buscar y, sobre todo, llevar ideas a la praxis. En Cuba hay destacados maestros que han hecho grandes aportes a este arte milenario”.

Para Osvaldo Manuel, quien ha tenido a su cargo la formación de varias generaciones de narradores orales, en la Academia del Cuento no se intenta marcar un estilo —aunque todos los que lo hemos visto narrar somos testigos de su autenticidad—, sino de “crear conciencia sobre las disímiles maneras de contar una historia desde la escena”, ha dicho, seguro de que “mientras más dominio tengamos de este arte, más agradecido estará el público”.

Luego de dos años de haberse interrumpido los talleres debido a la compleja situación epidemiológica generada por la COVID-19, en el próximo mes de febrero la tropa de Teatro de la Palabra regresa a su espacio habitual en el Centro Cultural Bertolt Brecht “para recibir a todas aquellas personas amantes de la literatura y la oralidad, a los inquietos en el mundo de la escena y la presentación de un cuento…; a maestros, bibliotecarios, actores, a todos los que se sientan enamorados de la palabra y de la posibilidad de compartirla con el público”.

La primera etapa del curso tendrá —hasta la fecha— una duración de dos meses y se desarrollará en igual número de etapas.

Por la necesidad de llenar un tiempo de inactividad que tenía la compañía entre giras por el exterior del país, durante un receso en la creación, surgen los cursos de narración oral escénica, cuyo objetivo fundamental es que “las personas se acerquen al arte de emplear la oralidad como medio escénico, que aprendan a manejar la palabra como imagen auditiva”. La Academia del Cuento no pretende ser una escuela tradicional, sino “un espacio de aprendizaje y entrenamiento desde la experiencia adquirida en Cuba y fuera de la isla”.

“Existe un gran movimiento de narradores orales escénicos dispersos alrededor del mundo. En Cuba hay una fuerte representación, pero en muchos casos se adolece de las técnicas de la escena, y también de una escuela para su aprendizaje, de ahí que los cursos de Teatro de la Palabra se hayan convertido en una cantera indispensable de formación dentro del panorama narrativo de la Mayor de las Antillas”.

Sin embargo, aunque nuestro país cuenta con importantes figuras defensoras de la narración oral escénica, en la programación de las salas de teatro no suele ser habitual la presencia de espectáculos de esta manifestación, cuyas raíces se cimentan en la tradición oral cubana. Tampoco en los medios nacionales se les ha dado la visibilización que tienen, por ejemplo, el teatro o la danza. Osvaldo Manuel Pérez advierte que esta situación se debe, según su criterio, a “la falta de programación de nuestros grupos de narración oral. También existe el problema de la ausencia de sitios para presentar los espectáculos. Estamos compitiendo con el teatro y son muchos los grupos teatrales en la capital que no tienen sede para sus puestas. Debemos tener un espacio habitual para nuestro arte”.

No obstante, recientemente Teatro de la Palabra llenó la sala Tito Junco del Bertolt Brecht con la reposición de Vidas Comunes, una puesta en escena que mira —desde la palabra, la música y la imagen— la realidad cubana desde 1959. “Nuestra compañía ha corrido con suerte en ese sentido, pues estamos involucrados en la cartelera habitual de la escena en La Habana, tanto con espectáculos infantiles como para crear un público que nos sigue”, aspecto muy importante para que se decida mantener las funciones en las instituciones culturales.

Teatro de la Palabra, como su director, siempre se mantienen activos: soñando, creando, viviendo el arte. Aunque las presentaciones presenciales quedaron suspendidas durante la etapa de confinamiento, así como los talleres de la Academia del Cuento, la compañía no cesó de trabajar.

“Durante la pandemia no hemos parado. Regresando en enero del 2020 de Costa Rica, y no pudiendo realizar nuestra gira por México, continuamos con nuestro canal de YouTube Cuentos para Mauricio, y creamos un espacio todos los viernes del mes llamado en sus inicios Cuentos en cuarentena, que rápidamente pasó a formar parte de la programación virtual del Consejo Nacional de las Artes Escénicas. Luego, tras el fallecimiento del actor y narrador Daniel Hernández, decidimos nombrarlo Cuentos para mi amigo pequeño, en homenaje a todo el trabajo hecho por él en nuestra compañía”.

Más adelante comenzaron a transmitir en vivo, a través de Facebook, encuentros con narradores, actores de radio y televisión, que en algún momento estuvieron vinculados con la narración. Durante 45 minutos Quédate en casa con Teatro de la Palabra compartía experiencias, anécdotas, canciones… desde la virtualidad. Nunca se detuvieron, lo cual es, invariablemente, uno de los motivos de su éxito entre el público nacional y del patio.

Osvaldo Manuel Pérez Peñalver, el artífice detrás de todo ese mundo de creación es, en sus propias palabras, “un amante del arte, un apasionado de la escena y un contador de historias; Soñador, creador, humilde, pero ambicioso en el trabajo, incansable y, sobre todo, humano”. Es palabra, entrega, compromiso, trabajo. “En realidad me mata la pasividad, soy muy intranquilo, siempre estoy buscando cosas, motivándome. Me aburro con facilidad, por eso siempre tengo una forma distinta de decir cada historia. Antes Osvaldo Manuel era Osvaldo Manuel y Daniel Alberto, un dúo que buscaba la novedad y la excelencia, aunque no siempre se lograba”.


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Laura Mercedes Giraldez Collera

Periodista


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