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viernes, 15 de noviembre de 2024

Honrar la hermosísima casualidad

Ese es el secreto para que no se entumezca el deseo de ser: avanzar cada día por algo, hacia el horizonte; y a la vez, disfrutar el trayecto, que es irrepetible...

Yeilén Delgado Calvo en Exclusivo 30/06/2018
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paso del tiempo
La existencia es pícara y le gusta sorprender.

Mi amigo y yo nos conocemos desde que empezamos a estudiar Periodismo, y la simpatía mutua creció por los caminos desandados. Una hermosa entrevista para nuestras respectivas tesis, el primer centro de trabajo, una investigación inolvidable por bateyes caídos en el olvido… las insatisfacciones, las alegrías, los alientos… fueron retazos de vida que dibujamos por el mismo sendero.

Con los años han venido los alquileres, las mudanzas y, para él, la maravilla de un hijo que lo puso y pone patas arriba de felicidad todos los días. Ahora nos encontramos poco y nuestras conversaciones de chat tienen un poquito de nostalgia, aunque aún no cumplimos 30 años. ¿No te sientes extrañamente adulto?, le pregunté hace poco. Sí, me dijo, y me habló de lo que había pasado desde el primer pie puesto fuera de la universidad y de cómo todo cambió a la vertiginosa velocidad de lo cotidiano.

La existencia es pícara y le gusta sorprender: un día eres una adolescente solo preocupada por los exámenes de fin de curso, y al siguiente descubres las canas en el espejo, y ciertas marcas en la piel del cuello, y tienes más pendientes que horas en el reloj. En medio de las transformaciones del cuerpo y de las responsabilidades crecientes es muy fácil ceder a la melancolía por el tiempo ido, a la impotencia por las libertades pasadas, al enojo contra los más jóvenes (como si para todos, el tiempo no fuera igual de exacto en sus obligaciones)…

Pero la receta principal para aceptar cada etapa de la vida, creo yo, es amarse mucho una misma y la historia que está forjando; solo así se podrá decir la edad en alta voz, con la seguridad de que cada año cumplido es una victoria sobre el azar que a tanta alma noble arrebata de esta tierra.

La cuestión no es sentirse joven, sino vivo: se pueden superar los 40, los 60, y hasta los 80, y aceptar esos años sin amargura ni conservadurismo, con la convicción absoluta de que la unión de un espermatozoide y un óvulo es una casualidad hermosísima que deriva en un resultado único, que hay que honrar con limpieza de espíritu.

Los comentarios de los usuarios de Cubahora, en el foro ¿Qué te hace sentirte joven? hablan de sencillas acciones y actitudes que arropan el ánimo e impulsan: disfrutar a los hijos, a la familia; aportar algo nuevo todos los días, soñar, recordar, sonreír, compartir el bien, ser útiles; el optimismo, el buen humor, el arte…

No se marchita quien acuna la felicidad, y ella rezuma de los detalles; así lo sabe Celia, que se siente rejuvenecer “cuando mi esposo me mira con complicidad”. Y Alejandro, cuyo método consiste en “aceptar el paso del tiempo y preparar la vida rumbo a los cambios”. Martha cree que la juventud es una actitud: “atraer los sentimientos de amor por la vida”. Con el nombre de la poeta Emily Dickinson, escribe también en el foro sobre las razones para saberse joven: “porque creo en el futuro, porque tengo esperanza… porque cuando cierro el día me planteo una nueva meta”.

Ese es el secreto para que no se entumezca el deseo de ser: avanzar cada día por algo, hacia el horizonte; y a la vez, disfrutar el trayecto, que es irrepetible. Somos apenas partículas en un universo inabarcable, que esa certeza nos dé tranquilidad para equivocarnos y ansias para conquistar.


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Yeilén Delgado Calvo

Periodista, escritora, lectora. Madre de Amalia y Abel, convencida de que la crianza es un camino hermoso y áspero, todo a la vez.


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