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martes, 4 de marzo de 2025

El mundo a tus pies

En lo “real” y lo virtual, la seducción depende de lo que quieras lograr con tu vida...

Mileyda Menéndez Dávila
en Exclusivo 04/03/2025
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El mundo a tus pies
Hay un mundo de bellezas por descubrir y odios por depurar, sin caer presa de las manipulaciones mediáticas. (Jorge Sánchez Armas / Cubahora)

“Niñas, aprendan a usar esos ojos y tendrán el mundo a sus pies”, decía una de las tías paternas al montón de primas y vecinitas que nos reuníamos en las tardes a la sombra de su portal, mientras la Gallega, una señora del barrio muy vistosa y dicharachera, acotaba: “Mejor aprendan a usar la cintura”, y sonreía con estudiada malicia.

No me quedaba entonces claro si se refería al baile, el “caminao” u otros oficios de mejor proveer, pero mi tía se sonrojaba con la frase y desviaba la atención hacia otros aprendizajes “útiles para una señorita”, como zurcir, bordar, hacer dulces o cultivar flores.

Quién iba a decirle a la Gallega, o a mi tía (ambas ya difuntas), que el mundo estaría hoy al alcance de las ya nada humildes yemas de los dedos, y bastaría una par de selfies bien filtradas y el fondo correcto para poner el mundo a los pies de algunas chicas (y no tan chicas) ingeniosas, osadas y a veces inescrupulosas, cuyas redes sociales pescan más incautos que sardinas un morral lanzado en plena mancha.

Pero no puedo reprocharles que para ser reinas digitales hagan todo tipo de maniobras en sus perfiles, porque esas habilidades no se alejan mucho de las enseñanzas “femeninas” en el llamado mundo real… aunque no dejo de cuestionarme el para qué de tanta vitrina pantallera y competencia banal por capturar lejanas atenciones.

En cuanto a mí, no quiero el mundo a mis pies: los poquitos metros cuadrados que me ha tocado regir me dieron a veces más amargura que satisfacción, sobre todo cuando cayeron en mi radar personajes empecinados en privilegiar a la mujer objeto, muy enfocados ellos (y ellas) en la evolución de la circunferencia del ecuador anatómico, o el color del pelo, o las sepetecientas variantes de tatuaje moderno en las cejas.

El mundo, tal como lo veo en las noticias fuera de los cotos de casa de influencers autogestionadas, es un espacio de bellezas por descubrir y odios por depurar, una pelota en plena cancha de un deporte con altas dosis de gula, lascivia y belicismo, y también de altruismo, creatividad y fe.

¿Que ando pesimista? Puede parecer… pero tampoco es grave. Justo ayer regresé de un viaje por el centro de la Isla con mis dos octogenarias a cuestas. Subí en trenes, ómnibus y carretones, y el desborde de bondades recibidas de personas de todas las edades y orígenes inclinó la balanza a favor de los consejos de la tía que procuraba inculcarnos la seducción en su variante tierna y bondadosa.

En estos días de aventura, bastaba una sonrisa de mis madonas y todos caían rendidos ante su encanto y ejemplar ánimo para gozar la vida, sin tersura en la piel ni keratina en el cabello.

Por suerte, también en las redes eso abunda, si sabes dónde buscarlo. Por una imagen de provocativa autoventa hay miles de anécdotas de generosidad bien empleada, y millones de likes empoderantes y flechitas de compartir que mantienen circulando esa buena energía.

Así sí valdría la pena tener el mundo a tus pies, como un sueño cuyo sentido debe ser recorrerlo, (re)conocerlo, mejorarlo, enamorarlo… ejercer tus dotes con sabiduría y emplear tus mañas en inspirar poemas y desatar suspiros de satisfacción, no comentarios de despecho, pavor, encono…

Mundo tocable o extendido. Mundo en presente o en futuro. Mundo desafiante o imaginado. Mundo sin más fronteras que las aguas franqueables, ni más barreras que la dicotomía del idioma odio/amor…   


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Mileyda Menéndez Dávila

Fiel defensora del sexo con sentido...


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