Cuando más hemos necesitado de nuestros científicos, ellos han respondido. Estos años de pandemia han demostrado la importancia de las palabras fundacionales del Comandante en Jefe de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz, el 15 de enero de 1961: “el futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia”.
Y así ha sido. Tres vacunas y dos candidatos vacunales, la asesoría científica en todo momento a las decisiones gubernamentales, la innovación frente a la carencia de recursos materiales, el tratamiento de pacientes graves con medicamentos novedosos, entre otros resultados, validan la experiencia cubana de enfrentamiento a la pandemia de COVID-19.
Estos éxitos, a su vez, constituyen aprendizajes para el manejo de fenómenos similares. De ello se han percatado dos profesionales que han encauzado las políticas sanitarias para encarar el nuevo coronavirus. El doctor Rolando Pérez Rodríguez, director de ciencia e innovación en BioCubaFarma, y su homóloga en el Ministerio de Salud Pública, la doctora Ileana Morales Suárez, publicaron en el más reciente número de la revista "Anales" de la Academia de Ciencias de Cuba un artículo que busca responder ¿Qué puede lograr la ciencia durante las pandemias?Los autores identificaron cinco lecciones que dejan estos meses de rigor científico y sacrificio:
1. Es necesario invertir en ciencia e innovación para poder responder con eficiencia en una emergencia sanitaria y obtener soberanía tecnológica.
En el artículo se hace referencia a los esfuerzos de Cuba, país bloqueado por el gobierno estadounidense, lo cual impide el acceso normal al mercado de insumos para la ciencia. Además, se destaca que los logros en materia de salud se deben a las inversiones de todo tipo en los últimos años y la alta cobertura del sistema sanitario. Los autores enfatizan también que el 85 por ciento de los medicamentos utilizados en el Protocolo Único de Actuación contra la COVID-19 son producidos por la industria nacional, expresión de soberanía.
2. Establecer un sistema gubernamental de gestión de la ciencia y la innovación, donde haya espacios para el diálogo entre gobernantes y científicos.
Ante la demanda de generada por la COVID-19 de nuevo conocimiento científico, así como de productos y tecnologías innovadoras, en Cuba se creó un grupo de ciencia que reporta directamente a la máxima dirección del país. Según los autores, este grupo está compuesto de un subgrupo de epidemiología y modelación matemática, uno de clínica, otro de salud mental y psicosocial, y el comité de innovación.
Este último integra, en un mismo equipo de trabajo, los representantes del sistema de salud, la autoridad nacional reguladora y la industria biotecnológica y farmacéutica. Sin dudas, “una decisión que ha permitido acelerar la búsqueda de soluciones, acortar los plazos de los procedimientos y garantizar una medicina basada en evidencias”, tal como reconoce el artículo de la revista Anales de la Academia de Ciencias, de Cuba.
3. La justicia social deviene una necesidad del desarrollo sostenible y así lo evidencia la ciencia.
Partiendo de que la multicausalidad de las pandemias, “que incluye agentes etiológicos y factores biológicos de riesgo a la enfermedad, pero también factores económicos y sociales, como la inequidad social, se establece una interdependencia entre salud humana y justicia social a nivel global”, dice el texto.
Los autores explican que la inequidad social puede constituir un factor de riesgo global para la pandemia COVID-19, a partir de datos aportados por la ciencia. Además, tiene una connotación especial, debido a que como los problemas asociados al cambio climático, afectan por igual a países ricos y pobres.
4. Para alcanzar soluciones efectivas se necesita de la transdisciplinariedad y la intersectorialidad.
El elevado volumen de publicaciones asociadas a la COVID-19 en tan poco tiempo no tiene precedentes, así lo destacan los doctores Rolando Pérez e Ileana González. En estas producciones científicas se evidencian los nexos entre los saberes.
Lo anterior es fruto del trabajo conjunto de médicos de familia, epidemiólogos, clínicos, pediatras, médicos intensivistas, físicos, matemáticos, biólogos, virólogos, inmunólogos, bioestadísticos, biotecnólogos, psiquiatras, psicólogos, sociólogos, geógrafos, ingenieros e informáticos, entre otros especialistas.
5. El aporte de la ciencia ha reforzado la percepción social de su importancia.
Por último, los autores del texto ¿Qué puede lograr la ciencia durante las pandemias? reconocen uno de los resultados más positivos de la participación activa de los hombres y mujeres de ciencia en Cuba: una mayor percepción social sobre la importancia de su labor en el desarrollo y progreso humano. Asimismo, destacan que el impacto de la ciencia en el enfrentamiento a la COVID-19 “contribuye también al desarrollo de políticas públicas que permitan incrementar el potencial científico, a través de la promoción de grados científicos, y al incremento de la motivación de los estudiantes”.
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