Hace unos días iba en la guagua A65 y una estudiante de politécnico —lo deduje por el uniforme que llevaba— le pidió a una señora que tirara un vaso desechable por la ventana, ya había terminado su helado. La mujer firmemente le respondió: “Yo puedo hasta llevarlo en la mano, pero no lo arrojaré a la calle”. Enseguida se escuchó una voz desde atrás: “¡Ven, dámelo!, ¡yo sí lo hago!”. Era otra joven que inmediatamente lo lanzó sin ningún miramiento. En ese momento muchos comenzaron a debatir lo sucedido. Fenómenos como estos no responden a edad, sexo o jerarquía, solo dan la medida de la baja cultura ambiental, la irresponsabilidad y la falta de respeto con el orden y bien públicos de algunos ciudadanos.
Especialmente en estos días se nos llama a la conciencia. Ya no se trata solo de lavar con frecuencia nuestras manos, de desinfectar el transporte público, de evitar aglomeraciones y de asistir inmediatamente al puesto de salud más cercano cuando nos percatamos de algunos de los síntomas relacionados, sino de estar preparados ante cualquier situación epidemiológica.
Entonces, cabe reflexionar sobre el entorno citadino, donde continúan los vertimientos de desechos sólidos y en cualquier esquina se forman los basureros con una rapidez increíble. Además, habría que sumarle los papeles que se arrojan en la vía. Una parte de la población, la menos juiciosa, ha optado por el facilismo de “si todos lo hacen, por qué yo no”. Y esta cuestión daña no solo el ornato público, sino que tiene implicaciones en la salubridad de la ciudad.
Si en algún momento, como transeúntes, adoptamos una actitud pasiva ante acciones supuestamente “no tan graves”, lo que está sucediendo en el mundo con el SARS COV-2, causante de la enfermedad Covid 19, nos llama a la reflexión ciudadana, muy a tono con las medidas que ha implementado el Gobierno de La Habana que responden al movimiento popular “Por una Habana más bella, limpia y saludable” que entraron en vigor el 1ro. de marzo pasado, de acuerdo con el Reglamento de Ornato de la Ciudad:
DESDE LA RESPONSABILIDAD DE LA EMPRESA ESTATAL…
El Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez hacía una reflexión necesaria en la clausura del 4to. periodo ordinario de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular: “¿De qué valen las obras por los 500 de La Habana, que han engalanado a la capital, si la higiene de la ciudad vuelve a desaparecer entre montañas de basura?”.
Reinier Arias, subdirector general de la Dirección de Servicios Comunales de La Habana explicó el reto que tienen por delante y cuáles serán las acciones que se llevarán a cabo desde esta empresa: “Se plantea recoger y trasladar diariamente los 23 800 metros cúbicos de desechos que generan más de 2,1 millones de habitantes de la urbe, y una población flotante de alrededor de 500 000”. Asegura que la intención no es aplicar multas, sino de crear conciencia en la población. Pone de ejemplo que, con las nuevas medidas, al que tire un cucurucho de maní en la calle se le podrá aplicar una multa que oscilará entre 150 y 300 CUP.
Una excelente iniciativa de la provincia de La Habana fue la nueva estructura de los servicios comunales, que busca resolver la situación de la recogida de los desechos sólidos urbanos. Actualmente, cada uno de los 15 municipios de la capital tendrá una Empresa de Comunales, que facilitará la integración de recursos, personal y esfuerzos dedicados a esa labor de higienización.
Otros aspectos también favorecen el cambio. Entre ellos se encuentra la materialización de la integración al Programa de Desarrollo Económico y Social del Gobierno de Japón para Cuba, dentro de la modalidad de la Asistencia Financiera no Reembolsable, en la Unidad Provincial de recogida y disposición final de la basura de La Habana. Como resultado de este proyecto se donaron al Consejo de Administración Provincial de la capital equipos por un valor de diez millones de dólares aproximadamente, que contribuirán al saneamiento de la ciudad: 40 camiones de volteo, 32 catolinas de dos tipos, 25 minicargadores y 30 camionetas de techo rígido.
…HASTA EL COMPROMISO CIUDADANO
Aunque las anteriores medidas se circunscriben a la capital, cada territorio dentro de proyecciones de trabajo deberá tener en cuenta este tema, ahora que se prevé mayor capacidad de gestión y autonomía, según lo estipula la nueva Constitución de la República de Cuba.
El Decreto No. 201, De las infracciones contra el ornato público y la higiene comunal en la Ciudad de La Habana, de junio de 1995, ya hacía referencia a la necesidad de aplicar sanciones más severas por las contravenciones contra el ornato público y la higiene comunal. Así que más que alarmarse ante las cuantías de las multas, la población debe mostrar disciplina y cumplir con lo que está establecido. Las cuotas de las multas no educan, eso lo sabemos.
En la actualidad se están viendo los cambios. Lo afirmo por el gran movimiento de higienización en el reparto donde vivo: Camilo Cienfuegos, La Habana del Este. Pero hay cuestiones que, desde el sitio web de Cubahora, los foristas han puesto en el tintero: ¿Contamos con un cuerpo de inspectores que hagan cumplir las regulaciones? ¿Cuáles serán las tarifas para la recogida de escombros? ¿Qué plazo mediará entre la solicitud y la prestación del servicio para que el ciudadano pueda reclamar su derecho?
“Los inspectores deben ponerse en lugares estratégicos, en los más concurridos, para ver si se mete en cintura el desparpajo que hay con la limpieza de nuestra bella y vilipendiada capital” decía un forista. A lo que otro agregó: “El cuerpo de inspectores tendrá que ser bien grande y exigente para poner orden en cada rincón de nuestra ciudad, comenzando por comunales y la recogida de desechos regularmente, para evitar los vertederos, los tanques llenos y abiertos y las bolsas en el piso”.
“No hay suficientes cestos, se pueden caminar cuadras y no aparece ninguno”, reflexionaban, y otro más estricto planteó: “Hace falta que sean mucho más rigurosas, que los que las violen se vaya sin un centavo, cero, nada de nada”. “La salud de la población no es solo problema de los hospitales, médicos y consultorios. Ahora, por ejemplo, China ha demostrado que la higiene ha sido la mejor medicina para contener el coronavirus”, opinó un colaborador cubano que hoy presta sus servicios en el gigante asiático.
“Ya era hora que la sociedad cubana retomara sus buenas costumbres, una lástima que sea de esa forma, a base de multas, pero debemos ser capaces de mantener una buena educación social y reguardar los valores”, sentenció una forista.
Al final, estos son pasos que responden a una solicitud de la dirección del país. Esta es una forma más de ponernos a #PensarComoPaís, de acabar de abandonar la actitud conformista de meter en saco roto los problemas, esos que no dependen de factores externos. Hoy La Habana nos sigue inspirando, así como en algún momento lo hizo con poetas, músicos o pintores, ¿haremos de oídos sordos? Pensemos en nuestra ciudad que hoy se encuentra expectante ante el Covid-19, y comencemos a actuar para lograr calles limpias y seguras. La higiene comunal, de la capital y de toda Cuba, sí es un problema de todos.
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