La vida de Eladio Sánchez Rodríguez comienza a las tres de la mañana. Desde hace 16 años dirige una finca dedicada a la producción de leche, uno de los productos alimenticios básicos por el que el país ha apostado en su recuperación.
Recorre cada día un kilómetro en bicicleta para despertar a su hijo, Alexis Sánchez, y continuar hacia la finca donde José Manuel Parra, un camagüeyano que trabaja junto a ellos, está despertando a los animales. Son las tres y media de la madrugada.
Más de 30 vacas, de las cuales solo 20 producen leche, conforman el rebaño de Eladio Sánchez Rodríguez. Chichi, como le dicen quienes lo conocen en Pozo Redondo, un pequeño pueblo del municipio Batabanó, ha vivido la misma rutina desde hace más de 17 años.
Cuenta que la vida en este tipo de finca es difícil. Luego de acabar con el ordeño de los animales, a veces la producción es de 60 litros, sale al pastoreo por los terrenos de la zona en donde en ocasiones no hay comida suficiente.. La sequía es uno de los factores que más golpea a su entrega diaria.
Vuelve al pueblo sobre el mediodía y regresa a pastorear de nuevo en la tarde. Para una persona que desde hace dos años fue diagnosticada con la enfermedad de Parkinson la rutina es muy dura. Pero Eladio Sánchez la enfrenta. Y lo hace desde una cotidianidad desconocida, admirable, con un lema que solo él conoce: los vaqueros nunca duermen.
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