¿Quién robó mi bicicleta o cómo un nerd atrapa a un ladrón?

Hace algunos años alguien robó mi bicicleta. Fue en el centro de la ciudad y nadie pudo identificar al caco que me obligó a regresar a las colas de las guaguas y las saludables y calurosas caminatas.

Hoy quizás la historia hubiera sido diferente. Imagino que un experto sentado frente a una computadora “congela” la imagen en el momento exacto en el que se llevaban mi medio de transporte ecológico. Entonces un programa informático analizaría la fotografía y finalmente facilitaría una lista de sospechosos.

No es que haya leído mucho a Isaac Asimov o Julio Verne, se trata de una rama de la Informática conocida como Reconocimiento de Patrones y Minería de Datos, la cual consiste en el pronóstico a partir de la selección de características específicas en un gran volumen de información. Cuba da incipientes pero sólidos pasos en la aplicación de esta tecnología, que parece sacada de una película de ciencia ficción.

Este segmento de la ciencia computacional se ha especializado en desarrollar herramientas y algoritmos informáticos para el diagnóstico, clasificación y pronóstico de imágenes, videos, textos y otros soportes: lo que ha permitido su uso en ramas de la salud, los servicios y la seguridad.

Sistemas de vigilancia, bases de datos, diagnóstico de enfermedades y programas de biometría mediante el análisis de la voz, el iris o las huellas dactilares, son algunas de las aplicaciones de este saber, al que han recurrido gigantes de Internet como Google y Facebook para el etiquetado de fotos, por ejemplo.

Quizás uno de los sucesos que más contribuyó a la divulgación de esta herramienta fue la investigación por el asesinato de la ministra de Relaciones Exteriores, Anna Lindh.

Cuba incursiona en estos ámbitos desde principios de los años 90, sin embargo, el salto más importante lo ha protagonizado en la última década, en la que logró realizar aplicaciones prácticas.

El doctor en ciencias José Ruiz Shulcloper es considerado el gurú de este saber en la isla, y luego de varios años al frente de la Sociedad Cubana de Reconocimiento de Patrones, dirige actualmente el Centro Nacional de Aplicación de Tecnologías de Avanzada (Cenatav), uno de los abanderados de la tecnología en el país.

Para el profesor cubano, el reconocimiento de patrones es una rama que surgió y tiene su máximo desarrollo en los países del llamado primer mundo, sin embargo, la isla se ha insertado en este ámbito como una vía para alcanzar la independencia tecnológica.

“Cuba fue el primer país de América Latina en ingresar a la Asociación Internacional de Reconocimientos de Patrones, en la década de los 90 —dijo a Cubahora— y desde entonces ha pasado de la divulgación de este saber a la coordinación de grupos desarrolladores en todo el país, que tienen como principal característica la colaboración y el intercambio de saberes.

Ruiz Shulcloper agregó que una de las áreas de mayor desarrollo en Cuba es la Biometría, con un universo casi infinito de aplicaciones para la identificación del iris, huellas dactilares e incluso la forma de caminar y gesticular de los individuos.

Agregó que la medicina es otra de las actividades con una amplia gama de empleos. “El análisis de imágenes de tomógrafos, rayos X o equipos de ultrasonido, contribuye a incrementar los índices de certeza en los diagnósticos, además de que pueden desarrollarse programas para apoyar a los doctores en el llamado examen clínico”, dijo.

En el país ya existen aplicaciones desarrolladas por especialistas nacionales, fundamentalmente para en la rama de reconocimiento de patrones en imágenes de vehículos, la medicina y sistemas de seguridad.

Para Ruiz Shulcloper se trata de productos con una gran competitividad en el mercado internacional y que contribuyen a la independencia tecnológica del país.

“Muchos de estos programas informáticos están vedados para la isla a causa del bloqueo que le impone Estados Unidos, pero también existe el peligro de que contengan puertas traseras que violen la seguridad nacional”, precisó el académico cubano.

Según el profesor existen muchos retos para esta rama de la Informática.

“Será necesario consolidar la cultura de intercambio de conocimientos y solventar con originalidad e ingenio los obstáculos para el acceso a tecnologías. Hay que agregar que se trata de productos para los cuales el país todavía no tiene creadas todas las condiciones de infraestructura y, en ocasiones, se subestiman las aplicaciones “made in Cuba”.

Sin tener que recurrir a un programa de reconocimiento de patrones, Ruiz Shulcloper se atreve a pronosticar que en el futuro, no tan lejano, las aplicaciones de esta tecnología serán más cercanas a la cotidianeidad de los cubanos.

Para ese entonces quien planee llevarse mi nueva bicicleta la tendrá más difícil, pero por el momento, nada mejor que un buen candado.