El cúmulo de tareas y la importancia que constituye el contenido de trabajo del Ministerio del Interior es tal, que no resulta fácil sintetizarlas en pocas palabras, decía Fidel el 6 de junio de 1971, en el acto conmemorativo del décimo aniversario de la creación de ese organismo.
En aquel teatro de la CTC acotaba que las tereas de las mujeres y los hombres del MININT se caracterizan por ser una lucha incesante del pasado, del presente y del futuro.
Cuando por algún momento inicial la actividad fundamental de quienes integraban las filas de ese Ministerio se resumía, fundamentalmente, en la lucha contra los rezagos del capitalismo, Fidel alertó que otras metas centrarían sus funciones y compromisos.
Así ha sido durante estos 59 años de intenso velar y trabajo diario por el bienestar y la tranquilidad del pueblo, que es la máxima de los trabajadores del MININT en todo el país.
Hoy la situación es compleja, razonable pero compleja. Difícil para todos: para ellos y para el pueblo. El mundo enfrenta una pandemia que vino a detener nuestra rutina e hizo que en muchas naciones tuviera que elegirse quién respiraba o no.
La COVID-19 en Cuba nos puso a quedarnos en casa, a cambiar nuestras actividades, a gestionar una calma que comúnmente no tenemos, a salir a la calle con nasobuco o mascarillas que a veces se olvidan por falta de costumbre y que por algún tiempo quedará como un atuendo más del vestir. En ese ir y venir de las personas en busca de lo necesario para vivir han estado los policías y todo el equipo del Ministerio del Interior.
El trabajo ha sido de enfrentamiento a las ilegalidades y por la imposición de la razón de acuerdo al momento que vivimos todos. Han organizado colas en las tiendas, han velado porque los padres no salgan a la calle con sus hijos pequeños, han detenido a oportunistas y han llegado a los lugares donde otros viven del “invento”, del trabajo por la “izquierda” que nunca está justificado y que seguramente es una de las metas a las que se refería Fidel aquel lejano 6 de junio.
En los años venideros, decía Fidel aquel 1971, junto con la lucha frente a la contrarrevolución, debe ocupar un lugar fundamental, un lugar igualmente importante, un lugar igualmente decisivo, la lucha frente al delito común, la lucha frente a las actividades antisociales.
Aclaraba que la lucha contra el delito en nuestra sociedad no es, ni mucho menos, función o tarea exclusiva de los funcionarios de orden público. “¡La lucha contra el delito es, en primer lugar, una tarea de todo el pueblo, una batalla de todo el pueblo!”.
Ha sido el propio pueblo quien ha convocado a la policía para controlar la distribución de productos más necesitados, sobre todo, aquellos primeros días de la COVID-19, cuando la carencia y el susto nos ponía en jaque. Había quien llegaba a la casa en cero, sin nada, luego de una cola interminable que empezaban desde la madrugada; pero cuando no resolvíamos, el vecino, que no cree en circunstancias, nos pasaba un poquito de algo, lo que fuera, y nadie se acostaba sin comer.
“Creemos sinceramente, compañeros y compañeras, que ustedes tienen delante un trabajo muy importante socialmente, un trabajo que es duro y difícil, pero un trabajo muy honroso, un trabajo del cual el pueblo espera mucho”, aclaraba Fidel casi al final de su discurso aquel 6 de junio de 1971, distante en el tiempo, pero tan real como esta batalla que le ganaremos a la pandemia.
Hay hombres y mujeres que cuidan la Patria cuando todos dormimos. Hay hombres y mujeres que no descansan y que por el trabajo dejan a sus familias, no celebran los días señalados y no pueden planificar algo extra del trabajo porque hay labores que nunca paran. Seguramente las mujeres y hombres del MININT tiene poco tiempo para hacer otras actividades además de defender la revolución: tarea noble que el pueblo agradece.
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