Casi todas las personas en algún momento de la vida, se ha hecho alguna herida, ya sea más chica o más grande como resultado de accidentes casuales o como consecuencia de una intervención quirúrgica. Pero independientemente de la causa, hay que verse obligado a coexistir con ella y sus molestas manifestaciones hasta que finalmente sana, y eso lleva su tiempo. Y es que cada vez que nuestra piel se rompe comienza en el organismo una minuciosa labor para reparar el daño y volver a la normalidad.
Son complejas reacciones bioquímicas divididas en varias fases generales como son inflamatoria, proliferativa y maduración, en las cuales se producen reacciones diferentes cuyo objetivo es, como hemos mencionado, la reparación del tejido dañado. En general, el proceso de cicatrización de las heridas como tal no supone un serio problema para la salud. No obstante, el tiempo que demora dicho proceso depende del tamaño de la herida y sus características, de la localización o de factores genéticos. Sin embargo, también puede verse entorpecida la cicatrización por la aparición de infecciones, una mala higiene, el tabaco, el alcohol, enfermedades cardiovasculares, diabetes no bien controlada, alergias y también una dieta inadecuada o deficitaria.
De acuerdo a la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, las lesiones sanan en varias etapas comenzando por la sangre que comienza a coagular lo que detiene la hemorragia; a continuación, los coágulos de sangre se secan y forman una costra, que protege de microbios al tejido y la herida se vuelve ligeramente hinchada, roja o rosada y sensible. En algunos casos, sale un líquido transparente, el cual contribuye a limpiar la zona. A continuación, los vasos sanguíneos se abren y llevan oxígeno y nutrientes y los glóbulos blancos ayudan a combatir las infecciones. Este proceso dura aproximadamente entre 2 y 5 días. El crecimiento y la reconstrucción del tejido dura entre tres a cuatro semanas donde el cuerpo repara los vasos sanguíneos rotos y crece nuevo tejido y los glóbulos rojos ayudan a crear colágeno, que son fibras duras y blancas que forman la base para el nuevo tejido, y se comienza a formar nueva piel sobre el tejido.
ALIMENTACIÓN EN UNA CICATRIZACIÓN
Saber qué comer cuando se tiene una herida en fase de cicatrización es indispensable pues muchas veces es clave para evitar cicatrices o infecciones a ese nivel. Durante el proceso de cicatrización de las heridas la alimentación es esencial para una exitosa recuperación, pues una mala dieta puede llevara la posibilidad de inflamación, afecta a la producción de fibroblastos, colágeno y la angiogénesis y dificulta que la herida se cierre.
Para quien tiene diabetes, es muy importante que controle adecuadamente el nivel de azúcar en la sangre para ayudar a que la herida cicatrice pues un elevado contenido de azúcar en la sangre puede demorar la cicatrización y hacer que la herida se infecte con mayor facilidad. Por eso, tomando en cuenta el papel que juega la correcta alimentación para una óptima cicatrización de heridas, es esencial obtener niveles óptimos de reservas nutricionales en nuestro organismo, que también elevará el sistema inmunológico. Hay alimentos que contribuyen a la recuperación después de una cirugía pues facilitan la formación de tejido para cerrar las heridas y disminuir su marca.
NUTRIENTES FAVORECEDORES DE LA CICATRIZACIÓN
Uno de ellos son las proteínas pues ayudan en la formación del tejido para el cierre de heridas y proporcionan glutamina y arginina reparando piel y músculos, además contribuye al fortalecimiento del sistema inmunológico. Su proporción varía en función de la edad, pero lo ideal son tres o cuatro raciones al día. La carne magra, de pescados, de pavo y de pollo, los lácteos y los huevos son una excelente fuente de proteína.
Los hidratos de carbono, principalmente los complejos, aportan la energía que el cuerpo necesita para llevar a cabo el proceso de cicatrización pues es importante crear un reservorio de energía para que el organismo pueda reparar tejidos. El pan y los cereales integrales, las papas, la pasta o el arroz, si es posible también integrales, son los principales. Omega 3 son ácidos grasos que ayudan a reducir la inflamación y mejora la función inmune de nuestro organismo, disminuyendo la tasa de infección. Las sardinas, el brócoli, las semillas de calabaza son alimentos ricos en omega 3.
