Algunos salideros en nuestras calles pueden ostentar récord de permanencia. Y aún así continúan como monumentos de indolencia e incultura. También de recursos económicos que bien podrían ponerse al servicio de estas batallas… pero deben encaminarse hacia la solución de otros problemas. Las condiciones sociales, incluso de índole infraestructural, son otro peso en la balanza negativa que se inclina a favor de las situaciones epidemiológicas críticas.
Aunque se lucha porque lo esencial nazca del interés y la educación del pueblo también en lo concerniente a la higiene, el bregar constante que este lleva en sus espaldas contra el subdesarrollo signa muchas de sus batallas históricas. Por ello, aunque se sigue repitiendo que la protección cotidiana es el mejor remedio ante cualquier amenaza de epidemias o enfermedades, y sabemos que esta surge y se fomenta en un grupo de condiciones mínimas de higiene y educación, la realidad indica que estas "armas" materiales no son regularidad del arsenal cotidiano de gran parte de los centros educativos y laborales del país. Sin olvidar tampoco aquellas instalaciones de salud pública que ni siquiera cuentan con el servicio de agua las 24 horas del día.
Hay precauciones universales que se imponen como modo de hacer frente desde el espacio y la responsabilidad de cada cual. Pero para asumirlas como prácticas naturales se requiere de un país educado y culto, que entienda la importancia de cuidar su salud mediante la prevención, y más que eso lo incorpore a sus hábitos de vida. Y el rol de los medios de comunicación y los médicos de familia, quizá como ente más cercano a la ciudadanía, se vuelve fundamental para llegar a la conciencia de un modo íntimo y a la vez impactante que garantice el cambio de aquellas conductas perpetuadas por cuestión de herencia y ambiente.
Jorge Pérez Avila, director del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, conversó sobre estos asuntos con los periodistas cubanos en el habitual encuentro mensual que organiza la Unión de Periodistas de Cuba en su sede nacional. Catalejo acogió al destacado profesional y, además de contar con sus detalles sobre la preparación de los médicos cubanos que partieron al continente africano para apoyar en la batalla mundial contra el ébola, ofreció autorizadas valoraciones sobre las prácticas que se imponen en la educación al pueblo en valores culturales de prevención de epidemias, y el estado del país en los casos de VIH-Sida.
VIH-SIDA
Si nos referimos al impacto de los años en los hábitos de los seres humanos, la revelación hecha por el doctor sobre los rangos de edades que están contagiándose de esta infección sexual en los últimos tiempos es realmente elocuente. Según comentó Pérez Ávila, las personas mayores de 50 años constituyen el grupo etáreo que más se infecta en Cuba en esta época, a un ritmo que el profesor calificó de "disparado". Ello se debe a que estos individuos mantienen prácticas adquiridas antes de la proliferación del virus y siguen ignorando el uso del preservativo como fuente de protección. No tan intensamente, pero igual en cuanto a la tendencia a aumentar, está el grupo de sujetos entre 25 y 29 años.
Mientras, los jóvenes entre 15 y 24 años son el segmento más estabilizado de la población en cuanto al contagio. Tal tendencia puede ser un síntoma de la efectividad de las campañas que realizan los distintos organismos del país para ayudar a tomar conciencia a cubanos y cubanas. Sin embargo, mientras que durante tres años se mantuvieron estables las estadísticas de nuevos casos, el pasado 2013 trajo un aumento de alrededor de 300. Y este 2014 marcha por el mismo rumbo, quizá con posibilidades de sobrepasarle debido a que aún restan dos meses del año. Por otro lado, debido al eficaz tratamiento y a la constancia de especialistas y pacientes, los niveles de vida se han prolongado.
Para conseguir una efectividad tan alta como la de la prevención de la transmisión materno- infantil (en la que solo han existido 43 casos en el país), se pretende iniciar un tratamiento a personas con carga viral alta o de menos de 500 células, con el propósito de prevenir su deterioro físico. Pero comenta el profesor Pérez Ávila que este proyecto requiere de millones de pesos de inversión para garantizar los productos necesarios.
CÓLERA
Otro llamado de alerta está lanzado sobre los elaboradores-vendedores de alimentos y el papel pasivo que juegan algunos consumidores en la compra de comidas mal manipuladas, a expensas de las consecuencias que esta práctica puede traer sobre la mayoría de las enfermedades que actualmente se presentan en Cuba. El especialista informó que en ensayos practicados recientemente en el Instituto se detectó que muchos infantes portan el cólera sin padecerlo, razón de sobra para que se insista en la prevención de estas infecciones que pueden ser asintomáticas en algunos organismos y mortales en otros.
Hay procesos que no pueden combatirse. Ese es el caso del cambio climático y las condiciones de calor que este mantiene sobre Cuba, responsables de la existencia de enfermedades como el dengue, debido a que las temperaturas altas siguen albergando a los mosquitos que ocasionan dicho padecimiento. Mas una gran parte de las condiciones favorables para la supervivencia del dañino insecto va en responsables humanos. Los mismos que lanzan jabas de basura hacia las azoteas o se evitan el trabajo de abrir la tapa del cesto de desperdicios para depositar sus inmundicias fuera, y contribuir a ambientes desagradables y fatales. Igual peso de culpabilidad va en los fumadores que exponen a su humo a todos y en los que se someten a la comida chatarra como único modo de alimentación, con las fatales causas que ello conlleva.
DENGUE
Respecto al dengue, se sabe que por cada caso evidente (con las alertas corporales habituales), quince pasan inadvertidos. Esta verdad incita a pensar en que la mayor lucha está dada contra el insecto, antes que con el contagio personal. Sin embargo, no resulta secreto que una parte de los que lideran esta ofensiva mediante las fumigaciones, utilizan el petróleo para satisfacer otras necesidades personales y asisten a los hogares con agua o cualquier mezcla no efectiva.
El país trabaja en un insecticida que evite este desvío y garantice la protección de los hogares cubanos. Claro está que un por ciento importante de efectividad va en el interés de los propios ciudadanos porque el proceso de inspección y visita del personal capacitado no empiece y termine con la firma del Visto. El doctor comentó además que la vacuna en la que Cuba experimenta hace años contra esta enfermedad, aún se haya en la fase de trabajo con animales.
Lo más efectivo sería siempre el llamado de atención a las personas, quizá desde historias de vida implicadas fatalmente con algunas de estas enfermedades, para así conseguir un nivel de conciencia que permita un papel más activo en el cuidado que cada cual hace de sus hábitos. Las cifras podrían resultar reveladoras de cómo se mueve el panorama epidémico del país, por lo que ningún silencio en cuanto a estas puede ser beneficioso. Que cada cual conozca la situación que le rodea y se esfuerce por defender sus derechos antes cualquier violación irresponsable es el mejor modo de preservar la salud.
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