¿Qué sería de nosotros, los adictos a los libros, cuando queremos leer un clásico que no está en nuestra lengua materna si no existieran los traductores? Aunque sabemos que un traductor no solo se dedica a facilitarnos la lectura de obras en distintos idiomas fue de esta manera que surgió el oficio.
San Jerónimo de Estridón fue un célebre estudioso del latín. Este señor dedicó gran parte de su vida a traducir a ese idioma la Biblia. El sagrado documento estaba en griego y hebreo en su edición original y San Jerónimo realizó, a partir del año 382, una versión que se le llamó Vulgata Editio, lo que significa Edición para el Pueblo. En homenaje a este traductor, considerado el primero del gremio, el 30 de septiembre, día de su muerte, se celebra en todo el mundo el Día de la Traducción.
Esta fecha fue establecida para conmemorar el trabajo de los traductores cuando la Federación Internacional de Traductores, creada en París en 1953, decide luego, en 1991, establecer un día para homenajear el trabajo de estos profesionales. Aunque no fue hasta 2017 que la Organización de Naciones Unidas, en su Asamblea General, aprobó bajo la resolución 71/288 el 30 de septiembre como Día Internacional de la Traducción.
A pesar de que se dedique una fecha especial para el trabajo de un traductor tenemos este oficio a diario más cerca de lo que pensamos. Existen por definición varios tipos de traducción: literaria; jurada, que tiene que ver con documentos oficiales y/o legales; divulgativa, que es la relacionada con el periodismo y la información; científico-técnica; jurídico-económica, que incluye la rama de las finanzas. Pero estas son solo las traducciones escritas, podemos encontrar además las orales y de interpretación, como los doblajes para cine, la traducción de videojuegos y todo tipo de artículos de Internet.
Debemos tener en cuenta que la traducción no es un acto de cambiar una palabra por su igual en otro idioma, pues existen frases “intraducibles”, las que llamamos frases idiomáticas que son dichas en diferentes lenguas y no se pueden traducir tal cual. Pongamos el ejemplo de “pan comido”, en español esto significa que algo es muy fácil de hacer. En caso de que deseáramos traducir la frase al inglés sería algo como “piece of cake”. Si lo traducimos tal cual quedaría como “pedazo de tarta”, lo cual en español no significa nada. Entonces podemos darnos cuenta que el traducir va mas allá, es un acto de interpretar y conocer los idiomas a la perfección, las expresiones, las entonaciones, la cultura de la lengua, lo que hace de esta profesión el arte de la palabra universal.
Como todo cambio en el mundo, la aparición de la Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) ha afectado también el trabajo de los traductores. Los debates en torno a este fenómeno se han hecho extensivos a raíz de la aparición de programas automáticos para traducir. Un software, aunque existen unos muy profesionales con inteligencia artificial, nunca va a sustituir la interpretación humana de un idioma a otro, por lo que el gremio discute para aunar esfuerzos máquina-mente humana y llegar a un mejor ejercicio de comunicación intercultural.
La Federación Internacional de Traductores cuenta con cien asociaciones que representan a más de 80 mil traductores de 55 países y tienen como misión promover esta profesión, crear conciencia, bajo el lema “Traducción y diversidad”, de que el conocimiento de la lengua puede abrir caminos entre los seres humanos, puede hacernos compartir y preservar nuestros idiomas a la vez que nos une en un mundo cada vez más tecnológico y alienado.
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