La historia comenzó de esta manera: viendo acercarse lo inevitable, ese día en que tendré que abandonar para siempre los escenarios que hicieron posible mi carrera, me he preguntado innumerables veces que me deparará el futuro. Es la interrogante que me viene persiguiendo desde hace algún tiempo como una amenaza constante y permanente. Concluí que lo que más sentido tenía era dejarle un legado a mi país, a mi gente, en fin, por ser cubano, que sé yo. Se me ocurrió que tal vez podría crear mi propia obra como hicieron Alicia y Fernando Alonso, al crear la compañía cubana de ballet y la escuela de donde salimos todos los estudiantes de este género. Después de comentar el tema con amigos, autoridades del país, etc., y de haber dado dos o tres recorridos por La Habana en busca de una posible sede compatible con mis ideas, llegué a la antigua escuela de ballet diseñada por el arquitecto Vittorio Garatti. Me enamoré de ese lugar, como le sucede a todo el mundo que se encuentra frente a tal impactante inmueble. “Mucho dinero para salvarla. Es una locura” me dijeron dos o tres amigos para protegerme de los posibles dolores de cabeza que significaría embarcarse en tal colosal cometido. Se me ocurrió que tal vez ese dolor de cabeza podía ser mi legado, rescatar ese gran patrimonio nacional con la ayuda de una recaudación de fondos, encauzando a mis amigos y entusiastas de las artes a unirse a esta visión, y crear un gran centro de arte, que fuese el motor impulsor de una idea todavía superior a la mía, la de crear la ciudad de las artes, un gran parque artístico único referente de su tipo en el mundo, adonde millones de personas de todas partes del planeta querrán venir en Cuba para sumar dicha experiencia a su gran lista de vivencias. Imagínense que cosa más linda: Natalie Portman dando un taller sobre Shakespeare en la facultad de arte dramático, mientras la Sinfónica Nacional nos deleita con un concierto de Bach al fresco, y al mismo tiempo, en el museo de arte contemporáneo (una idea nueva que bien podría proyectarse en las vecindades), se exponen las últimas obras de Ai Wei Wei y de Damian Hirst, mientras la Ópera de París nos baila El Lago de los cisnes en el teatro de la antigua escuela, devenida en centro de arte, y después nos iremos, para concluir la noche, al concierto de Steve Wonder en una gran carpa situada en los alrededores; y en medio de esto están nuestros niños y jóvenes aprendiendo y nutriéndose de todo el entorno. Ustedes me dirán "coño Carlos, no hay que exagerar" y yo les responderé que eso de "no hay que exagerar" fue lo mismo que me dijeron cuando manifesté mi deseo de traer al Royal Ballet a La Habana y lo logré. El Royal Ballet se gastó alrededor de 2 millones de libras en dicha empresa de regalo para Cuba. Así que ¡vuela alto mulato! como me dijo un buen amigo.
Pregunto: ¿No es una idea verdaderamente hermosa? Pues más hermoso aún es el hecho de que a Cuba no le costará un centavo y todo este gran parque artístico podría aportar el dinero que necesita el MINCULT para rescatar otras entidades artísticas en crisis y que pueda restaurar los teatros de la Isla, para que cuando el Royal Ballet vuelva a Cuba no se vea limitado a bailar solamente en La Habana, sino que pueda llevar sus actuaciones a Oriente y demás latitudes del país. De esta forma La Habana crecería, creando actividades recreacionales y artísticas diversas, que no compitan con aquellas que se ofrecen en el centro histórico y así el turista se ve obligado a repetir su visita a nuestro país, porque se le han quedado cosas pendientes por ver y así se incrementa la economía de todos: la estatal y la individual, y al mismo tiempo los cubanos podrían disfrutar de todo esto, sin necesidad de someterse a pagar las grandes tarifas, al ser el sector turístico quien podrá proporcionar dicha comodidad.
