Una compañía nacida hace un cuarto de siglo, como Conjunto de Danza Española, acumula capítulos de historia para la cultura cubana, con un desarrollo sostenido y en ascenso que constituye un ejemplo de buen arte, entrega y tesón, lo cual es narrado en detalle para Cubahora, por su director y fundador, el primer bailarín, coreógrafo y profesor Eduardo Veitía, quien obtuvo en 1994 el segundo premio del Concurso Internacional de Danza, efectuado en Madrid.
Esta obra, paradigma del clásico en su repertorio, podrá ser vista entre las propuestas de la programación de la compañía para celebrar su aniversario 25, iniciada con la actual temporada de El Fantasma, en la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana.
LEYENDA VIVA DE UN ARTE MAYOR
—¿Cómo defines al Ballet Español de Cuba?
—Es la compañía nacional de danza española cuyo objetivo principal es desarrollar, recu-perar y mantener la raíz hispánica en nuestro lenguaje y, al mismo tiempo, trabajar con los jóvenes en su formación docente que conlleva una definición más precisa: contemplar a la compañía como una escuela de danza española, aunque ha sido conceptualizada por críticos de alta especialización como “leyenda viva de un arte mayor”.
DEL FOLCLOR AL GRAN ESPECTÁCULO
—¿Armonías y disonancias entre el Conjunto de Danza Española y el Ballet Español de Cuba?
—En el Conjunto, que podría considerarse como la génesis de nuestra agrupación, primaban el programa concierto y mucho folclore, sin llegar a la danza teatralizada, aunque se hizo un intento, en una puesta con base dramatúrgica en Capricho español.
“El Ballet Español de La Habana, segundo capítulo de nuestra historia, empezó a perfeccionar el tesoro de la danza española, a partir de los videos que venían de España que mostraban las tendencias actuales. Empezamos a trabajar con mayor fuerza la escuela bolera, el flamenco con mayor intensidad, lo cual representó una antesala de lo que ocurriría después, pues aquellos bailarines tenían un nivel técnico más elevado que en el Conjunto.
“Había algunos que provenían de la escuela de ballet, de Danza Contemporánea y por esto el repertorio se nutrió con obras de mayor formato y con una base argumental más sólida y compleja, como Aquel brujo amor, Carmen y La Casa Alba.
“Algo decisivo para alcanzar un nivel más elevado fue la creación del Ballet Español de Cuba, cuya categoría implicaba objetivos de mayor envergadura y complejidad. El primer paso fue fortalecer la docencia desde el punto de vista escénico, al incluir las clases de actuación en el programa de estudios, al igual que historia del arte, folclor contemporáneo y el incremento de obras con argumento en el repertorio, lo cual no solo aumentó el nivel de los estudiantes, sino el ansia de superación de los danzantes y el anhelo de algunos a incursionar en la coreografía, alentados por los estrenos de Danzando sueños, Frida, El fantasma y Sevilla y el tiempo.
“Los argumentos adquieren una connotación más compleja y comienzan las galas de programas concierto y el rescate de títulos como Sonata y fandango, los cuales obtuvieron mayor realce con el acompañamiento de la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro, a lo cual se unieron clases, talleres y la presencia de músicos y bailarines invitados de España, entre ellos: Eva la Hierbabuena, María Juncal, quien bailó nuestra versión de Carmen, Manolo Marín, Israel Galván y Antonio el Pipa. Y continuamos en una etapa de búsqueda y perfeccionamiento”.
ALICIA: EJEMPLO E INSPIRACIÓN
—¿Qué ha representado Alicia para ti, desde el punto de vista profesional y personal?
— Ante todo una guía en todo sentido, para continuar hacia adelante. Cuando me gradué en la ENA, siempre pensé que me mandarían al Ballet de Camagüey y cuando me seleccionaron para el Ballet Nacional de Cuba me sentí tan feliz que no podría expresarlo con palabras. Alicia fue la creadora del Conjunto de Danza Española y del Ballet Español de La Habana y confió en mí para dirigir esta compañía, lo cual siempre le agradeceré.
“Aprendí muchísimo de Alicia, en las clases magistrales que brinda en la compañía durante los montajes de los ballets, y ante una temporada o festival. Pero no solo aprendí mucho del clásico, sino que recibí su energía, su coraje, su fuerza de voluntad indomable. Alicia es para mí un ejemplo, una guía espiritual, una fuente de conocimientos, una inspiración para crear, para llegar a cumplir los objetivos más altos”.
“EL CLÁSICO ES DECISIVO EN NUESTRA COMPAÑÍA”
—A partir de tu formación como bailarín clásico, ¿hasta qué punto ha influido esa preparación previa en la estética del Ballet Español de Cuba?
—Ha influido porque, desde el primer movimiento, exigí e insistí en que los bailarines recibieran clases diarias de ballet clásico, por la mañana, como es tradición en el Ballet Nacional de Cuba y, cuando estuve en España, me percaté de la importancia del ballet clásico como base de todos los géneros danzarios. Este criterio ha influido en la formación del bailarín español nuestro y puede realizar incontables coreografías donde existan o coexistan la técnica clásica, moderna y contemporánea.
“Este criterio ha influido en el modo de trabajar los estilos característicos de la danza española y en mezclarlas con otros ritmos y fusiones de danzas folclóricas”.
CUBANÍA EN EL BALLET ESPAÑOL
—¿Cómo concilias las mixturas de lo afrocubano y la conjunción de géneros diferentes a las vertientes que conforman las danzas de la península ibérica?
—Todo eso aparece en el repertorio de la compañía, en la forma de bailar, de moverse los bailarines, en lo cubano que también está muy presente en la forma de realizar los movimientos de las caderas, de los brazos.
