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miércoles, 27 de noviembre de 2024

Leyes para cumplir en la luna

Las costumbres hacen las regulaciones, pero las regulaciones no son pasivas ...

Félix Arturo Chang León
en Exclusivo 24/08/2018
4 comentarios
Foro
Foro (Alfredo Lorenzo Martirena Hernández / Cubahora)

Había transcurrido toda la década de los 60, y en sus postrimerías, 1969 todavía estaba muy arraigada una costumbre que lastró todos los años 70, la de considerar muy malo que un hombre aceptara las infidelidades de su esposa. Tal hábito hizo que hasta existieran procederes de que alguien fuera excluido de una organización si una vez advertido de ser objeto de un engaño conyugal, no abandonaba la relación con la infiel, y si era casado formalmente, debía divorciarse.

Con toda su razón, una mujer de Camagüey hizo una pregunta ante un salón de reuniones repleto con unas 300 personas, aunque la mayoría interpretó el cuestionamiento como un reclamo, como una exigencia femenina a ser tratada de igual a igual con los del sexo masculino. Algunos sabíamos de sus intenciones de usar aquel escenario para exponer sus ideas, y entramos al local llenos de expectativas con el propósito de saber qué respuesta recibiría del hombre que dictaba una conferencia sobre un tema que casi tenía relación con el asunto.

Tanto la pregunta como la respuesta están impresas en una publicación con carátula de color rojo que no he logrado encontrar, pero tal vez algún lector o lectora hayan sido testigos del diálogo o tengan un ejemplar del folleto. De ser así, les agradezco que lo hagan saber en el espacio de comentarios de El Foro. "¿Cómo que no? De que se lo pregunto pueden estar seguros", había dicho con firmeza cuando íbamos a escuchar la conferencia. Y así fue, al concluir la disertación y pasar al momento de las preguntas, la camagüeyana, más o menos dijo:“Si yo le soy infiel a mi marido, a él la sociedad le exige que me deje, y hasta hay gente capaz de llevarle pruebas de que le he puesto los tarros. Y es mal mirado por todos, pero yo pregunto: Si eso es tan malo, ¿por qué a nosotras las mujeres nadie nos llama y nos dice: mira, tu esposo está con otra, tienes que dejarlo?”

Realmente su intervención fue más larga, aunque en esas líneas están recogida la esencia de lo que expuso, y que como la mayoría pensamos, en la propia pregunta estaba implícita la respuesta, pues era evidente que estaba en desacuerdo. Ya pasadas ambas décadas, la de los 60 y 70 del siglo pasado y estando en los inicios de otra centuria del segundo milenio, la respuesta que recibió hace recordar regulaciones que no solo deben de haberse dispuesto en los ómnibus urbanos de Santa Clara, donde los choferes exigieron cumplir la orientación escrita en un letrero dentro del vehículo alusivo a la cantidad exacta de personas de pie en las guaguas Diana. Sin dudas, tales medios de transporte son demasiado pequeños, pero también excesivamente escasos ante el enorme y creciente número de pasajeros necesitados de trasladarse de un lugar a otro para resolver problemas, o sencillamente: pasear.

Como que no encontré mis apuntes taquigráficos, ni tampoco el folleto donde se publicó la pregunta y la respuesta, hago una versión a la distancia de casi 50 años:
Efectivamente, es discriminatorio que no se le dé el mismo tratamiento al hombre que a la mujer, pero esos actos están dados por condiciones concretas que fueron haciendo que el pensamiento de las personas sea de una manera y no de otra.

En la medida en que esas circunstancias vayan cambiando, también será otra la manera de valorar los hechos, de ver la vida y los actos de cada uno. Se establecen normas cuando existen condiciones para cumplirlas, pues (y de esto sí me atrevo a afirmar que textualmente lo dijo así) "no se pueden hacer leyes ni las organizaciones y la sociedad pueden elaborar criterios de valoración que para cumplirlas haya que mudarse para la Luna".  Y para concluir la respuesta, vaticinó acertadamente que en la medida en que transcurrieran los años, esos criterios irían cambiando, y tanto el hombre como la mujer tendrían el mismo tratamiento y el enfoque hacia la infidelidad también se transformaría. Aunque en un caso se trata de cuernos y en otro de guaguas, lo cierto es que ante la escasez de medios para transportarse, y la necesidad de trasladarse, la disposición de limitar el número de pasajeros de pie no se puede cumplir ni en la Luna porque tampoco hay cómo llegar tan lejos.

