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sábado, 23 de noviembre de 2024

De amores, canciones y mambises (II)

En Cuba, cultura y emancipación van siempre juntas...

José Ángel Téllez Villalón
en Exclusivo 04/12/2020
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El Mambi Feliu
El audiovisual fue realizado bajo la dirección de Roly Peña y con la fotografía a cargo de Alejandro Pérez

En 1892,  en la casa habanera de la patriota Marta Abreu, el joven Eduardo Sánchez de Fuentes le dio título a su famosa tema “Tu”. En  una velada en la acogedora casa de Marta y Luis Estévez, se sentó al piano el músico y comenzó a entonar una linda canción que había compuesto hacía pocos días. Cuando terminó la interpretación, una bella joven se le acercó emocionada  y le preguntó  el título de la canción, Sánchez de Fuentes le respondió sin pensarlo,…pues se llama… Tú…”. Poco después, su hermano Fernando le puso letra la que se convertiría en una de las más conocidas habaneras.

Cuando estalló la Guerra del 95, la lírica canción devino un canto épico, de amor y de esperanza para los independentistas.  Por aquel “Cuba eres tú…”,  la  mujer aludida fue identificada como la Patria. Pasó como con “La Bayamesa” dedicada a  Luz, durante la  Guerra de los 10 años, y como con “La Bella Cubana” de José White a la que un poeta, cuyo nombre hoy se desconoce, le adaptó una letra amorosa con la Matria.  Cuentan que fue  José A. Ramírez quien concibió los versos patrióticos que se cantaban con la melodía de “Tú”, con la que, acompañada con el tiple o una guitarra, se exaltó  la proeza mambisa de la invasión a Occidente.

En aquel volcán redentor, brotaron otras habaneras patrióticas. Entre ellas, “La Presa”, que según la  tradición oral, fue dedicada a una mujer que por esconder a varios mambises, fue detenida, juzgada y condenada a la pena de muerte.  En la movilización que hizo el pueblo a su favor, alguien compuso una canción habanera y se la enseñó a su pequeño hijo para que la cantara ante el Capitán General, Conde de Balmaceda. La esposa de éste, enternecida, le pidió que perdonara la vida a la madre mambisa, y gracias a ello la condena fue conmutada por cadena perpetua. Fue amnistiada luego de la Paz del Zanjón. Esta canción fue bien conocida en el ámbito de los cubanos patriotas durante las dos guerras de independencia.

Eduardo Sánchez de Fuentes, como  Céspedes, Formaros, Castillo y Perrucho, también se licenció en derecho. Su padre, el también  abogado Eugenio Sánchez de Fuentes,  fue conocido en la capital, por su prosa y sus versos publicados, sobre todo, en la revista El Fígaro. El aprendizaje musical de Eduardo Sánchez de Fuentes corrió de la mano del pianista holandés Huberto de Blanco y de los maestros Ignacio Cervantes y Carlos Eckermann.  Este último es el padre de Jorge Eckermann Rifar, creador del género llamado Clave que sirvió como punto de partida de la Criolla. Fue el director de la  orquesta del célebre teatro Alhambra donde ejerció en como flautista Luis Casas Romero, autor del también antológico tema “El Mambí” y participante en nuestras contiendas independentistas.

Con solo quince años se enroló en las filas del Ejército Libertador Luis Casas Romero. Combatió  bajo las órdenes del general también camagüeyano López Recio Loinas, quien desde el inicio de la guerra del 95 unió a las fuerzas del Mayor General Máximo Gómez, pero en mayo de 1896 se trasladó a la provincia de Oriente al frente de fuerzas camagüeyanas, para operar en las regiones de Holguín y Jíbara, bajo las órdenes del Mayor General Calixto García. Es esa región Oriental, “las selvas del Mayarí”, la que se alude en la letra de “El Mambí”. En la manigua, fue nombrado corneta de orden y se cuenta que recibió heridas de gravedad. 

¿Qué cubano no imagina y se estremece con aquel pasaje con que termina la criolla de Casas Romero?  ¿Con aquellos emotivos versos  escritos por el poeta  Sergio La Villa a solicitud del músico? “Un día triste cayó a mi lado; / Su hermoso pecho sangrando vi…”. En la que como en otras  canciones de la Cuba colonial,  la mujer amada y la Patria quedaron equiparadas: Y desde entonces fue ardiente, / Cuba adorada mi amor por ti”.  

“El mambí” fue estrenado el 21 de marzo de 1912, en el Casino Español de La Habana, por Moisés Simons (piano), José Morone (violín) y por el propio autor, Luis Casas Romero,  en la flauta. Desde entonces fue una de las canciones más populares por su lirismo y sentido patriótico. Inolvidable la versión que hiciera la notable Esther Borja. Es otra de las canciones patrióticas incluidas en el álbum Con olor a manigua, publicado por Bis Music en el 2014.

Luis Casas Romero tiene entre sus grandes méritos a favor de la cultura nuestra, haber sido el creador de un género musical genuinamente cubano, la criolla, con el tema "Carmela", de 1909.  Son de su autoría, entre  otras obras del cancionero popular, “Adiós, amor“, “Adiós al bohío” y el bolero “Si llego a besarte”. A las canciones, criollas y boleros que escribió, se suman valses y zarzuelas, danzones, marchas militares  y hasta suites y  poemas sinfónicos. Son decenas de composiciones, desbordantes  de la más limpia cubanía, al decir de Ciro Bianchi. “Compositores como él, entre creadores como Mauri, Martín Varona y Anckermann, hacen  que la canción cubana se consolide en las décadas iniciales del siglo XX y se despoje definitivamente de sus reminiscencias italianas y españolas”, ha apuntado Bianchi.

El pasado 20 de octubre, Día de la Cultura Nacional, se estrenó por la Radio y Televisión de nuestro país, el videoclip que recrea la versión de “El mambí”, que enarbolara con su voz y su guitarra el fallecido trovador Santiago Feliú, reforzada con el piano del maestro Frank Fernández.

El audiovisual fue realizado bajo la dirección de Roly Peña y con la fotografía a cargo de Alejandro Pérez. Se compone con fragmentos de una presentación de Santiaguito en la sala Covarrubias del  Teatro Nacional, coronada con una inmensa bandera cubana de fondo, imágenes bien conocidas de mambises de películas del ICAIC y unas tomas de la interpretación pianística, captadas a propósito del videoclip. Material armonizado por el editor David Lemuel, con la carga lírica del tema.  Fue producido por i4films y Colibrí, con financiamiento del MINCULT.  De la grabación y producción musical se encargó FF Sonido, con el propio Maestro Frank Fernández al frente.             

“Lo más importante de este video es el honor que hacemos a la historia y a la cultura de nuestro país” expresó un poco antes de su estreno el realizador  Roly Peña quien lo asumió con el mismo propósito que  lo ha guiado en producciones  como Duaba, la Odisea del honor  y LCB:  “Lograr el amor por lo épico”. “Lo único que vamos hacer es asentar el sentido patrio que tiene los jóvenes de hoy”; “vístanse como se vistan”, comentó, aludiendo la proyección hippy del trovador. El videoclip es también un “homenaje merecido a Santiaguito”. “Era un tipo con una profundidad patria, en el sentido del nacionalismo cubano que todos lo conocimos”- afirmó Peña.  “Es una lástima, porque lo conocí, le hubiese gustado hacer este video”- expresó Alejandro Pérez a razón de no poder contar con imágenes de su interpretación del tema.  

Son estas, otras pruebas de una dicha  bien cubana, aquí, cultura y emancipación van siempre juntas.


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José Ángel Téllez Villalón

Periodista cultural


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