Según leo en internet, “¿Cuál es tu grupo?” es una pregunta clave para quien aspira a cualquier empleo en Japón, porque en su cultura moderna el tipo sanguíneo tiene implicaciones en la vida profesional, familiar y amorosa.
Un horóscopo peculiar que defienden desde hace cien años (aunque la comunidad científica no lo aprueba) dice que las personas con sangre tipo A son disciplinados y buenos para trabajar en equipo y respetar sistemas, algo que suele distinguir a los habitantes de ese archipiélago.
Y sí: el 40 por ciento de la población nipona es del grupo A, mientras el 30 por ciento lleva en venas el creativo tipo O, el 20 por ciento bulle con la irreverente sangre B y menos del diez por ciento fluye con el amigable AB.
No sé con exactitud cómo es en Cuba, pero estamos dentro del rango mundial más frecuente: mayoría de O seguidos por A, menos de B y un fisquito de AB, con ocho Rh+ por dos Rh-.
De cierto modo, acá pudiéramos respaldar el peculiar zodiaco japonés, porque gente curiosa y “pal invento” es lo que sobra en esta isla, aunque no siempre esa genialidad esté al servicio de las buenas causas.
Del grupo que viajaremos a Baracoa en septiembre hay cinco O+ y cuatro B- (madre, hija y dos nietos), algunos A+, una AB- y el resto no tiene idea aún; pero eso lo resolveremos pronto, porque no se puede andar por ahí, subiendo lomas, sin saber la especificidad del combustible que bombea tu corazón.
¿Te imaginas que alguien necesite ayuda urgente y tengas que esperar por los reactivos y la persona que pueda determinar en ese momento algo que deberías saber desde el nacimiento porque de eso pueden depender varias vidas?
Yo dono sangre habitualmente, sin importar para quien. Tres o cuatro veces en el año desde los 18, con etapas de abstención por razones obvias: vivir en el extranjero, el embarazo y puerperio, alguna virosis, o si hay enfermos en la familia.
Mis padres y abuelos, mis hermanos y mi hijo, todos son o fueron O+, pero el Davo pudo no serlo porque su padre es A+, como también lo es Jorge, y unos cuántos en mi currículo amoroso antes que él. Si fuera asiática diría que mi instinto hemoerótico busca tipos cumplidores, maleables, dispuestos a seguir reglas y empeñados en ser los mejores amantes… pero no sería justo, porque también hubo grandes momentos con algunos O+, curiosos por naturaleza según el horóscopo del fluido.
Dato curioso: no recuerdo ningún AB o B, y el único O- era mi tercer esposo, pero a ese donante universal no pude drenarlo porque su fe no se lo permitía (¡qué desperdicio!).
¿Qué cómo sé los grupos sanguíneos de muchos ex? Pues porque esa es una de mis condiciones para empezar a noviar: conmigo se libran de restaurantes caros y discotecas, pero hay que extender el brazo si quieren tocar estrellas en el cielo de mi habitación. Sólo “perdoné” a quienes tuvieron hepatitis, o de tan fugaces no llegaron al ciclo de punzar las venas.
Y sí, hubo una conquista en esas lides cederistas: cierto santiaguero de abolengo con quien coincidí en una donación masiva en Artemisa. También era O+, pero fuera de eso y de su enigmática sonrisa, no mostró otros superpoderes… y ahí se quedó, luego de un par de intentos medio anémicos de lucirse en su oficina y en su vehículo estatal.
¡Ah! Lo de asociar sangre y carácter, y usarlo además para elegir oficio y pareja, es popular en Corea y otras naciones asiáticas. Muchos lo consideran superstición, pero ¿qué ritual astrológico no lo es? Y como eso sirve para embullar a la gente a conocerse por dentro (literal), pues bienvenido sea, que glóbulos rojos tenemos más que planetas y satélites.
Así, a lo cortico, doy fe de muchos A minuciosos, artísticos, perfeccionistas, amantes de detalles sutiles, cuya paciencia explota en gestos nerviosos si las cosas no salen a su aire. Su prioridad son las relaciones sociales y familiares porque son fieles y viven para ayudar, dicen los nipones.
Al parecer, los B son originales y siempre buscan respuestas; prefieren combinar trabajo y ocio y nunca siguen a los demás: odian el control y aprecian la libertad por encima de las reglas sociales. De emociones volubles, su humor cambia según el momento, dice esa tradición ¿seudocientífica?
De los AB resaltan su justicia y racionalidad. Prolijos para tomar decisiones, se debaten entre lo bueno y lo malo; se les da bien manejar varias cosas al mismo tiempo, son confiables y tienen buen ojo para sopesar el carácter de las personas.
Y aquí llegamos a los egocéntricos, creativos y populares O, felices de ser el centro de atención y aparentar seguridad. Dicen lo que piensan, son dinámicos, expresivos, adoran sus rutinas, respetan jerarquías, y me suena eso de iniciar proyectos que muchas veces no completan por empezar algo más.
Resulta que hasta la forma de pelar una mandarina es distinto según el grupo, y allá se fijan en eso para hallar pistas de sus dotes como empleados y amantes…
¿Mandarina…? Ahora no sé si es literal o metafórica la frase, pero me fijaré. ¡Juro por mis no-antígenos que me fijaré!
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