La vitamina K es coadyuvante de la coagulación de la sangre, de la prevención de hemorragias y, por tanto, de la correcta cicatrización. Además, evita la aparición de infecciones. Entre los alimentos ricos en vitamina K destacan las verduras de hoja verde, como las espinacas, la lechuga o el brócoli; los aceites vegetales, en particular el de soja y oliva; frutas y los frutos secos, especialmente las uvas, las ciruelas secas, etcétera. La vitamina A ayudan al proceso de coagulación para iniciar la cicatrización y previene la inflamación de la piel. Los tomates, el mango, la remolacha, la col, las espinacas, la leche, el pollo o el pavo son algunos alimentos con buenos niveles vitamínicos. El hierro ayuda a la formación de hemoglobina y el transporte de nutrientes a la herida.
El hígado, las lentejas, los guisantes, la yema de huevo y los garbanzos son excelentes aliados para el aporte de hierro al organismo. El zinc aporta reacciones enzimáticas implicadas en el proceso de cicatrización de las heridas, acelerando este proceso. Los mariscos, las carnes, aves, el lomo o el solomillo del cerdo o la vaca, los lácteos y la yema de huevo son alimentos ricos en zinc. Otros alimentos que ayudan a cicatrizar como la leche, el yogur natural sin azúcar, la naranja y la piña son importantes en la recuperación después de una cirugía pues facilitan la formación de tejido que ayuda a cerrar las heridas y a disminuir la marca de la cicatriz. Para facilitar la cicatrización también es importante mantener el organismo bien hidratado, pues así la piel queda más elástica y la cicatriz queda estéticamente mejor.
ALIMENTOS QUE EMPEORAN LA CICATRIZACIÓN
Algunos alimentos dificultan la cicatrización y no deben ser consumidos después de una cirugía mientras que todavía se tienen los puntos como por ejemplo dulces, refrescos, frituras o carnes procesadas como salchichas.
Estos alimentos pueden perjudicar la cicatrización pues el azúcar y la grasa industrial incrementa la inflamación en el organismo y dificultan la circulación de la sangre, asunto esencial para que los nutrientes lleguen a la herida para la mejor cicatrización del tejido. Por esto es importante descartar de la alimentación todo lo que tenga grasa y principalmente azúcar en alimentos como azúcar en polvo, miel, melaza, refrescos, chocolate, helados, jugos azucarados y galleticas rellenas o no, yogures con azúcar, leche endulzada, mermeladas, carnes con alto contenido de grasa, carne de puerco grasienta, embutidos, tocino, mantequilla, margarina, aceites y frituras en general.
RECETAS PARA FAVORECEN LA CICATRIZACIÓN DE HERIDAS
Puré de papas
Dentro de las propiedades de la papa se encuentra su gran contenido en almidón, y en minerales como el potasio. Este puré de papas es perfecto para servir como acompañante, por ejemplo, de un pollo a la naranja, o para acompañar un solomillo.
Ingredientes:
-1 kg de papas
-8 onzas de leche
-75 g de aceite de la mejor calidad posible
-Pizca de sal, opcional
Preparación:
-Se hierven las papas previamente lavadas por si traen tierra. Las ponemos en una olla o cacerola, sin pelar, y cubrimos con agua fría, se le puede añadir sal y se ponen al fuego. Una vez que el agua comience a hervir podemos contar el tiempo pues las papas tardan en cocinarse unos 30 minutos, aunque esto va a depender del tamaño y del tipo de papa, puede ser un poco menos o un poco más. Para saber que están cocinadas, con un cuchillo pinchamos las papas, y éste debe entrar y salir sin encontrar resistencia. Una vez cocinadas, se retiran del fuego, se les escurre el agua y se deja que se enfríen un poco, sólo lo justo para no quemarse los dedos.
-Se añaden los ingredientes al puré y antes se les retira la cáscara a las papas debajo de un chorro de agua fría pues deben seguir calientes, y se ponen en un recipiente apropiado y se aplastan bien con un tenedor. Se le añade la pizca de sal, la leche templada y el aceite y se mezclan bien. Lo mejor es cocinarlas con su cascara, ya que así absorben menos agua y pierden menos almidón además de conservar sus proteínas situadas cerca de su superficie, que se perderían en caso de ser peladas crudas con un cuchillo. De esta forma absorberán mejor la leche cuando la añadimos. También es importante que la patata esté muy caliente cuando se aplaste para que no quede con grumos. La leche siempre caliente y añadiéndola después del aceite. Para conservarlo caliente puedes conservarse al baño María a fuego muy suave removiéndolo de vez en cuando.
Pechugas de pollo al horno
Las pechugas son la parte menos grasas del pollo.
