Como el arroyo camino al mar, los seres humanos emigran del campo a la ciudad. Gota a gota. Así se forman los pueblos, crecen, se convierten en urbes. ¿Cómo evitar el caos? ¿Qué reglas organizan el concierto urbano?
Un aproximado de 55 % de la población mundial vive en la ciudad. La cifra aumentará. Así lo afirma un nuevo informe de las Naciones Unidas.
Mientras las ciudades cubanas acogen al 76.9 % de los cubanos, La Habana como ciudad capital posee la mayor población urbana del país. Los retos asoman su rostro por todas las esquinas.
Nadie anda de brazos cruzados. El Plan de Acción Nacional para la implementación de la Nueva Agenda Urbana en Cuba 2017-2036 mereció el Pergamino de Honor del Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat) 2018. Cuba es el único país latinoamericano con tal reconocimiento.
A nivel micro el Plan Maestro para la Revitalización Integral de La Habana Vieja brinda coherencia a la rehabilitación de la parte más antigua de la ciudad. Aborda seis temas principales: suelo urbano y economía local, vivienda, equipamiento comunitario, espacio público, redes de infraestructura, medioambiente.
En La Habana Vieja viven 967,7 habitantes por kilómetro cuadrado y por su historia deviene centro cultural a proteger. Sin embargo, no es el único. Centro Habana es el municipio cubano más densamente poblado y demuestra un notable deterioro en sus edificaciones, igual que la populosa Calzada de 10 de octubre, del municipio homónimo.
Ya Mario Coyula, el gran arquitecto, alertaba a este sitio web sobre las posibilidades de una Habana destruida y dantesca. Sin embargo, no son necesarios especialistas para notar las violaciones más comunes. Vecinos construyen y roban espacio del área común. Una reja entorpece el paso común. Cada quien tiene una espinita muy cercana.
La ciudad como espacio vital depende en sí de sus ciudadanos —y el sincero apego que sientan hacia ella— pero también de instituciones capaces de articularse en pos de un objetivo común: salvar, conservar o rehabilitar la ciudad.
Depende sí de la conciencia, del interés, del respeto o la propia empatía de los ciudadanos hacia sus vecinos o la propia comunidad. Y ahí cuando se espera el mejoramiento del ser humano —una máxima muy martiana y bella— se permiten idénticas violaciones a personas jurídicas.
A esto súmele los llamados “llega y pon”. Las olas migratorias de otras provincias del país forman barriadas con las peores condiciones de vida y sin ningún tipo de consideración urbanística, hay urgencias mayores, digamos. ¿Cómo organizar el desorden? Se sabe que el tema es bien complejo. Sin embargo, el ordenamiento territorial y el urbanismo no son asuntos para guardar en las bibliotecas o publicaciones científicas de gran calibre. Son ideales para sacarlos a la calle, a la ciudad. ¿No es ese su objetivo?
Nuestra ciudad, La Habana, tiene valores y personalidad propia, alabada por Gabriel de la Concepción (Plácido) o Alejo Carpentier. ¿Es La Habana solo su casco histórico?
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