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sábado, 23 de noviembre de 2024

El piropo de Melendi

Su colaboración con Nuviola parece cocinada como un “pasaporte musical”…

José Ángel Téllez Villalón
en Exclusivo 11/10/2022
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Melendi-Aimee Nuviola
“Pan para Yolanda” no devela esencias, ni presenta de una manera nueva lo que en Cuba pasa ( Tomada de Cadena 100).

Ramón Melendi Espina se ha hecho mayor, ¡ya son 20 años de carrera!, y se ha inventado una gira para festejarlo. También,  una nueva imagen para otro Melendi, más reflexivo;  bien distinto a aquel de las drogas, de “Sin noticias de Holanda”, “Vuelvo a traficar” y “El informe del forense”. Uno nuevo, pues aquel Melendi,  según confesó en el popular programa El Hormiguero,  no le “caería bien”. “Tiene cosas que me harían mucha gracia, pero otras que no".

No son sus acostumbrados cambios de  peinados, a sus continuas transformaciones de looks, como “un Pokemón que está todo el tiempo mutando”. Transformaciones de apariencia que  informaban de cambios en su  orientación política, según los humoristas Rober Bodegas y Alberto Casado . Para ellos, se puede hablar de hasta cuatro Melendis diferentes. El primero sería “El Rastas canallita” que hacía rumba y reivindicaba temas sociales, más ligados a los partidos de izquierdas. Después llegó “El Cachas tatuado” y “El Pelo-Liso sensible”. Ahora, definen a Melendi como un “hipster obvio” que asegura que “cree en un cambio sensato porque todos los políticos son iguales”.

Se trata de otra pose, de padre de familia y  hombre “maduro”, con cierta modulación de su voz y  un nuevo disco, Likes y cicatrices, con temas más serios o trascendentes.  Como los de la canción que da título al álbum, una  crítica al mundo de las redes sociales y a lo que se esconde detrás de cada 'me gusta',  del peligro de convertir en  dogma este apetito voraz por las reacciones.

"Likes y cicatrices / Va sonando el blues / De la religión de los youtubers / De la comunión de las fake news / Besos sin raíces / ¿Hay alguien ahí? / Qué más da que insultes o critiques / Me da igual lo que piensas de mí / Tú solo deja un like", canta el asturiano.  “Like nuestro que estás en la nube / Santificado sea Youtube / Venga a nosotros tu algoritmo / Y hágase a buen ritmo / Tanto en suscriptores como en el engagement / Perdona nuestros dislikes / Como también perdonamos los de nuestros haters / Danos el millón de likes / No nos dejes caer en el strike/ Más líbranos... más libranos del...Porque quién soy yo, desde mi escritorio, cuando mi gurú me dice que un view vale más que cinco años de conservatorio", denuncia con sarcasmo.

¡Y eso que no conoce a Otaola y a otros youtubers de la fauna anticubana!  A esos que atacaron a su amiga Aymée Nuviola, por venir a grabar un disco en la nación que la vio nacer, y crecer como intérprete; por bañarse en nuestras playas con su familia.  Los mismos que coaccionaron a Alex Ubago y al dúo de Andy &Lucas para que no asistieran a un Festival en Cuba.

Esta nueva apariencia de Melendi incluye una etiqueta de literato y  un libro, Wasaps con mi gurú .  Más reflexiones como estas: “Siento que la fama puede llegar a ser una jaula de oro. Y no me malinterpretes, ni el oro es el vil metal ni la jaula son los fans. Para mí el oro es disfrutar de hacer lo que amas y la jaula es en lo que se puede acabar convirtiendo ese oro cuando cambias el foco y pierdes la perspectiva de las cosas. Vivimos en una época, sobre todo con las redes sociales, en la que se está convirtiendo en algo normal buscar la fama fácil, los likes. Menos mal que a mí me ha pillado muy mayor.”

Wasaps con mi gurú,  trata sobre “las máscaras que hemos construido y que nos alejan del lado auténtico de la vida”. “Estamos en tiempos en los que la salud mental es tendencia, pero queda mucho por hacer”.  Así nos vende su propuesta de autoyuda el nuevo promotor de la Happycracia . “Es fundamental tener a una persona que te ayude a entenderte. Es fundamental que alguien que se sienta mal y no sepa por qué busque una persona que le ayude”.

Bien sabe el oriundo de Oviedo la necesidad de ciertas guías o patrones; Ricardo Arjona ha sido “fundamental” para su carrera musical. Melendi, como muchos reconocen, se ha enjaulado en el oro de la fama como la versión más pop, de la versión pop de Joaquín Sabina. Pero se sabe, con más frases efectistas  que poéticas.  El propio Melendi,  reconoció “sin complejos”  al guatemalteco entre sus influencias; al igual que lo han influido cantautores como Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat o Pablo Milanés. “He escuchado mucho a Ricardo Arjona, por lo tanto evidentemente uno también es lo que es, más las mezclas de sus influencias”.