Ingredientes:
-500 gr de pechugas de pollo
-4 ramitas de romero seco
-1 cucharadita y media de orégano seco
-8 dientes de ajo
-1 vaso de vino blanco
-2 limones
-1 cucharadita de ralladura de limón
-2 cucharadas de zumo de limón
-60 ml de aceite de la mejor calidad posible
-Pizca de sal, opcional
-Pimienta
Preparación:
-Lavarla bien, quitarle el pellejo y dejar que macere un poco la carne
-A la hora de cocinar esta delicia encenderemos el horno, lo ponemos a 180º y dejamos que se vaya calentando
-Mientras coge temperatura el horno, nos ponemos manos a la obra preparando la fuente en la que cocinaremos este plato
-Pelar y picar los dientes de ajo, serán los encargados de darle el sabor necesario a este pollo
-Se mezcla el vino blanco con el orégano y al aceite de oliva, creando una especie de salsa que cogerá fuerza con un poco de ralladura de la cáscara de limón. El romero será el otro básico para carnes blancas, al igual que el orégano le dará un sabor que merecerá la pena en todos los sentidos
-Ponemos los dientes de ajo en el fondo de la fuente, encima las pechugas de pollo que salpimentaremos al gusto
-Vertemos la mezcla de líquidos que le darán una gracia especial al pollo. Podemos ponerle más vino si queremos aprovechar los jugos de esta receta para crear una salsa espectacular
-De la misma forma que cocinamos las pechugas de pollo, podemos cocinar unas papas, la guarnición perfecta en todos los sentidos. En caso de querer cocinarlas al mismo tiempo que el pollo. Las lavaremos bien, podemos palarlas o no, en función de cómo nos gusten las patatas. Las incorporamos cortadas en trocitos lo más pequeños posibles para que se cocinen junto al pollo o les daremos una primera cocción en el microondas.
-Salpimentamos al gusto las papas. Cocinaremos este plato a 180º durante unos 30 minutos, dependiendo de lo gruesas que sean las pechugas y como gusten de hechas. La carne de pechuga suele ser un poco seca, pero con el macerado y los ingredientes con la que acompañamos quedará lo más jugosa posible. Cuando la carne esté lista la retiramos, dejaremos las papas que se cocinen un poco más, es posible que necesiten tiempo extra para que no queden duras. Podemos trocear las pechugas para que la salsa penetre mejor en ellas. Preparar pan para mojar la salsa y, solo te quedará disfrutar de este plato completo cargado de proteínas.
Ensalada de remolacha con tomate
Ingredientes:
-1 remolacha grande
-1 tomate maduro grande
-Algunas rueditas de cebollas
sal al gusto
-Aceite de la mejor calidad posible
Preparación:
-Primero hervimos la remolacha con cáscara por 15 min y luego la enfriamos y cortamos en ruedas
-Cortamos el tomate en ruedas, no muy finas, ni muy gordas, así como la cebolla
-Luego vamos decorando a nuestro gusto la ensalada. Alrededor del plato se ponen las remolachas y luego otra ronda de remolacha. En el medio el tomate y para darle un toque especial se decora con ruedas de cebollas
-O una rueda de remolacha + una rueda de tomate por todo el borde del plato y por último se agrega primero la sal a gusto y de ultimo el aceite para que la sal corra por la ensalada
-Prueba ponerla 5 min en refrigerador y después esta lista para comer
Huevo especial
Ingredientes:
-5 huevos
-Pan rallado
-2 cucharadas de harina
-Pizca de sal
-Pimienta
-Perejil picado
-Masas hervidas de pechuga de pollo
-Aceite de la mejor calidad posible
Preparación:
-Lo primero que hay que hacer es poner en una cacerola abundante agua con sal. La dejamos a fuego medio y, cuando esté hirviendo incorporamos cuatro huevos, y los dejamos cocinando. Una vez estén cocinados, los sacamos del agua y los enfriamos con agua fría, y luego los pelamos, y reservamos
-Pasamos el pollo en una trituradora y lo colocamos en un recipiente apropiado
-Aparte, en un plato mezclamos la harina, la sal, el perejil y la pimienta, y después le añadimos la carne del pollo. Removemos bien hasta que todos los ingredientes estén bien mezclados
-Esparcimos un poco de harina encima y extendemos sobre ella una porción de la mezcla de carne de pollo que hemos creado, hasta formar una hamburguesa muy fina
-Ponemos un huevo en medio de la hamburguesa y lo envolvemos con la masa. Para que todo quede más compacto lo damos forma con las manos, apretando ligeramente. Hacemos el mismo proceso con los tres huevos restantes
-En una sartén ponemos abundante aceite de oliva, a fuego medio. Mientras se calienta, rebozamos en un huevo batido cada huevo que hemos formado y posteriormente en pan rallado
-Una vez que el aceite esté caliente, freímos los huevos y luego los sacamos a una bandeja forrada con papel de cocina para que se absorba el aceite restante. Podemos servir los huevos acompañados de ensalada.
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