Algunos puntos a aclarar:
Norman Foster: la participación de Norman Foster se limita a crear una maqueta de la edificación existente, para que el donante, en los numerosos eventos que llevaremos a cabo, tenga una idea de lo que se trata, y también producir un estudio de los posibles costos implicados en el proceso de restauración. Para lograr esto, Norman envió al arquitecto Juan Vieira y al ingeniero Roger Ridsdill Smith. El arquitecto Universo García y el ingeniero Sánchez Lagarza les aportaron la información de los estudios previamente realizados, incluyendo aquellos que detallaban las distintas amenazas de inundaciones del río Quibú. La prensa internacional automáticamente asume que un arquitecto de la talla de Norman Foster sería incapaz de aceptar un proyecto que no le ofreciera sumo control de hacer y deshacer, y es ahí la razón de las malas interpretaciones, pues a nadie le cabe en la cabeza que alguien como Norman Foster tenga la nobleza de limitarse solo a querer ayudar a rescatar una edificación que él mismo considera vanguardista dentro de la arquitectura del siglo veinte. Esta es la realidad, y Norman Foster ha acogido este proyecto donando sus servicios completamente gratuitos. Desde el principio se lo expliqué a Garatti en Londres, agregando que su obra en todo su conjunto era insuperable e inmejorable, y al parecer no me entendió. Le hablé de que sí habría que adaptar los espacios al nuevo funcionamiento, sin comprometer por supuesto la arquitectura. Por ejemplo: las aulas de docencia no servirán pues el centro no enseñará matemática, ni español, y sí podrían ser utilizadas como alojamiento para estudiantes extranjeros que tomen parte en cursos de verano y talleres danzarios. Tenemos que tener humildad y reconocer que la participación de Norman Foster es quizá lo más grande que le pueda haber pasado a la obra de Garatti. Si hay algún momento que esa obra podría terminarse es ahora gracias al interés de Foster de legitimar este proyecto, al aportar sus servicios y su nombre.
Carta de Garatti: en la carta de Vittorio Garatti a Fidel y a Raúl, dijo algo de que yo pretendía utilizar la edificación de manera privada, o algo por el estilo. La verdad es que no sé a lo que se refiere pues es patrimonio cubano. Imagínense alguien que sea dueño del Capitolio.
Sobre su idea original: en su momento fue un proyecto relevante. En la actualidad volver a convertir la edificación en escuela de ballet representaría para el país un gasto innecesario. La actual escuela de ballet ubicada en Prado está muy bien donde está, pues se encuentra a pocos metros del teatro García Lorca, que imagino que en su momento albergará a la Compañía Nacional de Ballet y a la Ópera lírica, convirtiéndolo en “la casa de la ópera y el ballet”, como la tienen todas las naciones que se respeten en cuestiones de arte; el equivalente cubano a El Teatro Bolshoi, La Opera de París, El Royal Opera House, etc. Esto nuestra nación lo merece por poseer un genuino culto al teatro.
Sobre el teatro: Vittorio había diseñado el teatro de la escuela con la intención de que fuese un laboratorio coreográfico. ¿Alguien sabe lo que es eso? Yo, que sé un poco sobre el tema, le respondí que eso no existe, pues las coreografías se crean en los estudios de ballet. Mientras tanto se tiene un posible gran teatro subutilizado, que podría generar fondos para que el centro fuera auto sostenible. En la actualidad hay que soñar con la calculadora en las manos pues los sueños son caros y no creo que el país esté en condiciones de pagar por ellos. ¿O no?
Acuerdo: Vittorio Garatti firmó un documento, o sea, estuvo de acuerdo con todos los puntos que se debatieron. Yo le aclaré punto por punto, en un recorrido que hicimos por la escuela, mi visión y el porqué de su funcionamiento. Estuvieron presentes el arquitecto Choy y su colega Christian.
El artículo del Sunday Times: completamente fuera de contexto. Sensacionalizada toda la información. Da la impresión que yo me fui de Cuba hace mucho tiempo y que solamente regreso ahora con capa y espada. El artículo era supuestamente sobre el estreno de una película que filmé en Cuba hace dos años. En fin, eso es lo que hacen los cronistas: crear polémica y así vender más periódicos. Júzguenme por mis acciones y no por lo que se dice de mí.
Aspiraciones: son mis mayores deseos poder lograr este proyecto en Cuba, pero podría perfectamente hacerlo en otro país, por ejemplo: Inglaterra. Mi deseo es dejar algo sólido por lo cual ser recordado, un pedazo de mi alma que continúe ayudando a muchos, aún después que la muerte me haya apagado. No les quepa la menor duda de que lo lograré de cualquier manera.
Conclusiones: Radio Martí, los chismes, los envidiosos, las mediocridades, las miserias humanas, los que no hacen nada para marcar la diferencia y sin embargo impiden la evolución, el progreso, los que no pueden ver más allá de lo que le muestran sus ojos, todas estas personas que también son nuestros hermanos, continúan dividiéndonos. Brindemos por la buena fe. Que gane la mejor idea no importa de dónde venga. No digamos: “y este qué se piensa”, sino “qué bueno que alguien tuvo la iniciativa”. Tenemos que seguir creciendo como nación, pero para eso es necesario mantenernos siempre unidos.
Carlos Acosta
Londres
Julio 5 del 2012
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