Y tal como Arjona le ha dedicado un par de canciones a Cuba,  y como es tendencia referirse a sus “cicatrices”,  Melendi quiso anotarse otro tema dedicado  a la mayor de las Antillas y repetir la experiencia reciente de su “guía” en el  FTX Arena, de Miami.

Antes, con “Desde que estamos juntos”,  recreó una  historia de amor de un asturiano   y una cubana. También  colaboró con Orishas en “Sastre de tu amor”. Pero ahora, con “Pan para Yolanda”, su pretensión fue mayor. Con un corrimiento de Silvio a Pablo.

El videoclip se estrenó  el pasado jueves 6 de octubre. Una fecha en que la mayoría de los cubanos rememora  el horrendo Crimen de Barbados; el ataque terrorista  contra la aeronave CU-455 de Cubana de Aviación que provocó la muerte de  las 73 personas a bordo y hondas cicatrices en sus familiares que no han sanado aún.

Ha sido presentada como una canción de amor, pero no pasa de ser un piropo. Uno menos  amoroso que los que se intercambiaron en Instagram sus intérpretes para anunciar el estreno.  Solo 8 de los 36 versos son elogios a la isla-mujer. Lo demás es pienso para engordar la narrativa  del “régimen dictatorial”  y de una Cuba precarizada por el Gobierno; no por el  injusto Bloqueo que Melendi, para enamorar a los nostálgicos y resentidos, prefiere no mencionar. Busca el like de los que encuentren en su canto “una denuncia a la situación que vive Cuba hoy”, de los cubanos  que buscaron “otra mesa/ en la ciudad que progresa…”, es decir en Miami.

Será este su mejor pasaporte para su anunciada gira Likes y Cicatrices, por los Estados Unidos. Un Tour con 7 conciertos  en total que tendrá su primera parada  el 23 de febrero de 2023 en Chicago y acabará, el 11 de marzo en Nueva York.  Con otras presentaciones en Miami, más en  Orlando, Dallas, Houston y Los Ángeles. Metrópolis  que se listan  entre las que más población latina concentran, y de cubanos en particular.

Tal vez como contó Nuviola en una  directa, su intención era  “no humillar a nadie, sino sencillamente cantar a una realidad y cantar con toda la responsabilidad de la situación que se está viviendo, pero con todo el cariño y todo el amor que se le puede dar a un pueblo que lo necesita”. Intención malograda, por la verdad que les faltó.

Deberían saber que el amor es como el sol  que abraza desinteresadamente y a todos por igual; que alumbra desde la cúpula moral de la justicia para recalar en las almas, sin distinción, y sanar sus heridas  con olas de flores blancas.  Su canción no cura, ni completa. Quedaron muy nítidos sus preferencias e intereses. Tampoco es original. Suena mucho a la vieja cantaleta de la “guerra fría” esa repetida  frase de la “bandera roja”.

“Pan para Yolanda” muestra la magra caza del español. No devela esencias ni presenta de una manera nueva lo que aquí pasa. Sabina hizo bien en llamar “postales”  a sus viñetas habaneras. Arjona reconoce en “Un puente” las complejidades del “problema cubano”.  Pero a Melendi  le perece que caza las verdades de la realidad cubana, cuando agarra una guitarra y  unas tonadas cubanas.

Ciertas ínfulas de  “gurú” psicoanalista marcan las primeras cuartetas: “Nací en el margen izquierdo/ Al otro lado del río/ Cauto siempre en mis palabras/ Lo aprendí bien desde crío”. Como  siguientes: “La protesta como un perro/ Queda de puertas pa’ dentro/ Siempre que se nos escapa/ Alguien termina mordiendo”. Un  tono conciliador, ni de izquierda ni de derecha, como pretendió hacer Arjona  con “Ella y él”   y con “El Puente”, pero que al final Melendi, ni se atreve a reeditar.

Melendi, marca de Sony Music, es uno de los  referentes del pop español. Sin una voz especial, con letras más pretenciosas que con valor literario y replicando los sonidos  y las fórmulas que otros probaron (y mejor), continúa sacando discos y  aumentando su fama. Protagoniza el calendario de música en directo en su país y ahora intenta afianzarse en nuevos mercados, como el estadounidense. Forma parte de la amplia nómina de cantantes que ha amplificado su éxito  con el impulso mediático de los  shows de talentos  tipo La Voz Kids.

Su  colaboración con Nuviola, se inscribe en su estrategia de incorporar nuevos temas, sobre problemáticas más serias y complejas.   Aunque parece  cocinada en un despacho en el que no se  hablaba  más que de "target" y "algoritmos"  para posicionar  este  “pasaporte musical”.  Por eso la carga de alusiones  y lugares comunes, que redundan hacia  el mismo sentido. Como un piropo  para los oídos de los cubanos de Miami, que le pagarían con  Likes y abarrotando sus conciertos.

Sin embargo, a tres días de  su estreno el video no llega a medio millón de reproducciones. A ciertos haters del Socialismo cubano le debe sonar  demasiado piropo y muy poco lacerante para sus gustos.


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José Ángel Téllez Villalón

Periodista cultural


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