Imaginemos un gran estadio de fútbol con capacidad para 80 000 personas. Jugadores jóvenes, 25 ó 30 años. Físicamente perfectos, sinónimos de salud cardiovascular, chispeantes de energía. De pronto, uno de ellos se desploma en medio de la cancha y ante la mirada atónita de su equipo y el público asistente, muere.
En semejante situación le pedía a Cubahora que pensara el electrofisiólogo chileno René Asenjo González, antes de comentarnos sobre la Muerte Súbita Cardiovascular y sus causas en la práctica deportiva; tema de su ponencia en el I Simposio Cubano de Muerte Súbita Cardiovascular que tiene lugar en La Habana hasta este sábado.
Decía el doctor Asenjo a nuestra revista que, si bien la prevalencia en el deporte de esta problemática es baja, el impacto que provoca desde el punto de vista psicológico y social en la sociedad la muerte de un atleta de forma brusca e inesperada convierte este tema en punto de análisis de los especialistas.
“Los atletas con alto nivel competitivo tienen mayor riesgo de desarrollar muerte súbita que aquellos que no son de alto rendimiento. El ejercicio deportivo produce una liberación de adrenalina, que hace que el corazón desarrolle arritmias y pueda hacer un paro cardiaco. La gran mayoría de las veces ocurre por un diagnóstico no realizado de una enfermedad que puede ser genética (se hereda una patología de los padres o abuelos) o un trastorno congénito, que implica que se nace con un defecto, genético.
”Estos jóvenes que hacen una muerte súbita, tienen básicamente dos enfermedades: una microcardiopatía hipertrófica o una displasia arritmogénica del ventrículo derecho, ambas enfermedades heredables que afectan al músculo cardíaco. La mitad de los hijos de la persona que tiene estas patologías hereda la enfermedad”.
Asenjo explicó que esta cuestión toma relevancia, pues dichas patologías son detectables. “Es común que haya un antecedente familiar de muerte súbita precoz, generalmente tienen un electrocardiograma alterado y cuando esto ocurre, el realizar un ecocardiograma detecta el diagnóstico en el mayor número de casos. Es importante que aquellos que hacen deporte de alta competición tengan una evaluación médica que incluya los antecedentes familiares, los síntomas de la persona y al menos un electrocardiograma.
“Hay otro grupo de jóvenes que hacen muerte súbita porque tienen enfermedades mucho más difíciles de diagnosticar, como los trastornos eléctricos del corazón, en ocasiones no visibles en el electrocardiograma. Sí es común que tengan algún antecedente familiar de muerte súbita y en ellos la evaluación también es fundamental. Este tipo de alteraciones eléctricas primarias se llaman canalopatías, referente a los canales iónicos del corazón y no producen alteración anatómica.
”En los menores de 30 años, estas son las tres causas más comunes, pero son menos del 10 % de las causas en muertes súbitas en deportistas. Sobre los 35 años la principal causa de muerte súbita en la actividad deportiva son las alteraciones en las arterias coronarias. Es decir, tener un infarto o la obstrucción de las arterias coronarias por placas de colesterol que se rompen, forman un trombo y obstruyen la arteria. De ahí que las personas mayores de 35 años cuando se someten a ejercicios intensos y deportes de alta exigencia, es fundamental que tengan control cardiológico y se evalúen los síntomas con exámenes de refuerzo”.
El especialista llamó la atención sobre otros factores de riesgo que aumenta la probabilidad de sufrir muerte súbita cardiovascular, entre los que subrayó al tabaquismo tanto activo como pasivo. “Veo que se fuma en espacios públicos sin consideración o respeto al que no fuma, estar libres del consumo de tabaco es tan importante como controlar la hipertensión, la diabetes o la obesidad”.
Asimismo, enfatizó en el uso de sustancias prohibidas o estimulantes como las drogas. “En Europa, Estados Unidos y Latinoamérica hay un alto consumo de sustancias ilícitas y esta es la principal causa de infartos en personas jóvenes”.
La muerte súbita cardiovascular es considerada por los expertos como un desafío de la salud pública mundial en este siglo. Ante su prevalencia en el medio extrahospitalario, dígase la comunidad o el hogar, se insiste en la necesidad de una educación ciudadana sobre qué hacer, cómo proceder con las maniobras básicas de reanimación cardiopulmonar (masaje cardiaco y boca a boca). Son vitales los primeros cuatro minutos después de sucedido el episodio.
El evento clínico que ocurre en la muerte súbita es la parada cardíaca, y esta puede recuperase si se actúa con rapidez y efectividad. Se trata de personas que pierden el pulso, la respiración y la conciencia de forma repentina, brusca e inesperada por causas naturales y que su supervivencia depende de la inmediatez con que se apliquen las maniobras de resucitación cardiopulmonar.
Durante el año 2012, se registraron más de 17. 3 millones de muertes relacionadas con el paro cardiaco. El 30 % de las personas que fallecen por muerte súbita cardiovascular se consideraban sanas. Apenas algunos datos que muestran la magnitud de este fenómeno son suficientes para concientizar que adoptar estilos de vida saludables es una de las mejores maneras de asegurar la vida.
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