Con acciones dirigidas a mejorar la calidad del agua, la salud y el bienestar de las comunidades, la iniciativa global Mi Costa extiende a dos tramos de riberas al sur de Cuba el alcance del proyecto internacional Resiliencia Costera, que se ejecuta en el litoral norte como parte del enfrentamiento al cambio climático.
Alejandro González Díaz, coordinador de ese programa en la provincia de Ciego de Ávila, destacó que con tiempo de ocho años de inversión y 22 de mantenimiento, intervendrá en las provincias de Pinar del Río, Artemisa y Mayabeque (Tramo Uno) y Ciego de Ávila, Camagüey, Las Tunas y Granma (Tramo Dos).
Significó que Mi Costa aborda los principales elementos del Plan del Estado cubano para el enfrentamiento al cambio climático (Tarea Vida) y responde al interés por proteger la zona costera en los municipios más vulnerables de la costa sur de Cuba.
Alrededor de 1,3 millones de personas, residentes en siete asentamientos marinos y 24 municipios, se beneficiarán con este programa, que prevé aumentar la resiliencia, al implementar la adaptación basada en ecosistema (ABE), detalló.
Constituyen otros propósitos la creación de capacidades en los habitantes de las comunidades para atemperarse a las condiciones ambientales imperantes en el planeta, y la integración de la ABE a las planificaciones nacional y local para la gestión costera, agregó.
En este caso, esclareció, la ABE consiste en la recuperación y el fortalecimiento de los servicios del humedal costero (manglares y bosques de ciénaga, de manera fundamental) que permitirán disipar la energía del oleaje extremo y fuertes vientos.
Este principio contribuirá a restablecer la funcionalidad de dichos entornos que proporcionan servicios de protección ante desastres naturales, en tanto, la capacitación de los factores que interactúan en el área y el arreciamiento de las medidas de control asegurarán la sostenibilidad y continuidad del proceso, insistió.
Con financiamiento del Gobierno cubano y el Fondo Verde del Clima, Mi Costa posibilitará mejorar la disponibilidad y calidad del agua, y la disminución de los riesgos asociados a este recurso (sequías, inundaciones y la salinización del vital líquido y los suelos).
Los impactos de las acciones de rehabilitación serán identificados mediante el monitoreo integral a la calidad de las aguas potable y oceánicas, y los ecosistemas marino y costeros aledaños (pastos marinos y arrecifes), expresó.
González Díaz definió como pilares fundamentales del proyecto la recuperación y conservación de los hábitats que protegen el litoral, la preparación de los gobiernos locales y habitantes de las comunidades, y el fortalecimiento del sistema regulatorio.
En Ciego de Ávila las intervenciones directas se realizarán en el asentamiento de Júcaro, en el municipio de Venezuela, y están basadas en la rehabilitación de humedales, restauración de franjas de manglares, la recuperación de los herbazales y bosques de ciénaga alrededor de la comunidad, y el monitoreo de la intrusión salina, comentó.
El desempeño del gobierno local y entidades subordinadas (representaciones provinciales y municipales de Recursos Hidráulicos, Acueducto y Alcantarillado, Agricultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente) estará orientado a rehabilitar la hidrología costera mediante el mantenimiento y reordenamiento de zanjas y canales, y la eliminación de microvertederos.
Se facilitará el acceso a la información climática y ambiental para propiciar una participación activa de la comunidad y las autoridades locales en la toma de decisiones, de manera que los gobiernos puedan usar los resultados para enfrentar las amenazas del cambio climático.
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