Desde que en 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara a la COVID-19 como pandemia, la grave situación sanitaria en el planeta ha escalado a niveles alarmantes. Hasta el momento la OMS reporta a nivel mundial más de 130 millones de casos confirmados y la lamentable pérdida de casi tres millones de vidas a causa de la enfermedad, una cifra que no parece ceder.
La crisis ha visibilizado aún más las desigualdades en cuanto al acceso atención médica a nivel global. Según la organización son las comunidades que ya eran vulnerables las que han recibido un mayor impacto de la enfermedad. Aunque las Estadísticas Sanitarias Mundiales 2020 reportan una mejoría del acceso general a los servicios de salud esenciales entre 2000 a 2017, todavía resaltan que la cobertura de servicios en los países de ingresos bajos y medianos sigue estando muy por debajo de la cobertura en los países más ricos.
Es por ello que en este Día Mundial de la Salud la OMS lanza la campaña “Construir un mundo más justo y saludable” cuyo objetivo radica en hacer un llamamiento a que se garantice a todas las personas la atención médica de calidad cuando y donde los necesiten, además de fomentar la cooperación internacional para este fin.
Precisamente, desde que entrara en vigor la Constitución de la OMS un 7 de abril de 1948, un enfoque de la salud como derecho humano fundamental ha sido prioritario. Esto incluye la defensa de la cobertura sanitaria universal (CSU), la cual establece que se dé acceso a la población a una gama de servicios de salud imprescindibles sin que por ello deba pasar penurias financieras para pagarlos.
LA SALUD, UN DERECHO EN CUBA
Cuba desde 1959 garantiza la atención médica de manera gratuita, ya que es un país que valora más la vida de sus habitantes que el mercado. “La salud pública es un derecho de todas las personas y es responsabilidad del Estado garantizar el acceso, la gratuidad y la calidad de los servicios de atención, protección y recuperación”, así expresa la Constitución de la República en su artículo 72.
Uno de los mayores logros de nuestra nación se encuentra en el sistema de atención primaria de salud. Miles de médicos de familia cuidan del bienestar sanitario en las comunidades, una fortaleza que se supo explotar en los protocolos de tratamiento a la COVID-19. Desde que se detectaron los primeros casos positivos al nuevo coronavirus se movilizó al sistema de salud en pos de prevenir contagios y crear las condiciones adecuadas para la atención a la enfermedad.
En esa tarea destacan las pesquisas activas, importantes para la detección temprana de pacientes, y también la innovación del polo científico nacional. El desarrollo de ventiladores pulmonares, pruebas de diagnóstico y una serie de medicamentos como el Jusvinza para pacientes graves y críticos, ha contribuido a que las tasas de fallecidos sean de las más bajas del mundo.
En estos momentos, cuando a nivel global se reportan 23 candidatos vacunales en ensayos clínicos de fase III, Cuba tiene la satisfacción de contar con dos de los suyos en esa cifra: Soberana 02 y Abdala.
Ya los más de 44 000 voluntarios del ensayo de Soberana 02 han recibido su primera dosis y se lleva a cabo otro estudio con Abdala en el oriente del país, además de otros de intervención dedicados a inmunizar sobre todo al personal de salud.
Cuando el mundo se esfuerza por distribuir las vacunas contra la COVID-19 de forma rápida y equitativa, y todavía economías pobres no han podido acceder del todo a estas debido a la avaricia del mercado; nuestro país planea vacunar para finales de agosto a seis millones de cubanos, más de la mitad de la población, y a la totalidad antes de que finalice el año. Esto demuestra la fuerza de un país que vela por la salud de sus habitantes.
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