Innovación y ciencia por la salud de los cubanos

En este año también marcado por la pandemia, Cuba no ha cesado sus esfuerzos de investigación e innovación científica para enfrentar la COVID-19. De esa forma, gracias a los avances de la biotecnología y la medicina cubana, se ha podido mejorar la respuesta inmune de las personas al virus y el tratamiento a los pacientes.

Tras unos meses complejos, con gran cantidad de casos activos, en septiembre comenzó a bajar la incidencia. Esto se debe en buena medida al Sistema de Gestión de la Epidemia, que desde sus inicios se vinculó a un Grupo de Ciencia, que dirigió las pautas de estudio y gestión innovadora.

Actualmente, existen unos 1023 proyectos científicos relacionados con el tema, y ya se han realizado unos 41 ensayos clínicos en todo el país, informó el Ministro de Salud, José Ángel Portal Miranda, en la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Según ha referido el ministro, la constante búsqueda de evidencias sobre la COVID-19 de ese Grupo de Ciencia ha permitido adoptar decisiones oportunas e implementar medidas en dependencia del contexto epidemiológico.

Además, ha sido exitosa la estrategia de Cuba de apostar por el desarrollo y posterior producción de vacunas, medicamentos e insumos nacionales con el apoyo de una industria médico-farmacéutica con años de experiencia y calidad avalada.

VACUNAS CUBANAS CONTRA LA COVID-19

No cabe dudas que entre los mayores resultados de la ciencia cubana en estos últimos dos años ha sido el desarrollo de sus propias vacunas contra la pandemia. Este 2021, Soberana 02, Soberana Plus y Abdala, fueron aprobadas por el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (CECMED) para su uso de emergencia luego de varios estudios clínicos, ensayos e intervenciones poblacionales que avalaron su seguridad y eficacia. Esto significó un importante logro nacional y la oportunidad de comenzar la vacunación masiva en el país.

Mientras tanto, los otros dos candidatos vacunales, Mambisa y Soberana 01, continúan en fase de ensayo clínico.

• Consulte además: Candidatos vacunales y vacunas cubanas: lo que debes saber

Actualmente, el ritmo de vacunación cubano es de los más rápidos en el mundo. Según el Ministerio de Salud, hasta el 6 de diciembre han recibido una dosis de las vacunas cubanas contra el SARS-CoV-2 unas 10 198 006 personas. De ellas tienen el esquema de vacunación completo unas 9 305 674.

Además, Cuba tiene la dicha de ser la primera nación que pudo retomar las clases presenciales con todos los niños y adolescentes vacunados.

El pasado 7de diciembre, la innovación cubana demostró una vez más su capacidad contra el virus, ya que el CECMED aprobó la Autorización de Uso en Emergencia (AUE) de Soberana Plus para los convalecientes a partir de los 2 años de edad. Según la institución los resultados del ensayo Fase I/II “aportaron elementos del beneficio potencial en términos inmunológicos contra el riesgo potencial de reinfección por el SARS-CoV-2”.

Tras esa noticia, Cuba se convirtió en el primer país en tener una vacuna no solo creada específicamente para el convaleciente y el refuerzo, sino también consolidada para proteger a la población pediátrica que ya padeció la enfermedad.

PRODUCTOS INNOVADORES DE LA BIOTECNOLOGÍA CUBANA

La respuesta a la pandemia en Cuba estuvo caracterizada desde sus inicios por un vínculo entre la academia, los centros científicos, la industria biofarmacéutica y también la entidad reguladora nacional, el CECMED.

Desde que se detectaran los primeros casos de COVID-19 el país creó su propio protocolo de salud, el cual se ha adaptado y actualizado según las condiciones epidemiológicas y los descubrimientos médicos.

Gracias al desarrollo de la biotecnología ya nuestra nación contaba con interferón alfa 2b humano recombinante y el HeberFERON como medicamentos para mejorar el sistema inmune de las personas, los cuales demostraron su eficacia en el tratamiento y fueron incorporados tempranamente en el tratamiento de los pacientes con SARS-CoV-2.

No obstante, se continuaron las investigaciones y fruto de ellas fueron el Itolizumab y el Jusvinza, exitosos para evitar que los pacientes pasen a un estado grave de salud. Ambos junto a la Biomodulina T, fueron merecedores del Premio Nacional de Innovación Tecnológica 2020.

Como respuesta a la emergencia sanitaria, el ministro de Salud, explicó que se ha conformado una carpeta con 27 productos desarrollados por las empresas de BioCubaFarma: cuatro inmunomoduladores; tres antivirales; tres medicamentos antiinflamatorios; tres vacunas con aprobación de uso de emergencia y dos candidatos vacunales; cuatro diagnosticadores serológicos; cuatro diagnosticadores moleculares; y cuatro equipos médicos.

De ellos comentó que un total de 18 cuentan con el Autorizo de Uso de Emergencia concedido por el CECMED, nueve se encuentran en proceso de desarrollo y otros 22 en escalado productivo.

Hasta octubre de 2021, más de 170 ventiladores pulmonares habían sido producidos en Cuba por la industria y su Centro de Neurociencias para contribuir al tratamiento de pacientes graves.

También se han empleado hisopos, medios de cultivo e insumos nanotecnológicos cubanos para el diagnóstico temprano de la enfermedad; estos últimos desarrollados por el Centro de Estudios Avanzados de Cuba.

La red de laboratorios de Biología Molecular se ha expandido hasta llegar a todas las provincias y el municipio especial Isla de la Juventud. Ya suman en total 27 instituciones, capaces de procesar 25 mil pruebas de PCR diariamente. Se espera que después de la pandemia permitan otras investigaciones relacionadas con enfermedades como el cáncer.

Otra novedad ha sido el uso de la inteligencia artificial, para evaluar los exámenes radiológicos, y de tomografías computarizadas de tórax, para el diagnóstico de neumonía después del contagio con el SARS-CoV-2.

En general, el esfuerzo de este pequeño país, guiado por el principio de priorizar la salud de todo su pueblo, ha permitido que hoy estemos más preparados contra la COVID-19 y seamos capaces de responder ante nuevos retos, como la variante ómicron, mediante el impulso de la ciencia y su soberanía tecnológica.