 


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Félix Arturo Chang León

Periodista cubano de origen chino que nació y vive en Cuba. Santa Clara. Dirigió el periódico Vanguardia durante 16 años.

Se han publicado 4 comentarios


ENRIQUE
 27/8/18 6:36

ESTIMADO CHANG, LA INFIDELIDAD VIENE DESDE LA EPOCA DE ADAN Y EVA SEGUN LA BIBLIA Y PARECE QUE VA A CONTINUAR Y EN CUANTO A LAS GUAGUAS HAY MUCHA TELA  POR DONDE CORTAR EN CUANTO A INDISCIPLINAS SOCIALES Y PERMITIDAS POR LOS ADMINISTRADORES DE LOS PARADEROS, TAL COMO LA ULTIMA MODALIDAD DE TAPAR LA ALCANCIA Y PONER A UN PRESUNTO ¨CONDUCTOR¨ PARA RECOGER EL DINERO QUE NO SE SABE SI LLEGA A MANOS DEL ESTADO. ESTO ULTIMO SI HARIA FALTA QUE NO CONTINUARA. APROVECHO LA OPORTUNIDAD PARA SALUDAR A TODAS NUESTRAS COMPAÑERAS EN EL DIA DE LA FMC EN SU ANIVERSARIO CUMPLIDO RECIENTEMENTE.

senelio ceballos
 25/8/18 9:49

Aqui en Rusia..en la ERA de CCCP...tambien hasta los problemas de  mujer-esposo, lo discutian en las reuniones de nucleo del PCUS......Hoy a nadie le importa..Con quien y cuantas veces  a la semana?......Sobre las guaguas!!..YA SE RESOLVIO ESE PROBLEMA.....Aqui en los pueblos y ciudades existe un sistema muy efectivo de..RUTEROS... [ guaguitas- Son la fabrica de UAZ--UN TIPO DE JEEP EN LO DEL MOTOR y sistema tecnico pero......CABINA DE GUAGUITAS CHIQUITAS Y TRABAJAN CASI TODAS CON GAS......de 8 -18 pasajeros, muy rapidos y trabajan como si fueran hormiguitas!!!, se llaman  GAZELS,  No hay ni una guagua   del estado  , son todas de cooperativas transportistas , coperativas familiares y de particulares..........

Katia
 24/8/18 13:26

Hola,en estos tiempos, la infidelidad se ha vuelto cotidiano para la sociedad cubana,hombres y mujeres han asimilidado la cuestión (tarro), se ha vuelto una moda,en ocaciones si el marido o la mujer no cambian el modo de ser en cuanto a la atención primaria, afectiva,económicas, dejan pasar por alto la infidelidad.conosco de una pareja que llevan años de matrimonio y el hombre sabe que su mujer esta con otro y lo lleva a su casa para que compartan un instante de placer,cualquiera que lea esto, diria que el marido esta LOCO,pero es la realidad de ellos.

Yamila
 24/8/18 11:25

Vaya tema atrayente realmente, ligar la infedelidad con las guaguas es interesante porque la infidelidad y las guaguas son inversamente proporcionales las guaguas disminuyen y las infidelidades.... se habla mucho de la equidad de genero pero creo que pocos conocemos de que va esto, la mayoria de las mujeres  nos quejamos que cuando viajamos en un omnibus y van hombres sentados y no nos brindan el asiento por el mero hecho de ser mujeres, pero si queremos ser iguales debe ser en todo y si alguien te brinda el asiento en la guagua es por cortesia y no por el genero que representas o a caso los hombres no se cansan igual que nosotras, en cuanto a las infidelidades no estoy de acuerdo a que ninguna de las partes de una relacion lo haga si ya no estas satisfecho con tu pareja dejala ya que nadie esta obligado a estar con nadie y asi se evitan muchos quebrantos y fricciones entre las personas que intervienen en la infidelidad, y los letrero de los omnibus me parecen que son una ilusion de quienes lo ponen porque no hay quien los cumpla, me parece que piensan que asi decoran el interion del omnibus y a su vez hacen una prueba de lectura a quienes montan en estos siempre y cuando vaya vacio.

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