//

martes, 19 de noviembre de 2024

Preguntas equivocadas

La magnitud de un huracán de gran intensidad sobrepasa la capacidad de respuesta de todas las naciones subdesarrolladas...

José Armando Fernández Salazar en Exclusivo 13/09/2017
0 comentarios
Galeria Irma, lunes
Solo quien ha llegado a la casa destruida de un campesino sabe qué se tiene que escoger entre la crónica “de premio” o la información útil.

Compartimos este post en Facebook de nuestro colaborador José Armando Fernández Salazar a propósito del paso del huracán Irma por Cuba:

ESTO NO ES UNA MUELA

Otra vez por ahí se pone en entredicho la cobertura que realizan los periodistas cubanos (todos) por el azote del huracán Irma. No siento que me caiga ninguna de las etiquetas que nos imponen pero me molestan las preguntas que se hacen y se obvian otras más importantes.

Con los vientos de Irma a punto de llevarnos la sonrisa la gente dedicaba chorros de megabites preguntando por Rubiera. Luego cuando la desgracia cayó como ave negra sobre miles de familias, no sin cierto morbo, otros claman más historias de desastres, más dolor y se especula de que nos han prohibido hablar del dolor y ser positivos.

Solo quien ha llegado a la casa destruida de un campesino sabe qué se tiene que escoger entre la crónica “de premio” o la información útil. A mi particularmente, y quisieran que me excusaran por el tono personal de las siguientes líneas, me apena extraordinariamente sacar a un damnificado de las faenas para levantar su hogar para arrancarle una anécdota sensacionalista. Me apena robar su tiempo, tomar su agua o aceptar su comida cuando no puedo arremangarme la camisa y ayudarle a apartar la basura y levantar su hogar. Mi diatriba ética en ese momento es: ¿qué es más importante para este hombre o mujer: lanzar al espacio público sus desgracias (que pronto será olvidadas) o ayudarle realmente? A veces uno tiene el instinto de dejar lo que lleva para el viaje o ponerle al alcance la información y la esperanza que necesitan luego de días de desasosiego sin corriente, sin agua y con pocos alimentos.

No es que existan respuestas erróneas a preguntas como ¿por qué sale más por la TV o el periódico tal o más cual lugar?, como si se tratara de un espectáculo deportivo. Es cierto que hay irresponsabilidad, morosidad de las autoridades, indisciplinas de los habitantes, pero la magnitud de un huracán de gran intensidad sobrepasa la capacidad de respuesta de todas estas naciones subdesarrolladas. Claro, en los países ricos dentro de un mes el paisaje será el mismo y hasta habrá un crecimiento en la economía.

Es que las preguntas son las equivocadas. Habría que cuestionarse por qué si los países pobres son los que menos contaminan son los más vulnerables luego al cambio climático y la falta de compromiso de los poderosos no es solo con el Protocolo de París (con compromisos irrisorios, por cierto) sino también con la propia ayuda que luego necesitan esas naciones.

No crean que en el Caribe correrán mares de inversiones para el verdadero desarrollo sostenible de estos lugares. El apuro será para restablecer la infraestructura hotelera a tiempo para la alta internacional invernal. Porque después que se pierda el interés por la tragedia natural estos sitios volverán a ser tan anónimos y olvidados como lo fueron hasta ahora (remember Haití). Por eso la pregunta más importante quizás sea qué tenemos que hacer para que no vuelva a pasar.


Compartir

José Armando Fernández Salazar

Para mí no hay nada mejor que estar con los que quiero, riendo y escuchando a los Beatles


Deja tu comentario

Condición de protección de datos