—Y en las cadencias del fraseo de los bailarines al asumir la música, ¿puede decirse que existe una alusión de la cubanía en lo español?
—Es lo que llamamos pellizcos en el baile, donde está muy presente lo cubano. A veces hacemos pellizcos muy cubanos, muy de aquí.
LA TEATRALIDAD EN LAS OBRAS DE ARGUMENTO
“Además de incursionar en corografías abstractas, limitadas a una tradición, pues en una gran parte de sus obras existe una base argumental. Por ello, desde que el bailarín sale a escena está actuando, está interpretando, siguiendo una historia. Algunas poseen una carga intensa de dramaturgia, cuando se trata de adaptaciones de obras teatrales que exigen actuaciones orgánicas para proyectar en escena los personajes que interpretan”.
—¿Y la poesía?
—También está presente porque hay momentos en que la acción dramática y el baile reflejan lirismo, en pasos a dos o de facetas libres de flamenco está inscrita la poesía.
LA PASIÓN BROTA DE LA DANZA Y DESPIERTA AL DUENDE
—¿En qué medida la pasión adquiere protagonismo en el horizonte de la compañía?
—Pienso que no podría ser de otra manera, porque es una danza de mucho temperamento, una danza de pueblo, de raíces. Al igual que en nuestras danzas afrocubana existe una pasión, a la hora de llegar a un éxtasis o posesionarse de un espíritu de los orishas que se incorporan. Y pienso además que ellos sí se apoderan de nosotros a la hora de bailar, gitanas o gitanos o como se les quiera llamar, que nos hacen despertar a ese duende que todos llevamos dentro para neutralizar ese temor que nos sale al paso antes de salir a bailar.
—¿Proyectos y realidades del Ballet Español de Cuba al festejar su cumpleaños?
—Bailar mucho, presentarnos en todos los teatros previstos en la programación y tratar de cumplimentarlo, al igual que los estrenos previstos para este primer semestre, así como las giras, galas y funciones, con las cuales aspiramos a satisfacer las apetencias artísticas de los espectadores.
LO MÁS RELEVANTE DE LA JORNADA POR LOS 25
—¿Cuáles consideras los momentos más importantes de la programación por este aniversario?
—Acabamos de iniciar la jornada con la puesta en escena de El Fantasma, en la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana, que culminará el 18 de este mes. Desde el 13 hasta el 15 de abril subirá a escena, en el teatro Mella, la obra Sentir flamenco, coreografía del bailarín español invitado Francis Núñez, director de la compañía Matices, radicada en Sevilla.
“Considero como el momento culminante de estos festejos la actuación protagónica del primer bailarín José Manuel Carreño en el rol de Don José, en Carmen, del 19 al 21 de abril en la propia sala García Lorca”.
—¿Cuál es tu opinión acerca del enorme éxito de público en la reposición de El Fantasma, como preludio a este jubileo en el Karl Marx y la sala García Lorca?
—Todos nos sentimos grandemente satisfechos. Estábamos preocupados con las primeras funciones en el Karl Marx, por ser un teatro donde nunca habíamos actuado como compañía, pensábamos que tendríamos un público diferente, pero vinieron personas de distintos municipios y fue un gran éxito de público como en la segunda temporada en el Lorca, y para esta ya el teatro está vendido por completo.
—En cuanto a las actuaciones de José Manuel Carreño como el Don José, en Carmen, ¿existen esperanzas que interprete otra obra?
—No hemos hablado de otra obra. Pero ojalá se entusiasme con El Fantasma como se ha enamorado de Carmen, pues me gustaría mucho verlo asumir este personaje. Lo considero un bailarín con una gran fuerza dramática como lo requiere el protagonista de esta obra. Y pienso que si se decide a hacerlo será un éxito tremendo. De momento, él vendrá a bailar en las funciones de Carmen.
—Y en cuanto al posible estreno de El jorobado de Nuestra Señora de París, ¿se encuentra totalmente engavetado o existe algún resquicio para que respire?
—Podría decirse que es un programa en construcción.
CIMENTAR EL FUTURO DE LA ESCUELA CUBANA DE BALLET ESPAÑOL
—¿Cuál es el sueño de Eduardo Veitía como creador de la escuela cubana del baile español?
—Mi gran sueño es que no se quede como una unidad docente, dentro de la compañía, sino que también sea una escuela de danza en otras manifestaciones, donde exista un nivel elemental, que es sumamente importante para llegar al nivel medio. Por el momento, estamos trabajando con nuestros niños en el taller, con el fin de que adquieran ese proceso tan brusco al nivel medio, que posee un programa muy intenso. De eso se trata y no podemos perder esa escalera en la formación de alumnos, pues ese escalón intermedio es vital para el desarrollo artístico y técnico de los bailarines y el ballet.
FANTASÍAS EN FLAMENCO PARA NIÑOS
—¿Continúa la compañía con esa idea tan hermosa de crear nuevas obras para los niños?
—Esta iniciativa ha gustado mucho. Hay muchos jóvenes coreógrafos interesados en crear obras para el público infantil. Pienso que influye en este aspecto la experiencia de llevar los grandes clásicos al Ballet Nacional de Cuba y ahora otros creadores están aplicando esta experiencia al Ballet Español de Cuba, lo cual apoyo plenamente.
—Pensando en futuro, ¿cómo ves al Ballet Español de Cuba en los próximos diez años?
—Como una gran compañía, con muchos bailarines, orquesta, músicos y una sede. Y el director, con las mismas ganas de trabajar, crear y soñar.
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